Las
leyes que impiden que los animales puedan ser usados en circos y otros
espectáculos están siendo aprobadas en numerosos estados y ciudades.
Esto responde a la evolución del pensamiento de las sociedades que, a
diferencia de las de hace un siglo atrás, están formadas por personas no
sólo con una mayor conciencia en el trato que damos a los seres vivos,
sino también a la evolución del conocimiento que tenemos sobre los
animales. ¿Puede permitirse Catalunya quedarse atrás?
Semana
sí y semana también, los medios se hacen eco del imparable avance de la
conciencia, al menos, en lo que al trato que damos a los animales se
refiere: las leyes que apuestan por un circo sin animales se van
aprobando en una escalada que no tiene fronteras. Las noticias llegan de
países de los distintos continentes, lo que ayuda a que la realidad de
los animales explotados en circos pase a ser pronto un capítulo de la
historia, una historia del pasado que -como tantos otros pasajes de la
misma-, no nos enorgullecen como especie. Catalunya está a punto de dar
el primer paso para sumarse a esta corriente imparable, votando el 7 de
mayo la aceptación a trámite del texto presentado por LIBERA! y FFW de
reforma de la Ley de protección de los animales
Y
es que no se entiende que las prohibiciones de utilizar animales a los
circos no hubiera llegado a Catalunya, siendo como es, referente mundial
en la defensa de los animales a través de las políticas públicas que no
son otra cosa que el reflejo del sentir mayoritario de la sociedad.
Estas
políticas públicas no son sólo un orgullo para los ciudadanos y para el
Parlament que tan acertadamente las aprobara, sino que implican también
una responsabilidad política: la de defender lo conseguido, y la de
continuar ejerciendo en sede democrática, como lo es el Pleno de
Parlament, la implementación de políticas que son las que sociedad
demanda.
No
hay nada más vivo en este momento que la Ley de protección de animales
de Catalunya, que es sometida periódicamente a revisiones para
actualizarla y conseguir que ésta crezca y abarque cada vez una mayor
consideración hacia los animales. Acompañada por un Código Civil que
reconoce a los animales “como entidades diferentes a las cosas”. Y esta
vez, con el tema que nos ocupa, el de los circos, Catalunya no puede
darse el lujo de llegar tarde. Estamos en el momento histórico exacto
para dar este paso. Catalunya ni es la primera ni será la última en
prohibir a los circos la utilización de animales.
Mucho
se hablará en estos tiempos de otros temas tratando de relacionar esta
actividad parlamentaria y democrática (para la que el Parlament tiene
todas las competencias) con un sentimiento pretendidamente antiespañol
por parte de muchos medios que ven, en cada avance que damos por los
animales, una excusa para destilar su odio anticatalán. Esa “película”
ya la vimos cuando se votó la abolición de las corridas de toros en
Catalunya, argumentos que aún se siguen fogueando desde determinados
(muy determinados) sectores políticos. No hace muchas semanas atrás
Esperanza Aguirre nos “deleitaba” con un resumen del catálogo de la
demagogia en este sentido. Pero cuando empecemos a escuchar y leer estos
despropósitos deberíamos preguntarnos qué tienen en contra de España
todas estas ciudades y países del mundo que ya han prohibidos los circos
con animales: http://www.clac.cat/cat/lliures-danimals-en-circs/
(*) Foto realizada por Libera!
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