El trafico de animales se ha convertido en un gran negocio para las tiendas
“El club de los mimados” es el slogan de “Mister Guau”,
una cadena especializada en el comercio con animales y la venta de
productos para ellos. No es un secreto que muchos de los perros
ofertados en las tiendas provengan de países de Europa del Este, de
hecho lo indica en la etiqueta de precio. Lo que mucha gente desconoce a
la hora de comprar es el sufrimiento que hay detrás de este negocio y
el camino que recorrieron los perros para llegar al escaparate. Los
animales se crían en “fábricas de cachorros” de la República Checa,
Eslovaquia y Hungría, entre otros, donde las hembras malviven hacinadas
en jaulas, condenadas a parir toda su vida para satisfacer la demanda de
perros de raza en países europeos como España. Cuando ya no “sirven”,
son abandonadas a su suerte o asesinadas. Se estima que cada año llegan
unos 200.000 perros de estos criaderos a España. La asociación Amnistía
Animal advertía el pasado diciembre que un 70% de estos animales
murieron antes o al llegar a su destino.
La organización por los Derechos de los Animales Libera ha llevado a
cabo en los últimos meses una investigación sobre el comercio de
animales. Pudo obtener testimonios de nueve familias que compraron
animales en Mister Guau y que al poco tiempo fallecieron debido a
distintas enfermedades o bien siguen en costosos tratamientos
veterinarios de por vida. Junto a esas familias afectadas han presentado
una denuncia colectiva por infracción grave de la ley de protección de
los animales contra la cadena “Míster Guau” que cuenta con un total de
16 tiendas en Catalunya, Valencia y Zaragoza.
Las enfermedades que presentaron las víctimas son: enfermedades
congénitas hereditarias, displasia de cadera, enfermedades víricas
graves con resultado de muerte o tratamientos veterinarios de por vida,
falta o malformación de órganos internos, minusvalías físicas como
sordera y ceguera, hongos, problemas oculares, afecciones cardíacas y
trastornos emocionales y de comportamiento.
Por falta de un organismo europeo que controle el bienestar de los
animales o una ley que los proteja, es totalmente legal que se importen
perros de otros países. Sin embargo, para el ingreso a España es
obligatorio que el perro tenga la vacuna antirrábica, la cual se debe de
poner a partir de los 7-8 semanas de vida del animal. Si se aplica
antes, el cachorro no produce sus propios anticuerpos, generando así un
riesgo para el cachorro. A pesar de ello, hay veterinarios que se
encontraron con cachorros que según su cartilla han sido vacunados con
30 días de vida.
Un grupo de veterinarios independientes de toda España hizo un
informe –incluido en la denuncia- en el que resalta: “Estos cachorros
presentan documentos en los que se falsifican las fechas de nacimiento y
los tratamientos preventivos que se dice que han recibido, aún estando,
en ocasiones, firmados por veterinarios colegiados de sus países de
origen. Así nos encontramos con perros parasitados, pese a haber
recibido, en teoría, los tratamientos adecuados, y perros con vacuna de
rabia, cuando por su edad está prohibida y por tanto contraindicada.
Estamos seguros que estos animales nunca fueron vacunados contra el
virus rábico, dato que podría ser constatado a través de la
determinación de anticuerpos vacunales. Esto es un hecho especialmente
grave, ya que nos podríamos ver abocados a la introducción de rabia en
nuestro país, en el que está oficialmente erradicada.”
La corta vida de Simba
Simba era un cachorro labrador. A poco de haberlo comprado y una vez
llegado a casa, empezó a darse golpes contra las paredes. Resultó que
Simba era ciego. Es muy poco probable que Mister Guau hubiera
desconocido esta realidad con tan solo un poco de seguimiento al
cachorro. Según los veterinarios del centro, la ceguera de Simba no tuvo
solución, ofreciéndole a la familia cambiarlo por otro, como si de un
mero objeto se tratara, sin tomar en cuenta el vínculo emocional que se
ya se había creado entre ellos. La familia fue en busca de ayuda de
otros veterinarios, conllevando gastos importantes, pero al final, Simba
fue eutanasiado.
Cuando un animal, después de la compra, resulta enfermo existe una
garantía de compra que cubre ciertos tratamientos en función de las
enfermedades y el tiempo que ha pasado. Si el tratamiento supera los
costes cubiertos por la garantía, y el comprador pide una compensación
económica mayor por la enfermedad del animal, Mister Guau hace firmar a
los compradores un acuerdo económico, en el cual a partir de ese momento
queda exento de toda responsabilidad. Muchas familias firman este
acuerdo porque les proporciona dinero, que necesitan para hacer frente a
los gastos veterinarios aunque no cubran todos los costes ocasionados.
La gran mayoría de los afectados no lleva sus reclamos a la justicia,
pensando que la firma de la compensación económica no los habilita para
hacer un reclamo judicial. Pero no es cierto. Rosi Carro, activista de
la organización Libera, lo explica: “Mucha gente no lo tiene claro,
tiene miedo. En este país no estamos muy acostumbrados a hacer uso de
nuestros derechos, entonces la gente no actúa.”
Míster Guau se le declaró culpable en 8 de los 9 casos denunciados y
se le impuso una multa de 3.208€ por graves infracciones de ley de
protección animal. Sin embargo, el objetivo de Libera no es que se
castigue con más multas a Mister Guau, sino invitar a la sociedad a una
reflexión profunda y que la administración catalana tome medidas para
prohibir la venta de animales –para lo que se ha creado una petición a
través de Change.org para España y Catalunya-. La mayoría de tiendas
investigadas en Barcelona no cumple con los requerimientos establecidos
en la ordenanza de tenencia, venta y protección de los animales. “Una
vitrina no es un lugar para un cachorro. La venta de animales implica
necesariamente un sufrimiento”, prosigue Carro. Lo que propone Libera es
convertir las tiendas de venta de animales en centros de adopción que
colaboren con las protectoras locales, modelo que ya existe en los
Estados Unidos.
Más de 100.000 perros abandonados en España en 2010
En nuestra sociedad de consumo no extraña que aún mucha gente acuda a
criaderos o tiendas de mascotas para elegir su animal de compañía sin
pensar que hay otras soluciones más éticas. Las protectoras y perreras
están repletas de animales, en todos los colores, de todas las razas,
tamaños y edades. Según el último estudio de la Fundación Affinity, el
año 2010 hubo un total 109.074 perros abandonados en toda España. El
cambio de domicilio, la pérdida de interés por el animal, el fin de
temporada de caza o la falta de tiempo son factores que motivan al
abandono del animal. Pero quizá el mayor factor es la cría no controlada
de los particulares, camadas que terminan llenando las perreras. En
2010, el estudio de Affinity documentó el sacrificio de más de 17.000
perros en 2010, aunque se sabe que el número es mayor.
El estado español que en cuanto a leyes de protección de los animales
es uno de los menos avanzados de Europa y al mismo tiempo uno de los
países con mayor indicios de abandono, gasta dinero en sacrificios y
“perreras de exterminio”, sin tratar la raíz del problema e invertir
dinero en la concientización de la población o en programas de
castración. Este trabajo lo llevan a cabo las asociaciones animalistas
que trabajan sin subvenciones y con muy pocos recursos contra el
abandono. Inma Gallardo, presidenta de la asociación pro-adopción de
animales abandonados Save a Life, afirma que en Barcelona se nota cierto
auge de adopciones: “Desgraciadamente la crisis está afectando a
todos, y el único lado bueno, es que también se nota en el bolsillo de
quien quiere un perro. Igualmente hay mucha gente que empieza a
concienciarse, a esterilizar y a buscar uno en adopción, antes de
comprar”, afirma Gallardo.
La adopción es la respuesta
Un estudio reciente entre los usuarios de Animalvitae, una plataforma
para fomentar el respeto hacia los animales, también afirma esta
tendencia, que documenta que el número de adopciones en España superó
por primera vez el de las compras. Parece que el esfuerzo y el trabajo
de las asociaciones por los derechos de los animales está empezando a
dar frutos y cada vez hay mayor sensibilidad y conciencia de la
población hacia los derechos de los animales.
En la perrera municipal CAAC de Barcelona conocimos a Víctor y Maite
junto a sus hijos. Han venido para darle un hogar a uno de los
abandonados. Para ellos, la compra nunca fue una opción. Después de
pasar por las jaulas, deciden sacar a pasear a uno de los perros para
conocerle un poco mejor. Rex es el afortunado, que después de media hora
de paseo por las afueras de la perrera, conquista el corazón de la
familia. Al subir al coche, aún un poco desconfiado, pues todavía no
entiende que nunca más tendrá que volver a la jaula y que hoy, después
de varios meses de espera en la perrera, para él empieza una nueva vida.
Esperemos que haya muchos más.
Este reportaje fue el proyecto final de la alumna Kati Sauter para el
curso “Fotoperiodismo Libre” del pasado año 2012/2013. Aquí puedes ver el reportaje completo y todos los trabajos que se presentaron.
Fuente: DATECUENTA
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