Tras
cinco años sin corridas en el municipio de Eibar, el actual alcalde
socialista Miguel de los Toyos, ha decidido retomarlas, aunque la plaza
de toros necesite grandes remodelaciones que supondrán una sustanciosa inversión económica.
Para la reapertura de la plaza, el Reglamento de Espectáculos
Taurinos del País Vasco, exige un certificado de un arquitecto técnico
en el que se haga contar de forma clara 'que la plaza de toros reúne las
condiciones de seguridad y solidez precisas para la celebración del
espectáculo que se trata’.
Desde PACMA destacamos que solo el seguro obligatorio asciende a la cifra de 600.000 €
para plazas de la capacidad de la de Eibar, con un aforo de 3.300
localidades, además de un servicio de protección contra incendio y un
seguro médico quirúrgico, además de que actualmente la plaza no se
adecua a las condiciones de accesibilidad universal para personas con
movilidad reducida, por lo que no se podría llevar a cabo ningún tipo
de espectáculo.
El debate sobre el estado de la plaza es de dominio público. Diferentes ediles del consistorio han manifestado en reiteradas ocasiones en medios de comunicación el evidente deterioro de la plaza de toros e incluso la necesidad de derribarla y construir una nueva.
Para el Partido Animalista lo más acertado sería mitigar la situación de crisis que sufre la ciudadania, antes que destinar millones de dinero público a construir o remodelar la plaza de toros para celebrar sanguinarios espectáculos, teniendo en cuenta también el mayoritario rechazo que muestra la sociedad actual a las corridas de toros.
El debate sobre el estado de la plaza es de dominio público. Diferentes ediles del consistorio han manifestado en reiteradas ocasiones en medios de comunicación el evidente deterioro de la plaza de toros e incluso la necesidad de derribarla y construir una nueva.
Para el Partido Animalista lo más acertado sería mitigar la situación de crisis que sufre la ciudadania, antes que destinar millones de dinero público a construir o remodelar la plaza de toros para celebrar sanguinarios espectáculos, teniendo en cuenta también el mayoritario rechazo que muestra la sociedad actual a las corridas de toros.
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