jueves, 31 de julio de 2014

Abogados que defienden a animales

Los defensores de los animales contamos cada vez con más herramientas para denunciar el maltrato y más abogados dispuestos a aplicar el Derecho en esos casos, pero el objetivo último está aún lejano: el reconocimiento legal de que los animales no son cosas, sino seres sintientes con derechos concretos que deben ser preservados y protegidos. 

El encadenamiento a perpetuidad, una forma habitual de maltrato severo. Foto: Observatorio Justicia y Defensa Animal
El encadenamiento a perpetuidad, una forma habitual de maltrato severo. Foto: Observatorio Justicia y Defensa Animal
Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
Benito Juárez
Los derechos legales y naturales de los animales
Quienes defendemos a los animales nos encontramos a día de hoy con dos talones de Aquiles: el primero es que vamos contra la moral y la costumbre de la época, que considera a los animales como recursos, e intentamos avanzar en la consideración de los animales como sujetos de derechos a pesar de esta norma social imperante; el segundo, un panorama legal tan abrupto y con tantos matices que puede desalentar a los activistas y a los abogados más curtidos. 
Los animales son sujetos morales y por tanto tienen derechos, como explicó el filósofo Oscar Horta en este mismo diario. Los derechos naturales son los que les corresponden como sujetos de intereses y seres con capacidad de sentir, como son el derecho a la vida o a no ser torturados física ni psicológicamente. Estos derechos naturales no están contemplados aún en ninguna constitución del mundo pero, en cambio, los animales sí pueden ser sujetos de derecho legal en algunas ocasiones.
Si las empresas pueden ser personas jurídicas cuyos intereses hay que proteger, ¿por qué los animales que sienten y sufren como nosotros no van a disfrutar de tener más derechos que un comercio? Pues en la práctica es difícil la aplicación de leyes efectivas cuando no se ha producido la separación entre el animal y el objeto, y los animales son considerados objetos de nuestra propiedad. Así, mi perra Isis, no sería parte de mi familia sino de mis activos personales. Esta distinción básica, que debería hacerse efectiva ya, avanza tan lentamente que hace del derecho legal una tarea de titanes.
La primera asociación dedicada a promover los derechos de los animales fue el Animal Legal Defense Fund, fundado en 1979 por Joyce Tischler. Utilizaban el derecho como herramienta para proteger las vidas e intereses de todos los animales.
Los casos más comunes en los que se requiere una defensa legal han dejado de ser noticias extravagantes para ser una preocupación real en la vida de cualquier persona que conviva con un animal. Estos abogados ofrecen asesoría y apoyo para saber qué hacer si queremos dejar en herencia nuestros bienes a los animales, cómo defendernos ante las negligencias veterinarias o cuáles son nuestras opciones en el caso (excepcional) de que nuestro perro muerda a una persona. También podemos recurrir al derecho para resolver conflictos que pueden surgir en nuestra vida cotidiana: por ejemplo, tras la firma de un contrato de adopción, a través del cual la protectora asegura el bienestar del animal; en la separación de parejas, para decidir quién se queda con la custodia de esos miembros de la familia; o, muy importante, para saber qué podemos hacer legalmente cuando somos testigos de casos de maltrato animal.
En este sentido, asociaciones en defensa de los animales han desarrollado incluso aplicaciones para que ciudadanas y ciudadanos podamos agilizar los procesos de denuncia por maltrato animal a tan solo un clic del teléfono. Es el caso de la aplicación “ Alerta Animal”, creada por el Observatorio Justicia y Defensa Animal. También está a nuestra disposición la herramienta " Yo denuncio", desarrollada por el Partido Animalista (PACMA). Los conocimientos en materia legal se ponen así al servicio de la sociedad para ayudar a los animales, retomando, 30 años después, el testigo del Animal Legal Defense Fund. Nuria Menéndez de Llano Rodríguez, asesora legal en Derecho Animal y Ambiental, y Directora del Observatorio Justicia y Defensa Animal, explica: “Desde el punto de vista normativo se hace necesaria una reforma del Código Civil, que data nada menos que de 1889, para que deje de considerar a los animales cosas y sean reconocidos como los seres sintientes que son, todo ello de conformidad con el derecho comunitario, que ya asume ese diferente estatus legal de los animales"
La situación legal en España
El Código Penal de 1995 contemplaba por primera vez una defensa efectiva en materia legal para los animales. “El articulo 632 establecía 'los que maltrataren cruelmente a los animales domésticos o a cualesquiera otros, en espectáculos no autorizados legalmente, serán castigados con la pena de multa de diez a sesenta días'", explica el abogado Loïs Laimene Lelanchon en un artículo publicado en derechoanimal.info, web de animales con derecho, de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La reciente reforma del código penal en España fue algo más específica pero aún es insuficiente, como denuncia PACMA. Además, contamos con el agravante de que cada Comunidad Autónoma tiene su propia legislación en temas de protección animal, por lo que encontramos vacíos legales y “puntos negros” de maltrato animal dentro de nuestra geografía. Según un estudio de la fundación Affinity, Castilla La Mancha y Extremadura están a la cabeza en la lista de maltrato a animales domésticos, aunque en el informe de la Guardia Civil es Andalucía la Comunidad que encabeza la lista de animales agredidos desde el año 2008. Y mientras haya esos vacíos legales, existirán esos “puntos negros” con absoluta impunidad.
Estos datos, por otra parte, son insuficientes, pues nunca se hacen listas ni se lleva la contabilidad del número de animales maltratados en los mataderos, ni en las plazas de toros, ni en los encierros de las fiestas patronales. Aquí la justicia es ciega y protectora de la infamia colectiva de nuestro país.
Raquel López Teruel, fundadora del despacho especializado en Derecho Animal " De Animals”, nos asegura que “falta conciencia política y social en el sentido de que abandonar un animal doméstico es un hecho sancionado en el artículo 631.2 del Código Penal”. Esta abogada también pone de relieve la falta de un registro de personas maltratadoras al que tengan acceso las Comunidades Autónomas y ayuntamientos, con la excepción de Valencia, donde se puso en marcha la iniciativa para evitar futuras adopciones por parte de estos individuos.
Urge para los animales una reforma efectiva del Código Penal y la creación de una Ley Nacional que ampare a todos los animales, independientemente de su especie, como sujetos de derechos. Uno de los ejemplos más ilustrativos es el hecho de que, en España, las peleas de gallos están autorizadas en las Islas Canarias, Andalucía y Murcia.  
En la carrera de Derecho en nuestro país, apenas hay materias relacionadas con los animales. Solo hemos podido encontrar el máster de Derecho Animal de la Universidad Autónoma de Barcelona. Esta universidad acogía recientemente el II Global Animal Law Conference, donde se pusieron en común los avances de cada país en material legal. En el Ilustre Colegio de Abogados de Valencia, el ICAV, se celebrará el próximo 3 de octubre un seminario de Derecho Animal que, según ha informado Amparo Requena, portavoz del Departamento Jurídico de Modepran, incluirá ponencias de Judicatura, Policía, Abogacía y Fuerzas de Seguridad, entre otros. Se pretende así concienciar a abogados, jueces y fiscales de la necesidad, no solo de conseguir sentencias ejemplares, sino de un endurecimiento en las mismas leyes. El Colegio de Abogados de Barcelona también dispone de una Comisión de Protección de los Derechos de los Animales, presidida por Magda Oranich.
¿Abogados de las causas perdidas?
A veces la situación de maltrato extremo a la que son sometidos los animales puede sobrecogernos. Pero, sin duda, hay profesionales que dignifican la abogacía y el derecho luchando por causas que muchas veces parecen perdidas de antemano.
Contamos con varios centros de defensa de los animales, como Animalex, que nace con el objetivo de ejercer una práctica jurídica desde la perspectiva de los animales que contribuya a normalizar la defensa de sus intereses en sus relaciones con particulares y empresas, en el funcionamiento de las administraciones públicas y ante los Jueces y Tribunales”. Animalex es un bufete de abogados especializados en derecho animal ubicado en Euskadi y fundado por María González Lacabex.
En el Centro Legal para la Defensa de los Animales, asociación sin ánimo de lucro formada por varios abogados, realizan, entre otros servicios, una labor de asesoramiento jurídico a organizaciones y protectoras por solo 9 euros al mes. Está dirigida por el prestigioso abogado de derechos animales, Daniel Dorado, quien también lleva el caso de ofensiva legal y represión policial contra los activistas por los derechos animales de dos organizaciones españolas: la ya desaparecida Equanimal e Igualdad Animal.
Uno de los ejemplos más acuciantes de vacío legal en nuestro país lo sufren los ocho santuarios de animales operativos en España que no tienen reconocimiento como figura jurídica. La abogada animalista Laia García Aliaga trabaja para lograr que se otorgue el reconocimiento específico de “santuario” a todos estos centros. Así podrán conseguir una seguridad legal en temas administrativos y fiscales, y serán una institución reconocida y valorada en el Estado español. No podemos conformarnos con menos cuando estos refugios son el único lugar que tienen los animales oprimidos para vivir en libertad.
Otra reconocida abogada en defensa de los animales en España es Anna Mulá, una de las mentes brillantes capaces de poner en jaque a la mezquindad taurina, ya que fue una de las promotoras de la victoria en Cataluña de Prou!, legendaria Plataforma que logró la abolición de las corridas de toros en la parte Este más avanzada de nuestro país.
Y cada vez más despachos como Logan Lex, en Madrid, se dan cuenta de la importancia que tienen los animales dentro de nuestra sociedad e incorporan la especialidad de derecho animal dentro de sus servicios.
Es indudable que nuestra Marca España está manchada de sangre. Ya fuimos portada en el diario The Economist con esa foto de la silueta de un toro y la “s” cayendo de la palabra "pain", dolor en inglés. Son tantos los casos de delitos contra los animales que no hay tribunales capaces de asumir tanta miseria humana. Tenemos que aprender a respetar el derecho ajeno como camino hacia la paz, y este, irremediablemente, pasa por todos los animales.
Defender a los animales en todos sus frentes es necesario y tener la legalidad de nuestra parte es importante. No son pocas las veces que, en la historia de la humanidad, la desobediencia civil ha ridiculizado a la legalidad más obsoleta. Pero las leyes son necesarias y pueden cambiarse si nosotras lo hacemos posible.

martes, 29 de julio de 2014

El acuario de la vergüenza

Escrito por   

Muchos animales serán sacados de su medio natural para vivir en piscinas cloradas, otros criados en cautividad rellenarán las jaulas de cristal para selectivo disfrute de cruceristas, de quien pueda pagarse las entradas, que como en el acuario de Barcelona y otras cárceles marinas del planeta...
Cuando la falta de decencia de la casta política nos vende ridiculeces como solución a los gravísimos problemas sociales y económicos de la ciudadanía, es que algo no anda nada bien en nuestra sociedad.
En Las Palmas de Gran Canaria se propone desde su ayuntamiento este proyecto de zoológico marino faraónico como “salida” a la desesperación, al desempleo, al hambre infantil, a los desahucios masivos, a una situación de emergencia social que nunca antes se había vivido en estas islas desde la posguerra.
Tantas mentiras juntas nos descolocan la mente, también nos avergüenzan de que existan cargos públicos con un modus operandi tan brutal, tan alejado de la gente, de quienes sufrimos y nos vemos desesperados para llegar a fin de mes y poder alimentar a nuestras/os hijas/os.
La cesión de suelo público de precio millonario a coste cero a una empresa privada para construir un zoológico-acuario, que servirá exclusivamente para enriquecer a esta empresa de explotación animal, donde los puestos de trabajo serán mínimos, en su mayoría para personal especializado, quizá unas escasas plazas de camareras/os, freganchinas/es, limpiadoras/es, absolutamente insuficiente para paliar la alarmante situación social.
Muchos animales serán sacados de su medio natural para vivir en piscinas cloradas, otros criados en cautividad rellenarán las jaulas de cristal para selectivo disfrute de cruceristas, de quien pueda pagarse las entradas, que como en el acuario de Barcelona y otras cárceles marinas del planeta serán bastante caras.
Lo más triste es que este proyecto ha sido respaldado por todos los grupos políticos de la corporación, sin valorar otras alternativas mucho más viables para fomentar el empleo, acabar con la miseria, o que al menos recuperando de la especulación tantas zonas de cultivo abandonadas, la comida llegue a la mesa de las familias más desfavorecidas.


lunes, 28 de julio de 2014

Carreras de burros: entre lo patético y lo canalla

Cada 25 de julio se celebra en Vitoria-Gasteiz, capital de Euskadi, una de las muchas carreras de burros que tienen lugar en todo el territorio nacional. En contra de las diferentes, e insuficientes, normativas proteccionistas, los burros son obligados, empujados, zarandeados, golpeados, humillados. Para diversión de los asistentes, acaban sufriendo daños físicos, angustia y terror.

Carrera de burros en Vitoria-Gasteiz. Foto: ATEA
Carrera de burros en Vitoria-Gasteiz. Foto: ATEA
No son pocos los lugares de la geografía patria donde se celebran “carreras de burros”. Naturalmente, no es que los animalitos queden en un determinado paraje para competir entre sí, pues en tal caso sería cosa suya. Me refiero a las carreras que, organizadas por peñas, cuadrillas, comisiones festivas y demás entidades de similar pelaje, se valen de pollinos para que estos midan su capacidad atlética. ¿Qué hay de malo en ello?. La pregunta habría que hacérsela a los burros, he oído decir a ciertas mentes preclaras, como si los animales no nos contaran a través de toda una parafernalia gestual sus emociones y su estado anímico. Con todo el mérito de un título académico, intuyo que no se necesita para según qué apreciaciones. De hecho, no se solicita a nadie el título de pediatría para la pertinencia moral de su denuncia por malos tratos a un niño. ¿Qué creemos que ha de sentir un bebé dejado a pleno sol, que además llora y patalea, colorado como un tomate, sino un extremo desagrado (sufrimiento)?
Si, en general, las carreras entre animales promocionadas por los humanos merecen una reflexión en sí mismas, aquellas protagonizadas por determinadas especies se convierten en modelo de escasa virtud moral. ¿Por qué precisamente burros? Acaso esa sea la pregunta clave. Y la respuesta se presenta tan punzante como cierta: porque se trata de animales que en nuestra jerarquía moral ocupan muy bajos estratos de consideración. Se les supone tercos, necios e insensibles, cuando están muy lejos de todo eso, como atestiguan no solo los etólogos, sino todo aquel que haya tenido la oportunidad de convivir con uno de estos animales, y como en cualquier caso debería dictarnos el más elemental sentido común.
A los burros les encanta tratar con los suyos, o pegar brincos porque sí, o retozar en la arena; depende. Cosas de burros, en definitiva. Lo que me temo que no les gusta nada es que les trasladen a un escenario festivo (charangas, cohetes, griterío), ante miles de personas, y les obliguen a colocarse en la rampa de salida. Para ello hay que “convencerles”. Y como tienen la (razonable) costumbre de negarse a avanzar hacia lo que presumen desagradable (¿estúpidos?), se les lleva sí o sí, pues al fin y al cabo son meros borricos y no caballos alazanes. El firme de baldosa (con frecuencia mojada) no ayuda, y de hecho sufren una permanente sensación de inseguridad bajo sus patas. Por eso no avanzan por deseo propio. A menos que se tire de ellos mediante sogas o empujándoles del trasero. Pero creo que a eso lo llaman “por la fuerza”.
Quizá la carrera de burros que más proyección mediática tiene sea la que se celebra cada 25 de julio en Vitoria-Gasteiz, pomposa capital de Euskadi –con una Ordenanza Municipal de Protección Animal recién aprobada y más que lustrosa–, que, sin embargo, se resiste a cerrar página. Es cuestión de tiempo. O mejor diré “de tiempos”, porque en pleno siglo XXI ya no caben ciertos espectáculos, por muy incruentos que sean. Los animalistas llevan años denunciando tan chusco evento, y el pasado año, por primera vez, no se produjeron agresiones físicas a los animales durante la prueba. Hasta el alcalde garantizó en declaraciones públicas que nadie tiraría de los pollinos ni los empujaría. Vale que un alcalde no esté obligado a entender de comportamiento asnal… ¡pero es que hasta el más torpe de la ciudad sabe que un équido colocado ahí, en medio del gentío, se queda quieto-parao, sin saber qué hacer ni para dónde tirar! Bueno, miento… los animales miraban de reojo al camión que les trajo cada vez que pasaban por ese punto del recorrido. Al parecer, solo quienes protestaban se percataron del “detalle”. Sin diplomas acreditativos.
¿Dice algo la normativa proteccionista sobre lo que aquí tratamos? Pues sí. De forma genérica, los distintos textos de aplicación prohíben “Maltratar a los animales o someterlos a cualquier práctica que les pueda producir sufrimientos o daños y angustia injustificados”. Parece obvio que el acto afecta a sus elementales intereses de bienestar. Dice también que no cabe “Imponerles la realización de comportamientos y actitudes ajenas e impropias de su condición o que impliquen trato vejatorio”. No se sabe que los burros, en su medio natural, organicen competiciones con motivo de cada Santiago Apóstol, ni que prefieran hacerlo frente a una multitud y la algarabía general que en privado. Sospecho que, de poder, elegirían quedarse en su parcela, ora pastando, ora echando una siestecita con los colegas. No necesitamos preguntarles, pues ya nos responden con sus ojos, con sus belfos, con sus orejas: están aterrorizados. ¿No les parece? Asimismo, la normativa local proscribe sobre el papel “Utilizar animales en espectáculos que puedan herir la sensibilidad de las personas que los contemplan”. El pasado año fueron treinta los y las ciudadanas (cada cual con su filiación completa) que manifestaron este extremo en una denuncia formal. Los técnicos la desestimaron.
Pero uno, que ya peina canas, prefiere ver la botella medio llena. Pues sepan que hasta no hace tanto a los burros se les paseaba de bar en bar tras la infame “carrera”, que les atizaban sin descanso con lo primero que pillaban, o que incluso se les llegó a introducir vía rectal hortalizas picantes, por “animarlos” en su cometido. Hoy el espectáculo da sus últimas bocanadas, y sería estupendo que este artículo contribuyera a ello. Sus promotores tienen aún la oportunidad de acabar de manera digna esta lúgubre etapa tomando decisiones dignas y plausibles. De persistir la cerrazón, serán “los tiempos” –y la decencia política– los que les desplacen y cedan paso a aires frescos y modernos. 
Por cierto… ¿de verdad alguien cree que son los animales los que compiten? ¡Claro que no! En realidad, compiten sus jinetes. Aunque sospecho que ni ellos saben con certeza a qué. Porque estos eventos, reconozcámoslo, oscilan entre lo patético y lo canalla. Son patéticos en cuanto que nos retratan –a los humanos– en nuestros más bajos instintos, creando un escenario de dominación. Y al tiempo canallas, pues no se me ocurre otro calificativo para quien, pudiendo divertirse de mil formas respetuosas, elige aquella que molesta, duele y ridiculiza.
 

domingo, 27 de julio de 2014

Retratos de los “invisibles”

Perros abandonados, en muchos casos maltratados casi hasta la muerte, buscan una segunda oportunidad y demuestran, posando para fotógrafos profesionales, que lo han perdido casi todo, pero mantienen la dignidad.

Bufón (AXLA), Lextor (Txikas de Etxauri), Poli (APA Más Vida), Xisca (perrera de Aranjuez / ARPA) y Uppe (CPA de Torrejón) ©Fotopets
Bufón (AXLA), Lextor (Txikas de Etxauri), Poli (APA Más Vida), Xisca (perrera de Aranjuez / ARPA) y Uppe (CPA de Torrejón) ©Fotopets

El momento de la adopción de Atreyu tuvo unos testigos de excepción: Merce y Andrés. Juntos crearon Fotopets, una empresa dedicada a hacer retratos profesionales de animales considerados de compañía. Muchos de sus clientes son adoptantes, y desde el principio decidieron que en esos casos donarían el 10% del precio a la asociación o protectora donde hubiera sido adoptado el animal. Pero se les quedaba corto. Querían hacer más, y encontraron la forma. Cogieron las cámaras y empezaron a contactar con asociaciones para hacer retratos profesionales de los animales en busca de familia, para facilitar su adopción.
Atreyu había sido abandonado, ni siquiera sabemos por quién. Fue uno de los 150.000 animales de compañía abandonados cada año en España. La mayoría son perros, como Atreyu. Pero también gatos, conejos, cerdos vietnamitas… Las cifras oficiales, las manejadas por las administraciones, los reducen a unos 120.000, pero las protectoras, las que realmente saben a cuántos animales rescatan, a cuántos no pueden ayudar y cuántos son sacrificados sin haber tenido una nueva oportunidad, no bajan de los 150.000.
La mayoría de esos animales se queda en el anonimato, en una historia sin pasado y la mayor parte de las veces sin futuro, en una mirada que vaga por las calles intentando sobrevivir en medio de la indiferencia, cuando no de la hostilidad.
Pero Atreyu tuvo suerte. Alguien avisó, y una protectora acudió. Fue rescatado por el Albergue Solidario de Dora. Después llegó una casa de acogida, en la que pudo recuperarse de sus heridas, tanto físicas como emocionales. Llegó la ayuda de los veterinarios, de los educadores, el tratamiento para su leishmaniosis y los cuidados que le permitieron volver a confiar en los humanos. Y llegó, por fin, una familia, de la mano de Apa Más Vida. Su pasado de abandono, sus tres años cumplidos y su enfermedad, controlada pero que obliga a un seguimiento y a un tratamiento durante toda su vida, dificultaban su adopción. Pero llegaron ellos, una pareja con dos hijos y otro en camino, deseosos de compartir su vida con un perro adulto, tranquilo, grande, con el que los niños pudieran jugar sin riesgo de intimidarle y asustarle, para evitar así problemas de comportamiento.

Atreyu con su nueva familia ©Fotopets
Atreyu con su nueva familia ©Fotopets

Atreyu es feliz con su nueva familia, que sabe lo que implica adoptar a un perro. Adoptar es mucho más que elegir a un perro y llevártelo a casa. Adoptar es más bien dejarte adoptar por el perro, sentir que te reconoce como su nuevo hogar. Es asumir un pasado desconocido, dar una nueva oportunidad a quien lo perdió todo y prometerle que nunca más volverá a pasar por lo mismo. La adopción es un compromiso que no tiene, o no debería tener, vuelta atrás durante toda la vida del animal.
En pleno verano, una de las épocas del año en las que se dispara el abandono de animales, quienes luchan por ellos, como la Federación de Asociaciones Protectoras y de Defensa Animal de la Comunidad de Madrid (Fapam) siguen peleando para que el anteproyecto de tenencia responsable que prepara el Gobierno prohíba la venta y fomente la adopción.
Quienes trabajan rescatando animales de la calle y fomentando las adopciones saben lo difícil que es encontrar una buena familia para cada uno de esos animales. Porque todos tienen su carácter, sus traumas, sus manías, sus necesidades… Conocerlos y asumirlos es la única garantía para una adopción satisfactoria.
“Hay mucha gente realizando una labor increíble, rescatando animales, haciendo todo lo posible por ellos, buscándoles familia, muchas veces en situaciones muy complicadas, sin apenas recursos, y queremos contar sus historias”, explican Merce y Andrés, “pero muchas veces las fotos que hacen quienes han rescatado al animal son muy dramáticas, demasiado”. Es lógico, ellos están sufriendo esa situación y la transmiten como la viven, pero a veces esas imágenes mueven unos sentimientos que no son los más adecuados para decidir una adopción. En otras ocasiones, quienes han rescatado al perro apenas tienen medios para hacerle fotos y difundir su historia.
Así que cientos de miles de animales abandonados esperan en albergues, casas de acogida, perreras, calles… Y son invisibles para la mayoría. Cuando son visibles, como en el municipio asturiano de Laviana, corren el riesgo de ser víctimas de una batida de caza. Son vistos como un problema cuando en realidad son el síntoma más visible de una sociedad carente de empatía, que ha hecho de los animales un objeto más de consumo, que puede arrojarse a la basura, echar a la calle o ahogar en el río cuando estorba.  
La prueba más clara de ello es que el número de abandonos sigue creciendo mientras miles de animales son vendidos como mercancía y no se pone coto alguno a la cría indiscriminada.
Quienes compran al cachorro porque no han podido resistirse a la ternura que inspira rara vez son conscientes de que ese animal ha sido separado de su madre y sus hermanos con solo unos días de vida, sin poder aprender de ellos lo que luego tendrá que enseñarle un educador humano. Seguramente su madre seguirá siendo víctima de la más cruel explotación para parir más y más cachorros, en condiciones que apenas garantizan su supervivencia, y solo mientras sea productiva. Tampoco se suelen parar a pensar qué pasa con los cachorros que crecen demasiado y ya no son vendibles. Ni con los que nacen enfermos. Ni con los que no sobreviven al viaje de miles de kilómetros desde donde nacieron hasta donde son vendidos, en manos de quienes solo los ven como objetos de los que sacar el máximo beneficio.
Por eso es necesario poner fin al tratamiento de animales como objetos de consumo, con leyes, sí, pero, sobre todo, con educación, con empatía, incentivando a las nuevas generaciones a adoptar amigos, en vez de comprar caprichos. En esa labor de información y concienciación cada vez hay más asociaciones y más particulares implicados en una labor solidaria en la que encuentran su forma de contribuir a hacer realidad aquello en lo que creen.
Merce y Andrés dedican prácticamente todo su tiempo libre a recorrer perreras, refugios, albergues, casas de acogida, protectoras… Haciendo fotos de perros que de otra forma serían “invisibles”.
En apenas unos meses, desde enero, acumulan más de cien retratos de perros rescatados por APA Más Vida, AXLA, CPA Torrejón Hoope, Txikas de Etxauri, Rivanimal, Nueva Vida, Albergue Solidario de Dora, ARPA Aranjuez Protección Animal, Aiba, y también de los gatos de la colonia del parque de El Retiro, en Madrid, gestionada por AGAR.
“Siempre los retratamos con fondo negro, para que nada distraiga la atención. Incluso cuando el perro es negro, queda como un cuadro” y lo cierto es que nada en sus fotos permite apartar la mirada de lo esencial.

Jon (APA Más Vida) y Damián (AXLA) ©Fotopets
Jon (APA Más Vida) y Damián (AXLA) ©Fotopets
Ellos se encargan también de difundir el reportaje sobre el animal, con su historia, y donan las imágenes a la protectora para que las utilice como considere oportuno. Los perros retratados por Merce y Andrés están en calendarios, camisetas, carteles… Y están, sobre todo, en su retina y en su corazón, porque recuerdan los nombres de todos, y se emocionan al hablar de algunos. Entre todos los casos vividos hay uno especial. Por doloroso, por traumático, y por habitual.
Aquel día pretendían hacer un reportaje más en el Centro de Protección Animal (CPA) de Torrejón, en Madrid. Una historia más de las que comienzan con un perro que busca adopción. Pero se encontraron con el momento previo, el del abandono. Un señor llegó a dejar allí a su perra, Noa. Le pidieron permiso para tomar fotos con la promesa de no identificarle. Andrés cogió la cámara mientras Merce tomaba nota de todos los detalles. La secuencia captada desgarra cualquier corazón sensible. Noa llega con un collar de castigo. Al parecer se ha vuelto agresiva desde que la mordió otro perro. Eso es lo que cuenta el hombre que la lleva. Además, su mujer está embarazada y se ha hecho alérgica. Noa no puede seguir en casa. La perra está nerviosa, busca su atención, pero el hombre mantiene los brazos detrás del cuerpo, no quiere tener contacto con ella. Por indicación del personal del CPA le cambia la correa, y en ese momento Noa comprende que algo va mal. Busca desesperada una respuesta, pero no la encuentra. La persona con la que ha convivido toda su vida la acaba de abandonar. Se va, dejándola atrás y sin volver siquiera la mirada. Ella se queda al cuidado del personal mientras un voluntario trae sus cosas del coche. Su cama, su manta… Noa las reconoce. El voluntario las deja en el suelo, se agacha, y ella empieza a lamerle la cara. “Dicen que la cámara sirve a los fotógrafos para aislarse, pero aquel día no me sirvió”, recuerda Andrés, incapaz de contener la emoción.
Noa en el momento de ser abandonada en el CPA Torrejón Hoope ©Fotopets
Noa en el momento de ser abandonada en el CPA Torrejón Hoope ©Fotopets

A pesar de la dureza de la situación, Noa tuvo “suerte”. Quien la abandonó pagó la tasa exigida para no dejarla en la calle, donde su destino habría sido sin duda peor. Las perreras municipales, incluso las gestionadas por protectoras, exigen una tasa para cubrir una parte de los gastos de mantenimiento. Es el ayuntamiento quien decide el importe de esa tasa y también a quién concede la gestión de la perrera. Y también es el ayuntamiento quien pone las condiciones, que pueden obligar a sacrificar a los perros enfermos o con menos probabilidades de adopción para hacer hueco a los que siguen llegando. A veces la gestión está en manos de empresas sin la menor sensibilidad hacia los animales y sin el mayor escrúpulo a la hora de cumplir esas normas. Cuando son protectoras, se las ven y se las desean para hacer hueco sin matar a los animales.Por ese motivo, muchas asociaciones luchan por mantenerse “privadas”, con el único apoyo de sus socios, para tener autonomía en la gestión de las acogidas y las adopciones.
Noa es una perra con miedo. En algún momento de su vida algo se torció. El personal que la atiende intenta recomponer su carácter, reconstruir su confianza en los humanos. Saben que es una perra cariñosa, sensible, noble, solo hay que ayudarle a vencer el miedo para que pueda tener una nueva oportunidad.
Noa espera adopción ©Fotopets
Noa espera adopción ©Fotopets

Quien la adopte deberá ser consciente de sus necesidades y saber que puede atenderlas. Asumir que la vida de Noa está en sus manos hasta el final de sus días, y prometerle que nunca más volverá a dejarla sola en un lugar desconocido. Y tendrá que ir a conocer a Noa y sentir que es ella la que está dando el visto bueno a la adopción. Y tendrá que hablar con sus cuidadores para asegurarse de que las circunstancias de ambas partes son compatibles.
Porque las fotos ayudan, pero para convivir hay que conocerse. Y hacerse cargo de alguien requiere seguridad y compromiso. Adoptar implica luchar activamente contra el abandono, comprometerse a no utilizar a los animales como objetos de los que obtener beneficios económicos ni como caprichos para suplir nuestras carencias. Adoptar es querer compartir nuestra vida con alguien especial a quien damos una nueva oportunidad.
Adoptar es, de alguna forma, rebelarse contra la inacción de las administraciones, incapaces de resolver un problema que no requiere tanto dinero como voluntad, sensibilidad, empatía, educación. Adoptar es asumir que los amigos, los miembros de la familia, ni se compran ni se venden. Ni de forma “compulsiva” ni de ninguna otra. Por eso cada vez somos más quienes pedimos, como Merce y Andrés en sus fotos, no compres un perro, adopta un amigo.
* Sobre los perros que aparecen retratados en este post: Bufón espera en AXLA, como Damián; Lextor, en una residencia pagada por las Txikas de Etxauri; Poli y Jon en casas de acogida de APA Más Vida; Xisca, en la perrera de Aranjuez con ayuda de ARPA; Uppe fue adoptada en el CPA de Torrejón. Otros muchos esperan en otros muchos lugares. 
 

sábado, 26 de julio de 2014

[Colombia] Cocheros, coches y caballos en Cartagena: un debate social

Escrito por  Libardo Muñoz
“Cerca de 60 coches circulan por la zona colonial y por las avenidas bordadas por el encaje blanco que el Mar Caribe le obsequia a Cartagena de manera incesante”
Un caballo, que tiraba de un coche lleno de turistas de visita en Cartagena hace pocos días, se desplomó extenuado, en Bocagrande, quedó casi muerto y pudo ser salvado, pero el incidente, que no es el primero, revivió un debate cívico que merece profundizarse.

Activistas de la defensa de los animales se pronunciaron y dicen que una apreciable cantidad de caballos son sometidos a largas jornadas, mal alimentados, flacos, sin atención veterinaria y que, por eso, caen fatigados bajo el implacable sol del trópico y el calor del pavimento, creando episodios que hablan por sí solos de la falta de políticas institucionales, en un renglón turístico parte de la tradición centenaria de Cartagena. Muchas canciones mencionan al cochero chambaculero, deben ser millones las fotografías que dan la vuelta al mundo mostrando divertidos visitantes de Cartagena en lo alto de un coche.

Cerca de 60 coches circulan por la zona colonial y por las avenidas bordadas por el encaje blanco que el Mar Caribe le obsequia a Cartagena de manera incesante.

Una parte de los caballos de tiro empleados en el recreo del turismo cartagenero se mantiene en corrales improvisados, en un rincón casi desapercibido de la Isla de Elba, nombre original de Chambacú.
La presión de quienes se hacen llamar “animalistas” logró que la Procuraduría Delegada de Asuntos Ambientales ordenara la suspensión de la actividad de los coches, hasta cuando se garanticen normas de protección, alimentación e higiene de unos establos para los caballos, pero no dice de qué van a vivir los cocheros mientras eso se realiza. Cada caballo uncido a un coche con unas siete personas encima debe halar casi 400 kilos, en un recorrido de un poco más de una hora por las calles históricas de Cartagena.
La Alcaldía pretende prohibir la presencia de coches en la Plaza de Los Coches, que son precisamente los que le dan el nombre al lugar, al pie de la soberbia Torre del Reloj en la Boca del Puente.

La otra faceta del debate la integran los cocheros, muchos de ellos herederos del oficio de padres o abuelos, constructores de sus propios coches, con piezas y ruedas que cuelgan en los viejos corrales. Un fallo del juzgado 7° Civil de Cartagena declaró que los cocheros son “un gremio en debilidad manifiesta”: no tienen sueldo, prestaciones sociales, seguridad en salud ni nada parecido.

La Asociación de Cocheros la preside Julio Martínez, quien, con absoluto conocimiento del tema, dice que la desprotección social afecta tanto a los animales como a los humanos, pero que la solución no es prohibir una llamativa y elegante tradición de Cartagena, como lo pretenden los exacerbados animalistas.
Otras ciudades del Caribe y de Europa muestran con orgullo coches de tiro, halados por caballos robustos, guiados por cocheros de chistera respaldados por condiciones laborales quizás más justas que las de Cartagena.

viernes, 25 de julio de 2014

Guardamar del Segura se declara "libre de circos y ferias con animales"

Se suma a más de 170 ciudades de toda España que han implantado esta iniciativa
La corporación de Guardamar del Segura ha aprobado hoy por unanimidad (PP, PSOE y EU) la inclusión de la localidad en el listado de municipios "libres de circos y ferias con animales".

Se suma, de esta forma, a más de 170 ciudades de toda España que han implantado esta iniciativa.

En la propuesta, que partió del grupo municipal de IU, se pedía que el consistorio manifestara su "compromiso" con "los principios éticos, sociales y medioambientales" y con el "respeto a no causar ni permitir la crueldad ni el sufrimiento hacia los animales".

El objetivo era que se "declarase contrario a la exhibición y exposición de animales en circos y ferias de la localidad".

Igualmente, se pedía la "adaptación" de las ordenanzas municipales a esta propuesta, dotar a la Policía Local de "material tranquilizante -dentro de lo que marca la legislación- para utilizar en caso de tener que sedar temporalmente a un animal para su traslado a una protectora" y que se comunicara el acuerdo a Les Corts.

IU considera que los animales "no deben ser víctimas de maltrato ni estar sujetos a actos que les pongan alteraciones del comportamiento".

"Los animales utilizados en los circos, pese a ser criados en cautividad, no dejan de ser animales salvajes y, como tales, su comportamiento no puede ser controlado", han añadido fuentes de la coalición de izquierdas.

Asimismo, han explicado que la aprobación por unanimidad de esta moción demuestra el "compromiso" de toda la corporación ante esta problemática en un municipio con "gran legado medioambiental y siempre preocupado por todo lo relacionado con temas medioambientales".

Fuente:

La noticia en otros medios:
 

Detenido por envenenar a su perro para después abandonarlo

Al hombre que consiguió que el animal ingiriera pastillas lo que impedía que se mantuviera en pie se le acusa de un delito de maltrato animal

Un hombre ha sido detenido en Zaragoza tras intentar envenenar en la vía pública a un perro de su propiedad con pastillas para, posteriormente, desprenderse del animal.
Según ha informado hoy la Policía Local, el arrestado intentaba que su perro ingiriera un número indeterminado de pastillas lo que impedía que el animal se mantuviera en pie.
El detenido, identificado con las iniciales M.L.S., de 46 años, ha sido puesto a disposición judicial por un presunto delito de maltrato animal.
Un suceso que tuvo lugar sobre las 20.15 horas de ayer, lunes, en la calle Reina Felicia del barrio de la Almozara, y del que todavía no han trascendido más detalles, han agregado las mismas fuentes. 

jueves, 24 de julio de 2014

Una gata sobrevive a un atropello, a disparos y a un apedreamiento en EEUU

'Laurel' fue encontrada y dada casi por muerta en el arcén de una carretera del condado de Lee en Florida, pero se recupera en estos momentos en un centro veterinario

Una foto de 'Laurel', en la web WinkNews.

Una foto de 'Laurel', en la web WinkNews.

Una gata del suroeste de Florida (Estados Unidos) se ha convertido en la prueba viviente de por qué estos animales tienen fama de poseer siete vidas, tras sobrevivir milagrosamente al atropello de un coche, recibir varios disparos y hasta un apedreamiento, informó un medio local. "Laurel", como es conocida la gata, fue encontrada y dada casi por muerta en el arcén de una carretera del condado de Lee, pero el felino se recupera en estos momentos en un centro veterinario al que fue trasladada por un ciudadano que la encontró, recogió el canal local Wink News.
El animal presentaba una pata rota por varias partes, una infección en los huesos y heridas de perdigones en el cuerpo, además de numerosos parásitos, cuando fue encontrada la semana pasada y trasladada al Special Veterinary Servicies (SVS) del citado condado, donde se recupera de las heridas. Laura Braun, la veterinaria que atendió a la gata, explicó que un animal en las circunstancias de "Laurel" habría sido sacrificado, pero que esta gata tenía "una especial voluntad por sobrevivir", hasta el punto que se ha convertido en la "favorita del equipo del hospital".
Braun apuntó que el animal necesitará todavía al menos dos meses de recuperación hasta encontrarse lo suficientemente fuerte como para pasar por el quirófano, aunque es probable que haya que amputarle una pata. Varios miembros del personal del centro veterinario se han ofrecido para adoptar a la gata. "Ella (la gata) ha pasado una vida tan dura y ha estado tan necesitada de cariño que ahora, finalmente, puede que lo consiga", apostilló la veterinaria. La organización sin ánimo de lucro Animal Refuge Center (ARC) está recogiendo fondos para sufragar los gastos de la intervención quirúrgica, que pude rondar los 10.000 dólares.

miércoles, 23 de julio de 2014

Frente a la tauromaquia: muestro mi rechazo

Escrito por  Aitor Bayón

Según los datos de la Estadística de Asuntos Taurinos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en el año 2012 se realizaron un total de 14.004 festejos taurinos de diversa índole en el Estado español. 
 
El verano es una época donde se producen miles de muertes. Y no me estoy refiriendo a las que, tristemente, se dan en las carreteras, sino a las que tienen lugar en las fiestas de los pueblos, en las plazas de toros, en las ciudades y los campos.
En esta época del año comienzan innumerables fiestas populares en las que los toros son el centro del espectáculo. Toros a los que se humilla, estresa, agota, hiere y finalmente son asesinados.
Sólo en la mundialmente famosa fiesta de San Fermín son asesinados 48 toros. Esos toros, que ya desde la mañana son estresados y asustados por miles de personas que les hacen correr, contra su voluntad, desde los corrales hasta la plaza. Esta fiesta, como otras, implica sufrimiento y muerte para los toros.
Cualquiera de los espectáculos que tengan como participantes a los toros, son espectáculos crueles. Ya sean novilladas con o sin picador, corridas de toros, corridas de rejones y recortes, y todo tipo de encierros. Estos festejos, unidos a la propia temporada regular taurina, hacen que se produzcan miles de muertes a lo largo del estado español en un año. Según los datos de la Estadística de Asuntos Taurinos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en el año 2012 se realizaron un total de 14.004 festejos taurinos de diversa índole en el Estado español.
Todo esto viene marcado por el interés económico y a la vez por el pensamiento especista, que discrimina a los animales en base a su especie y obvia sus intereses y capacidades para sentir. Estas fiestas mueven miles de millones de euros y son el escaparate para infinidad de ciudades y pueblos pequeños que utilizan la tortura y el sufrimiento como reclamo turístico. Esto se combina desde el 2013 con el conocido Plan Pentauro, una ofensiva taurina en toda regla, que tiene como objetivo la protección de la tauromaquia y la renovación de su imagen en la sociedad, ensalzando su valor como tradición e insistiendo en su carácter artístico y cultural. Este plan pretende aumentar la afluencia de público a los eventos taurinos, rebajando el precio de entradas para que sean más accesibles a jóvenes y personas trabajadoras, así como favoreciendo las escuelas taurinas para la infancia, una mayor presencia de estos espectáculos en los medios de comunicación y potenciando la internacionalización de la tradición.
Como vemos, la tauromaquia no es algo residual, todavía hoy está muy presente en la sociedad, tiene grandes vínculos con el poder y la clase dominante, y es una labor de todas las personas acabar con ella. Debemos considerar los intereses del toro por encima de cualquier otro concepto, por ética y justicia. Que una práctica sea considerada artística o lleve realizándose muchos años no la legitima. No es suficiente con no apoyar que se les mate en la plaza, también debemos lograr que no se les utilice de ninguna manera, ya que tienen la capacidad de sufrir y de disfrutar de su vida, es una responsabilidad moral que tenemos con esos animales. Los toros empleados en encierros o fiestas donde no se les da una muerte directa, son utilizados de esa forma hasta la extenuación o hasta que ya están resabiados y son trasladados al matadero.
Esos animales tienen derecho a disfrutar de su vida, a no sufrir y a vivir en libertad. La diversión de unas pocas personas no puede hacer de la vida de los toros un tormento. Ante la tauromaquia se pueden hacer muchas cosas: no acudir a las fiestas de los pueblos que utilizan toros, mostrar repulsa ante las corridas, encierros y demás espectáculos, señalar a las empresas que se lucran o patrocinan la barbarie, optar por una actitud activa y comprometida con los animales, buscar información y participar en las distintas campañas para lograr la abolición total de la tauromaquia y todas las que se te ocurran. Es el momento, muestra tu rechazo.

Aitor Bayón () es militante de En lucha / En lluita

martes, 15 de julio de 2014

El fotógrafo taurino que prohibiría los toros

El fotógrafo mexicano Enrique Villaseñor ha sido un gran aficionado a los toros y ahora es abolicionista. O, como él prefiere, evolucionista: “He llegado a un momento de mi vida en que me duele más el sufrimiento de un animal que todo lo que yo pueda disfrutar”.
Entre 1993 y 1994, Villaseñor realizó en la Monumental Plaza México un ensayo fotográfico denominado Toda la vida, toda la muerte; en sus propias palabras, una “evocación de la fiesta brava en los linderos del arte, la belleza, la cultura y la barbarie”. Publicamos algunas fotografías de esa serie, junto con una entrevista a su autor, de la que destacamos la posibilidad de evolucionar desde la cultura recibida y la honestidad de las contradicciones.

Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor

Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
Enrique Villaseñor es fotógrafo, periodista y arquitecto mexicano. Ha sido presidente del Consejo Mexicano de Fotografía. Fundó y ha impulsado la Bienal de Fotoperiodismo en México, que ha celebrado seis ediciones. Es promotor del Foro Iberoamericano de Fotografía, del que fue director académico. Como corresponsal del SELA, ha realizado reportajes y documentales sobre toda Latinoamérica. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en los cinco continentes y representado a México en prestigiosos certámenes internacionales de fotografía. Actualmente prepara una serie de publicaciones multimedia sobre fotografía, arquitectura y multimedia con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
¿Por qué su ensayo fotográfico Toda la vida, toda la muerte?
La fotografía es, ante todo, un medio de comunicación. Comunica lo que tú vives. No concibo un fotógrafo cuya fotografía esté separada de su vida. Cuando es así, es una fotografía que se quedó a mitad de camino, pues lo que tú eres es lo que conecta con el público. Siempre concebí la tauromaquia como una expresión de cultura, de arte, de testimonio de lo que es la sociedad en la historia. Más allá del colorcito, de la musiquita, esas imágenes han sido motivo de gran placer para mí.
¿Sigue yendo a los toros?
No, ya no voy.
¿Por qué?
Porque he llegado a un momento de mi vida en que me duele más el sufrimiento de un animal que todo lo que yo pueda disfrutar.
Hábleme de ese placer.
Es una confluencia de elementos que conforman un concierto estético y emocional. He disfrutado de esas contradicciones: la belleza y la crueldad; el arte, la cultura y la barbarie. Tanto es así que en mi adolescencia quise ser torero. No lo logré nunca. Toreé vaquillas y no pasó de una etapa gozosa en la que sentí que el toreo iba ligado a un sueño que me llevó a disfrutar de una serie de valores estéticos: la danza, la música, la poesía, la pintura. También confluyen la historia y los conflictos sociales: en la España franquista, por ejemplo, los toros, en cierta manera, aplacaban la violencia del momento.
¿Se canaliza contra los toros una violencia que, si no, podría ir contra los humanos?
No lo sé. He pensado mucho en la violencia natural del individuo. De una u otra manera, el niño es violento en su inocencia. Esa violencia se va superando y vamos transitando hacia un pensamiento más racional. En algún momento he pensado que la tauromaquia canaliza y expresa esos impulsos violentos naturales, pero tengo mis dudas.

Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
 
¿Qué le parece que los niños asistan a ese espectáculo?
No es un espectáculo para niños. No se debe inducir a un niño a ir ahí.
¿Prohibiría que los menores entraran a las plazas?
Sí, estoy de acuerdo con que no asistan, por supuesto. Así que, si hay que prohibirlo, que se prohíba.
¿Qué opina de las escuelas taurinas, en las que chavales muy jóvenes aprenden a torear en animales también muy jóvenes?
Creo que las escuelas taurinas rayan hasta en lo ridículo. Es imposible que un niño pueda entender la tauromaquia, que no es ponerse un capotito y dar una vueltecita. La tauromaquia tiene relación con lo que está pasando en tu medio, en tu país, en tu familia. A un niño lo estás forzando a algo para lo que no está preparado. Eso me parece una aberración.
Si no se aprende a torear de niño, ¿es posible aprender de adulto?
Por supuesto, pero si esto cambia, si esto evoluciona, los niños no querrán hacer eso, harán otras cosas: música, pintura… Enfocar la conciencia evolucionista hacia los niños es una buena medida. Porque los mayores ya estamos envenenados, como decimos los taurinos: yo ya nunca podré voltearme y decir que no disfruto de un lance taurino, de una de esas revoleras, de una media verónica. Moriré con ello, pero me hago a la idea de que voy a tener que prescindir de ello. Es como que no puedo comer camarones, porque me encantan pero me dan alergia.
¿Qué cree que debemos hacer ahora?
La situación del mundo está cambiando. Mi país, por ejemplo, está siendo destruido por la violencia. En la fiesta brava, como en otros aspectos de la cultura mexicana (las peleas de gallos, las peleas de perros), existe una gran violencia. Y yo creo que es el momento de terminar con todas las manifestaciones de la violencia, cualesquiera que sean.
¿Deben prohibirse las corridas de toros?
Sí. Pero no se trata de romper con el pasado ni de borrarlo, eso no es posible. Nunca vamos a borrar un cuadro de Goya o un poema de Lorca. Creo que estamos en una transición hacia otros derroteros, pero no lo consideraría desaparición sino evolución. Por eso yo no digo abolicionista sino evolucionista. ¿Cómo? ¿Con prohibición? Pues con prohibición, porque las cosas pasan a través de leyes.
¿Cree que la tauromaquia del siglo XXI es una tauromaquia de museo, que debe quedar en los museos?
Es una posibilidad para esa evolución. Imagino una tauromaquia virtual, digital, a lo mejor actuada. El toreo de salón es bellísimo. Yo, que ya no tengo cuerpo ni de picador, me pongo a torear de salón y lo disfruto. Creo que en Portugal les ponen cojincitos encima para que les claven las banderillas. Pero se pierde la esencia del toreo, pues va ligada a ese ritmo, a esos tiempos de las banderillas, del picador…
Si se eliminaran las banderillas o el picador, el toro no se debilitaría y no sería tan vulnerable.
No sería posible torear.

Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
 
¿Sabe lo que está sucediendo en España con el actual Gobierno, el fomento, la exaltación que el Partido Popular está haciendo de la tauromaquia a través de leyes, medidas de protección y subvenciones? Incluso pretenden que la UNESCO declare la tauromaquia Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Hay dos vertientes. Se puede entender a partir de un análisis profundo, del significado histórico, porque la Historia es patrimonio (si escuchas un poema de Gabriela Ortega en torno a la muerte de Manolete es patrimonio histórico, por supuesto). Pero si lo haces para jalar a los turistas es una herramienta económica que no tiene más significado. Desconozco los detalles, pero puedo suponer que en gran medida la motivación del Gobierno español tiene que ver con el patrimonio económico que representa ese mundo. ¿Qué pasa en España si ya no hay toros? ¿Dónde llevan a los turistas? 
Hay gente que paga una cuota por mantener a las ballenas, a los osos panda… ¿Se haría socio de un santuario de toros de lidia?
Pues sí. Pero, ¿los ganaderos querrán criar mihuras para que los vean los turistas?
¿Usted no iría a visitar a los toros en las dehesas si fueran espacios protegidos?
Sí, son espacios bellísimos. Pero nunca vería a los toros en su manifestación taurina. El toro bravo es una construcción artificial del hombre para que ese animal termine en la plaza. Su actitud será muy distinta a la que tendría en una dehesa. Esa actitud es impresionante.
Es la actitud de alguien a quien se provoca con violencia.
Sí, claro.
¿Cree que esa violencia de los toros procede de un mundo machista?
Conozco el mundo de los toros y el machismo y la ignorancia son sus características. Hay muchísima ignorancia. Falta análisis, abunda la superstición. Pero no podemos juzgarlo sin más, porque en el pueblo hay mucha ignorancia pero también mucha sabiduría, el campesino no necesita haber ido a la universidad para ser sabio. “Te voy a comprar una casa cuando yo triunfe”, le decía El Cordobés a su madre, “o vestirás luto por mí”. Es algo profundo y muy intenso. El título de mi ensayo fotográfico, Toda la vida, toda la muerte, es una frase de Luis Spota, autor de la novela Más cornadas da el hambre, que es la historia de un torerillo.

Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
 
Los caballos son los grandes olvidados del dolor de la tauromaquia, siempre nos referimos al sufrimiento de los toros. ¿Es el motivo por el que usted quiso fotografiar a los caballos?
No. Yo era periodista gráfico, cubría noticias sobre la fiesta brava, y traté de hacer un ensayo visual. No tengo ni los nombres de los toreros, nunca me preocupé. Es un ensayo muy largo, de miles de fotos. Los ensayos son trabajos que se hacen con mucho tiempo, pensados, meditados, planeados. Como el que he realizado sobre la parálisis cerebral, que me ha llevado 15 años. Sin embargo, el de los caballos fue mi ensayo más corto, duró 15 o 20 minutos. Estaba en los toros cuando vi que estaban bañando a los caballos con una manguera en un patio y les aventaban el agua y brincaban las gotas y las iluminaba el sol de tal manera que pensé que era maravilloso. Olvidé los toros, olvidé los caballos y olvidé todo: lo maravilloso eran las gotas de agua y el sol.
¿Por qué sus fotos son en blanco y negro?
Todo el ensayo de los toros es en blanco y negro porque el blanco y negro es una forma de comunicación que no tiene la distracción del color. Parece que el color es muy importante pero yo disfruto de la belleza del blanco y negro. Desde el principio veo las fotos en color o en blanco y negro. Ahora con el digital puedes hacer una foto en color y pasarla luego a blanco y negro, pero la tienes que haber visto en blanco y negro. 
Es curioso, pues con el blanco y negro no se ven ni los colores del traje de luces ni la sangre del toro...
No, pero ves lo que sintetiza: el sol y la sombra, la luz y la oscuridad, la belleza y el horror. Si veo los colores del capote, que son bellísimos, me distraigo y ya no veo ese contraste.
¿Cree que ha llegado el momento de que taurinos y antitaurinos se sienten a hablar de manera razonable? ¿Serviría de algo? Hay dos bandos y hay una guerra.
Debemos partir de un respeto mutuo. Cada uno por su lado tiene armas muy poderosas a todo vapor contra el enemigo, pero no se va a llegar a ninguna conclusión porque el arma más poderosa es la económica. No se van a cambiar las cosas por ideologías. Otra cosa es que exista una conciliación. Si buscáramos el diálogo sería muy productivo en la parte social, ideológica, emocional. Pero en el momento en que ya estén de acuerdo las partes y una de ellas empiece a perder dinero, se terminó el acuerdo. El problema es que son más fuertes los intereses económicos que los intereses ideológicos.
¿Cuál es la situación de la tauromaquia en México?
Los grupos de poder están haciendo más por la desaparición de la fiesta brava que los evolucionistas. Con la comercialización y la corrupción, Herrerías [Rafael Herrerías Olea, empresario de la Monumental Plaza México desde 1992] está hiriendo de muerte a la tauromaquia. Solitos se van a morir.
En España, la tauromaquia vive de las subvenciones y los mayores casos de corrupción están vinculados en algún punto con el negocio de los toros: Malaya, Gürtel…
Si escarbáramos en la parte económica de la fiesta brava nos encontraríamos con grandes sorpresas sobre la procedencia de su dinero. Nadie se explica cómo se puede mantener ese ejército de empleados en Plaza México, que está vacía porque los carteles no dan ganas de ir. El económico es un punto de análisis para la evolución. Económicamente, son muy poderosos. Por eso insisto en que lo fundamental es cerrar el acceso a los niños. Es una necesidad y una estrategia: bloquear el acceso de los menores.
¿Cómo vive su entorno su evolución personal?
Recibo ataques muy violentos. Algunos amigos taurinos me dicen que estoy adoptando una posición cómoda, políticamente correcta, en un lugar donde no tengo problemas. Sin embargo, estoy abonando un terreno, porque otros amigos, también fotógrafos taurinos, me dan la razón, me dicen que sienten lo mismo ante el sufrimiento de los animales. La tauromaquia es una fuente de inspiración, una fuente de gozo. Pero también, sin duda, una fuente de dolor. El dilema está en la unión de la estética y de la ética: si a la estética le quitas unas letras, se convierte en ética; y, al contrario, si a la ética le pones unas letras, se vuelve mera estética.

Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
  

lunes, 14 de julio de 2014

Los vegetarianos contaminan la mitad que la gente que come carne, según un estudio

  • Según un estudio de la Universidad de Oxford, un vegetariano es responsable de la mitad de emisiones que alguien que consume carne todos los días.
  •  
  • La diferencia es aún mayor entre los veganos,  que son responsables de hasta un tercio del calentamiento global que otras personas que consumen carne.
 
Un carnicero organiza su mostrador de productos

Ser vegetariano ayuda al planeta. De acuerdo a un estudio publicado por la Universidad de Oxford, una persona que no consume carne es responsable de la mitad de emisiones de CO2 que alguien que come carne todos los días de la semana. La diferencia es aún mayor entre los veganos, aquellos que no consumen ningún producto animal, que son responsables de hasta un tercio de esas emisiones.
El estudio señala que esta gran diferencia se debe a que la producción de alimentos vegetales implica menores emisiones a la atmósfera que mantener ganadería.
Para la investigación, se analizaron los hábitos alimenticios de 2.041 veganos, 15.751 vegetarianos, 8.123 pescetarianos (sólo comen pescado) y 29.589 comedores de carne con edades entre los 20 y los 79 años en el Reino Unido. Se estimó el coste en emisiones de los productos y alimentos que consumían, todos con una consumición de 2.000 calorías diarias.
En el estudio también se realizó una lista con los alimentos que más contaminan, calculando los kilos de CO2 que se emiten a la atmósfera por kilogramo de producto. Calculado con productos en el Reino Unido, muestra por ejemplo que las bebidas alcohólicas emiten a 3,3 kilos de CO2 por cada kg de bebida.
En la lista, las carnes salen claramente como más contaminantes. En concreto, la carne que más emite es la de bovino, con 68,8 kg de CO2, seguida por la de cabra y cordero, que por cada kilo emite 64,2 de dióxido de carbono.

domingo, 13 de julio de 2014

Tauromaquia en las aulas: adoctrinando en la crueldad

Toreros que visitan colegios, programas de televisión pública que fomentan la tauromaquia entre los jóvenes, escuelas taurinas que se promocionan en institutos de enseñanza secundaria: estas son algunas de las consecuencia del Plan Estratégico Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia (PENTAURO).
José Ignacio Wert, Ministro de Educación, Cultura y Deporte, fue su promotor. Aguirre o Cospedal, sus principales apoyos en el PP, empeñado en resucitar como Marca España el agónico espectáculo de los toros.
El PSOE de Andalucía defiende los toros a través de la presidenta de la Junta, Susana Díaz.
Varios toreros fueron invitados a la proclamación de Felipe VI.

Campaña "Infancia sin viOLEncia", Fundación Franz Weber
Campaña "Infancia sin viOLEncia", Fundación Franz Weber

Lo que se dé a los niños, los niños lo darán a la sociedad (Karl A. Menninger)
Son las nueve de la mañana en una clase de sexto de primaria de un colegio de Castilla-La Mancha, uno cualquiera. El profesor se dirige a sus alumnos: “Niñas, niños, hoy os tenemos preparada una sorpresa. Nos visita un hombre que va a contarnos muchas cosas acerca de su trabajo, una profesión apasionante y arriesgada que hará que más de una y uno sintáis envidia. Por favor, recibidle con un aplauso...”. Se abre la puerta y entra Juan José Padilla, o David Fandila “El Fandi” , o Julián López “El Juli” (¿qué más da el nombre si a todos ellos iguala el color rojo ajeno de sus manos?)
Durante dos horas los chavales ven, tocan y aprenden (¿aprenden?) acerca de capotes, banderillas, estoques o suertes, todo ello explicado por quien, utilizándolos para confundir, torturar y acabar con la vida de un toro, los exhibe como arte, cultura, heroísmo y defensa de los toros. Sí, digo defensa, porque los toreros juran amar al toro más que nadie, lo de ensañarse con él hasta matarlo no es significativo en su discurso.
El doctor en Física Jorge Wagensberg también sostuvo algunos de esos instrumentos en sus manos en el Parlament de Catalunya y habló sobre ellos durante la ILP por la abolición, pero lo hizo detallando cuál era su verdadera función. Y las manchas de sangre en esos elementos durante la lidia real hacen que sean mucho más creíbles las palabras, terriblemente duras, en boca del científico, que la poesía, insoportablemente cínica, en la boca del torero.
Los críos observan en un proyector imágenes formato cómic de toros contentos en los camiones y en los cajones, de toros orgullosos en la plaza, de toros que sonríen al morir, de toros que tal vez estén dibujados en bolsas de pipas o en páginas para niños. Animales que al fin nada tienen que ver con esos de carne, hueso y sistema nervioso central que chorrean en la arena dolor por sus heridas y pánico por sus miradas, efectos científicamente descritos por el veterinario y presidente de AVATMA, José Enrique Zaldívar, en su intervención en la Comisión de Medio Ambiente en el Congreso de los Diputados, así como en otros muchos foros.
En un suelo sin sangre, en un encerado sin heridas, entre las paredes de un aula sin lamentos, resulta sencillo disimular la brutalidad y hasta disfrazar de gesta la violencia; sobre todo, si quienes escuchan son niños. Dime, profesor de una mañana y matador de mil tardes, ¿podrías engañar también a esos pequeños en la plaza? ¿Qué les contarías allí de las patas dobladas del animal, de sus estertores, de sus vómitos de sangre? ¿Le dibujarías, mientras agoniza en la arena, una sonrisa con una tiza para seguir jurando a los niños que ese toro es feliz?
No hay aberración sin su correspondiente explicación
¿Qué hacer cuando no existe relevo generacional para la comisión y la afición a la crueldad? Pues, por ejemplo, meterle propaganda y dinero con estrategia de adultos y mentalidad infantil. Dinero para las escuelas taurinas, como esa de Guadalajara en la que se descubrieron menores con fracturas de mandíbula o clavícula. O para subvencionar las gradas y abonos para jóvenes y estudiantes, como en la feria de Bilbao. Propaganda en las aulas, de las que luego saldrán niños con una duda: ¿por qué a un toro sí y a un gato no?
Y puede que, incapaz de resolverla, entre ellos haya alguno que protagonice episodios como los que leemos de vez en cuando en los medios: un perro quemado vivo, un gatito con la columna vertebral partida, una burra con un palo ensartado en su vagina o la vaquilla de Alhaurín, a la que un grupo de jóvenes mató a garrotazos, patadas, retorciéndole el cuello. A veces, la otra mitad de la empatía selectiva es la crueldad selectiva. Que el Comité de los Derechos del Niño de la ONU declarase hace unos meses en sus conclusiones ser partidario de una prohibición de la participación de los menores como toreros o asistentes en las corridas, instando a los países a adoptar medidas de sensibilización sobre la violencia asociada a este espectáculo y su posible impacto en los niños, no es algo relevante para gobernantes y taurinos.
Lo expuesto es sólo una consecuencia más de la firme apuesta del Gobierno del Partido Popular por la tauromaquia a la que, desde el principio de su legislatura, ha otorgado todo su apoyo moral y económico. PENTAURO es parte esencial de esa apuesta. Se trata del Plan Estratégico Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia, aprobado en diciembre de 2013 y dentro de la regulación de la tauromaquia como Patrimonio Cultural. En él se habla de calidad, de fomento o de competitividad, términos muy apropiados al referirse a un negocio sin violencia o al arte sin sufrimiento, pero estremecedores al hacerlo sobre el favor gubernamental a la tortura y la ejecución de un animal plenamente capaz de sentir miedo y dolor.
Este Plan también llevaba en su hoja de ruta la idea de que las corridas fueran declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, propuesta que acabó, como no podía ser de otro modo, en un fiasco, porque aunque el PP sí ha conseguido declararlo Bien de Interés Cultural en algunos lugares, en cuanto la cuestión trasciende a la cuadrilla que se fuma puros ante la violencia, o muestra sacando pecho y paquete las orejas amputadas a una víctima todavía agonizante, les frenan el paseíllo triunfal. La universalidad geográfica y social de la tauromaquia es casposamente provinciana y endogámica.
Todo este entramado para administrar un suero (muy caro) a un paciente moribundo (al que se empeñan en mantener vivo como John Doe a su víctima en Seven) parte de los mismos políticos que decidieron recortes del 28,8% en la educación secundaria o del 62,5% en la universitaria, mientras el Ministerio de Educación y Cultura anunciaba la extensión de ayudas de acción y promoción cultural, socioeconómica y medioambiental para la tauromaquia y asociaciones ligadas a ella. No parecen sentirse en modo algunos avergonzados por los informes PISA, que en 2014 vuelve a advertir de un nuevo descenso en el nivel de los alumnos españoles en matemáticas, ciencias, comprensión lectora y habilidades prácticas, muy por debajo de la media de los países de la OCDE. Pero qué más dará eso mientras los chavales conozcan qué es un estoque, la suerte de varas o una chicuelina, ¿verdad? Del sufrimiento del animal no hace falta que sepan tanto.
Parte también de un Gobierno que instituyó la Comisión de Asuntos Taurinos dentro la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, al tiempo que rechazaba la creación de nuevas plazas escolares aduciendo un excesivo gasto para las administraciones correspondientes. Que mantuvo y estableció nuevos premios en metálico a la tauromaquia, en algún caso con una cuantía superior al Nacional de Literatura. Que desprecia la realidad reflejada en una encuesta de Sigma Dos de 2012: un 82% de los españoles no estaba de acuerdo con financiar festejos taurinos (ahora son todavía más) pero sí apoyaba el mantenimiento y aumento de ayudas a partidas para Investigación, Educación, Cultura o Dependencia.
Y suma y sigue, sin límite, como tampoco lo tiene en su chulería, en su torpeza y en su adicción a la violencia en los ruedos el principal baluarte legislativo de la tauromaquia en España, el ministro peor valorado de la historia reciente: José Ignacio Wert. Y además un ignorante en su prepotencia, lo volvió a demostrar cuando dijo: “ Soy como un toro bravo, me crezco con el castigo”. Tanto defender la lidia y todavía desconoce que el toro es un herbívoro pacífico que huye del combate y que, cuando planta cara, como lo hace una gacela -¿también son bravas?-, es porque se siente acorralado o agotado, porque no hay más salida. Como haría usted, como haría yo, si varios energúmenos nos estuviesen clavando picas, banderillas y espadas.

Un ministro en permanente idilio con el entorno taurino, algo que se aprecia en el comienzo de esta carta que le dirigió la Mesa del Toro hace ahora un año:
Excmo. Sr. Ministro de Cultura:
Hemos recibido con enorme satisfacción tanto los profesionales taurinos, como todos aquellos que amamos la cultura  en todas sus formas de creación de belleza, no sólo la incorporación de la tauromaquia al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.  Si no, que sabemos valorar el especial interés y entrega, que el Sr. Ministro está poniendo de manifiesto en estos momentos difíciles que atraviesa España, a favor de la Fiesta  como una de las mayores y mejores aportaciones de nuestro país al acervo cultural de nacional e internacional.

El torero Enrique Ponce dijo ante Wert en una de las reuniones que mantuvieron: "Debemos conseguir un espectáculo moderno, cercano y asequible. La tauromaquia no entiende de política. La cultura solo entiende de libertad". ¿Moderno?: admitir que el toro sufre (ciencia); que no ha nacido para eso (cordura y justicia); que la especie o las dehesas no desaparecerán si no hay corridas (etología y ecología); que prohibir es lo más sano que existe cuando el acto que se prohíbe es insano (progreso, evolución); que no he de hacer a otros lo que no quiero para mí (empatía); o que no podemos educar a los niños dando por lícito ningún tipo de violencia (pedagogía, decencia, respeto, igualdad). Admitir todo eso sí que es modernidad. Negarlo es primitivismo cognitivo y ético.

Sí, Ponce, la cultura entiende de libertad, pero esa libertad no es aplicable cuando en nombre de la cultura se ejerce la agresión extrema y sañuda con un animal. También es cultura el acervo de conocimientos y costumbres de un grupo social o de una época, y, si no llega a ser por las prohibiciones, las calles seguirían siendo escenario de infinidad de crímenes culturales. Cuando en España la policía ha irrumpido en lugares donde se estaban celebrando peleas de perros, hemos podido escuchar de boca de sus organizadores argumentos muy similares a los empleados por los taurinos.
Esto debe de ser lo que esta gente llama Marca España, esa que nos dicen que debemos pasear orgullosos dentro y fuera de nuestro país, mientras tantas veces hemos visto cómo muchos de los turistas que llevan engañados a Las Ventas salen de la plaza entre lágrimas y arcadas tras el primer toro. Asco, mucho asco. Y vergüenza, tardes y más tardes de vergüenza. Por cierto, por tanto nombrar al PP como partido en el Gobierno, que nadie piense que eximo de responsabilidad en todo este asunto, que la tiene y mucha, al PSOE. Y no son los únicos.
No es realista pensar que todo ser humano alcanzará el desarrollo moral de Martin Luther King o de Gandhi, pero sí es ineludible que dotemos a todos los niños de los principios que les puedan permitir llegar a obtenerlo, en vez de hacer añicos a lanzadas, estocadas, disparos, palos o pedradas sus neuronas espejo.