En el 'Urbos 3' irán en el último vagón y con bozal si pesan más de diez kilos. La señalización en los parques debería estar lista para poder dejarlos sueltos ya
Llegó
la hora de poner a prueba la convivencia entre las personas y los
animales a bordo de un autobús o de un tranvía. La nueva ordenanza de
Protección Animal de Zaragoza entraba en vigor el pasado día 1 pero no
será hasta el próximo fin de semana cuando se permita subir a las
mascotas al interior de los vehículos. Con unas condiciones muy
específicas, pero con los mismos derechos que el resto de usuarios. El
próximo día 11 es el elegido para permitir que estas accedan y la
concesionaria del servicio, Autobuses Urbanos de Zaragoza, lleva varios
días comunicando a la plantilla cuáles son las nuevas condiciones en el
transporte público.
¿Un paso más en favor de los derechos de los animales o un nuevo foco
de polémica? Después de la discusión política, toca comprobar el efecto
a pie de campo. Y que tanto los dueños como el resto de viajeros
conozcan las normas de esta convivencia. En el transporte y en las zonas
verdes, ya que también se permitirá que los perros puedan correr
libremente por los parques de la ciudad siempre que lo hagan entre las
20.00 y las 9.00 horas, de noviembre a abril, y de 21.00 a 9.00 horas en
verano.
En el caso del transporte, la normativa establece que, siempre que el
estado higiénico-sanitario del animal sea el óptimo y no genere
molestias al resto de los usuarios, se podrán transportar animales de
compañía en todo los vagones del tranvía, "siempre y cuando el volumen
permita su traslado en el interior de transportines o similar" y solo en
el último vagón aquellos que pesen menos de diez kilos si van en brazos
del dueño, o si lo superan solo uno y con bozal o elemento que cumpla
la misma función. Y, si son del mismo propietario, podrán subir dos,
pero con bozal y correa. En el caso de los autobuses, solo podrán subir
perros de hasta 10 kilos y con transportín de bolso o rígido.
Una normativa que todos los usuarios del transporte deberían conocer,
no solo los poseedores de mascotas. El espacio es tan reducido a veces
que el apartado de no generar molestias a los demás puede ser
excesivamente subjetivo. Aunque desde el consistorio y las asociaciones
en defensa de los animales confían en que esta convivencia no generará
problemas. No en vano, y quizá por eso, la ordenanza entra en vigor
siendo todos conscientes de que puede ser revisable si el resultado no
convence. Se ha fijado un periodo de seis meses para extraer
conclusiones.
Mientras, en los parques públicos, la condición es que solo se podrán
poner en práctica en aquellas zonas verdes que tengan más de mil metros
cuadrados de superficie. Pero está pendiente de señalizar cuáles
cumplen este requisito y en cuales seguirá estando prohibido dejarlos
sueltos. En todos, la recogida de excrementos será obligatoria y la
sanción por no hacerlo será de 80 euros.
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