Escrito por
Francisco González Tejera
Muchos animales serán sacados de su medio natural para vivir en
piscinas cloradas, otros criados en cautividad rellenarán las jaulas de
cristal para selectivo disfrute de cruceristas, de quien pueda pagarse
las entradas, que como en el acuario de Barcelona y otras cárceles
marinas del planeta...
Cuando la falta de decencia de la casta política nos vende
ridiculeces como solución a los gravísimos problemas sociales y
económicos de la ciudadanía, es que algo no anda nada bien en nuestra
sociedad.
En Las Palmas de Gran Canaria se propone desde su ayuntamiento este
proyecto de zoológico marino faraónico como “salida” a la desesperación,
al desempleo, al hambre infantil, a los desahucios masivos, a una
situación de emergencia social que nunca antes se había vivido en estas
islas desde la posguerra.
Tantas mentiras juntas nos descolocan la mente, también nos
avergüenzan de que existan cargos públicos con un modus operandi tan
brutal, tan alejado de la gente, de quienes sufrimos y nos vemos
desesperados para llegar a fin de mes y poder alimentar a nuestras/os
hijas/os.
La cesión de suelo público de precio millonario a coste cero a una
empresa privada para construir un zoológico-acuario, que servirá
exclusivamente para enriquecer a esta empresa de explotación animal,
donde los puestos de trabajo serán mínimos, en su mayoría para personal
especializado, quizá unas escasas plazas de camareras/os,
freganchinas/es, limpiadoras/es, absolutamente insuficiente para paliar
la alarmante situación social.
Muchos animales serán sacados de su medio natural para vivir en
piscinas cloradas, otros criados en cautividad rellenarán las jaulas de
cristal para selectivo disfrute de cruceristas, de quien pueda pagarse
las entradas, que como en el acuario de Barcelona y otras cárceles
marinas del planeta serán bastante caras.
Lo más triste es que este proyecto ha sido respaldado por todos los
grupos políticos de la corporación, sin valorar otras alternativas mucho
más viables para fomentar el empleo, acabar con la miseria, o que al
menos recuperando de la especulación tantas zonas de cultivo
abandonadas, la comida llegue a la mesa de las familias más
desfavorecidas.
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