Déjate de cuentos.
Al lobo se le mata por dinero.
Mucha pasta manchada de sangre sagrada de lobo. La caza del lobo en
España es un negocio sucio que enriquece a unos pocos y empobrece a
todos.
El actual sistema de precintos permite que, disponiendo
de uno, usted pueda abatir los que le de la gana. Nadie controla, todo
vale. Corrupción y corruptos en la salvaje España.
Además, cazar un lobo ibérico sería una quimera para cualquier cazador si no fuera porque la Junta de Castilla y León se lo pone muy fácil,
saltándose su propia Ley de Caza. Prohibidos los atrayentes por ley
para que la pieza no sea engañada ante el punto de mira del cazador, los
cebaderos son en cambio una seña de identidad de esta modalidad
tramposa y odiosa.
Sin haber apretado usted un
gatillo en su vida, el guarda o el celador le pondrán el lobo a huevo y
podrá matarlo sentado, cómodamente, al estilo de un dictador que
observara las ejecuciones que él mismo ordenó desde el palco.
Burros rematados in situ, ancianos caballos, ciervos y perros a los que
después de despojarlos del microchip se les pega un tiro son cebo
habitual para atraer al lobo y ponerle a las mismas puertas de la muerte
y con la cola entre las patas.
Ni deporte, ni ética,
ni moral, ni el mas mínimo pundonor. El gran súper predador de la fauna
ibérica es asesinado mientras come carroña en un acto tan ilegal como
macabro.
Así cada año.
Así desde hace lustros.
A las afueras de pueblos como Mombuey o en las inmediaciones de
Villardeciervos, olor a muerte en esos barrancos donde los matarifes, de
forma despectiva, llaman al lobo “perro".
El Gobierno castellano-leonés sigue en sus trece y dice que todo esto es normal y lógico. Defiende un modelo mafioso diseñado a medida para señoritos y pura casta financiera.
La broma de matar a un lobo entre cebos, propinas, el propio trofeo y
otros "extras" no va a salir por menos de 10.000€, es decir, que esta es
una modalidad de caza que no enraíza ni de lejos con el mundo rural y
que sirve tan solo a los intereses de un cierto sector económico y
social. Más o menos del estilo, y sin querer parecer demagogo, de los
repeinados cabrones que han llevado a la banca a la quiebra y a España
tras ella.
Hay que ser mala gente para hacerse los
fuertes en un tema como este. Tomarse este asunto global como algo
personal y sentenciar sin miramientos, como macarras de bareto,
resoplando como chulazos sin rumbo. Desaprovechar la oportunidad de
proyectar una imagen de modernidad y respeto a la naturaleza, y seguir
con la fiesta de las momias cazadoras.
La Junta de Castilla y León se suicida con las mismas dos balas con las que
pretendía partir los corazones de Almeida y Viriato, los dos lobos que Lobo Marley consiguió indultar con el apoyo de miles de españoles,
acudiendo, previo pago, a la anacrónica subasta de vidas de lobo que se
da desde el franquismo en la Sierra de la Culebra. En lo único que
acierta la Junta de Castilla y León es en sus miedos. Estos suicidas a
los que pagamos el salario saben que, de haber dado su brazo a torcer,
Lobo Marley les hubiera obligado al cambio histórico: ni un lobo muerto
más en la Sierra de la Culebra.
Lobo vivo vale más
que muerto. Desarrollo rural vinculado estrechamente a esta joya de
nuestra fauna. Futuro radiante basado en la observación y el disfrute de
la naturaleza. Así de sencillo.
Pero su tino es como sus miras: corto, muy corto.
Les gusta matar y matar.
¿Cómo volver a subastar este año la vida de los lobos en La Culebra, sabiéndose ya expuestos a la mirada de todo el mundo?
Gracias al trabajo constante de Lobo Marley, las cosas han cambiado en
el poniente castellano y ahora el debate ya es público y notorio. Se ha
roto el silencio y se han iluminado los cementerios de lobos. Ahora el
ciudadano sabe ya cómo funciona la mecánica y quién se beneficia con los
mataderos.
España también sabe que, aunque el lobo
no tiene dueño, es de todos. Para empezar, clama respeto para estos dos
ejemplares por los que llegó a pagar 10.000€ a través de una cuestación
popular. Y para la especie en su conjunto: pedimos urgentemente la catalogación del lobo como especie protegida en todo el territorio nacional.
Pusimos nombre a estas dos criaturas. Buscamos apego y cercanía en un
tema que, por doloroso, a cualquier ciudadano le parece lejano e
insoportable.
Almeida es una lobita portuguesa y Viriato un lobete zamorano.
En la Raya se conocieron y en ella iban a encontrar la muerte odiosa de
la mano de los hombres traidores, de no ser, una vez más, por la
actuación certera de Lobo Marley.
Para nosotros,
desde el principio, este era el plan. Cambiar entre todos la historia de
la Zamora lobera creando un símbolo viviente. Hacer visible el debate
ético que subyace entre pinares y llanos. Poner nombre propio a la
oscura generalidad que mata y mata.
Esta operación ha
sido infalible de principio a fin. Potente, verdadera y respetable, por
el amplio apoyo social que ha tenido y tiene. Seres humanos que,
conmovidos ante la masacre anual, se organizan, se expresan, luchan por
lo suyo, se implican. Y el lobo como epicentro de tanto tesón.
Como contraste, unos políticos agonizantes, más pendientes de su culo
que del patrimonio natural de todos. Es de libro, por mucho que nos
hubiera gustado que fuera de otro modo: pábulo nos han dado los
gerifaltes del medio ambiente castellano-leonés para redondear este
cuento maldito y predecible. También los orcos y demás criaturas que,
desde el patrioterismo más patético, han concebido todo este proceso de
defensa de la naturaleza como un ataque a Zamora, los zamoranos y la
madre que los parió.
Nos animan a seguir, pues
estamos convencidos de que son muchos más los castellano-leoneses, hijos
de Zamora o de otras provincias, que aman a su tierra con el lobo a
salvo, que los casposos secuestradores del futuro de esas benditas
tierras, que son a la par roñoso lastre.
Lobo Marley
ha vuelto a actuar en la zona entre el lunes y el martes pasado.
Motosierras y hachas han desguazado más y más casetas de la muerte. No
nos dejan otra. No había tiempo que perder.
Como lobos, discretos e implacables, hemos destruido las casetas que estaban ya preparadas para matar a Almeida y Viriato en esta misma semana.
Nos hemos encargado de que en esos lugares este año no se maten más
lobos, pues a finales de febrero acaba la época de caza del lobo
ibérico.
Además de destruir las chabolas que
ilegalmente se construyeron, Lobo Marley siempre se encarga de rociar la
zona de las carroñas, puestas para atraer a los lobos que van a ser
cazados, con un repelente de fabricación propia e inocuo para el medio
ambiente.
Ni un incauto lobo volverá a caer en la trampa de estos malditos si un equipo de Lobo Marley ha pasado por allí.
Sin miramientos y con una única función: devolver la paz y la
tranquilidad a esos territorios y a sus habitantes mas débiles. Así
funcionamos.
¿Perjudicados por estas acciones? Si, muy pocos pero con nombre propio:
Gesturcaza y Eduardo Blanco, su administrador.
Esta es la empresa que factura al año varios cientos de miles de euros a base de freír a tiros a nuestros últimos lobos
en Castilla y León. Este chiringuito cinegético, mimado por la Junta,
gestiona decenas de miles de hectáreas en las inmediaciones de la
Reserva Regional de Caza, y la caza del lobo es un filón para ellos.
Todo en B.
Enormes cantidades de dinero en las que al cazador le cobran hasta por respirar sin que haya factura alguna de por medio.
Eduardo Blanco fue guarda pero prosperó muy aplicadamente. Tanto, que
hoy es la cabeza visible de un emporio cinegético que encuentra
cobertura y amparo en la Consejería así como en la Federación Zamorana
de Caza, que son, para entendernos, el papá y la mamá de la criatura.
Además de responsable de la muerte (legal e ilegal) de cientos de lobos,
Eduardo Blanco es quien diseña para la Junta de Castilla y León los
planes cinegéticos anuales de la provincia de Zamora. O sea, vergonzoso y
asqueroso todo.
Si alguien precisa de más datos, que los pida.
Lobo Marley no solo conoce el territorio a la perfección, y por eso
actúa con tanta eficacia, sino que tenemos conocimientos varios y
atesoramos mucha información sobre ilustres cazadores que a través de Gesturcaza ejecutan su ritual: abandonar raudos y veloces sus Consejos de Administración para desestresarse cada año partiendo en dos con su gran calibre la columna vertebral de un lobo ibérico.
Nosotros somos gente de acción y tenemos visión y misión. No queremos
ni aceptamos subvenciones. Nos apoyamos en nuestros socios y nuestra
independencia y nuestra libertad nos hacen actuar y ser como lobos.
Amamos Iberia y estamos convencidos de que Zamora necesita personas
vocacionales en defensa de su esencia y de su historia natural.
Incluso los pastores están con Lobo Marley, y nos lo hacen saber. Están
hartos de que pseusindicatos mentecatos, como COAG, ASAJA o UPA los
utilicen como armas arrojadizas para guerras políticas que ni les van ni
les vienen. Saben que, como ellos, el lobo ibérico está en peligro de
extinción.
Hasta hay cazadores que han de darnos la
razón ante sistemas de caza alejados de lo que ellos consideran “la
caza”. Queriendo desmarcarse de estos escopeteros, empiezan ya a
discrepar entre ellos después de cada acción de Lobo Marley, que actúa
en contra de nadie y a favor de todos los amantes de la naturaleza.
Despellejar al lobo entre gin-tónic y cubata, como despojo de cacería,
es alta traición.
Nada se me antoja, en estos tiempos de más perdidas que ganancias, que defender a nuestros últimos lobos ibéricos con todos los medios a nuestro alcance. Por Zamora, por España, por el mundo de todos.