viernes, 11 de abril de 2014

Toros, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿hasta cuándo?


La mentira al servicio de la tortura. La violencia al servicio de la educación. Los presupuestos al servicio de ambas.

Traías lo que todos los de tu especie: ganas de vivir, ningún deseo de luchar y la imposibilidad de contárselo a los hombres.
Mediante la manipulación te otorgaron el trapío y a base de engañarte consiguieron lo que ellos llaman  nobleza. La bravura jamás llegó porque lo hizo de mano de la mentira. De la casta viene tu aspecto y de la ganadería tu marca, pero seas cárdeno, astifino o agalgado, lleves muesca, horquilla o despuntada la oreja la arena os igualará a unos y otros cuando la cobardía se encaste con la tortura. En ese instante todos, absolutamente todos, seréis guiñapos sangrantes y agonizantes, seréis asfixia y vómito. Algunos moriréis en el ruedo y algunos camino del desolladero. La diferencia serán trescientos segundos menos o más de agonía, cinco minutos más o menos de miedo para los veinte seguros de terror y sufrimiento.
El arte se pinta, se esculpe, se escribe, se declama, se construye, pero no se clava en la carne, lo hace en el sentimiento. No destroza huesos, músculos y nervios, no atraviesa vísceras.  El arte entretiene o aburre pero no mata. No hay Fiesta para quien no puede levantar su cuello por las heridas, para aquel cuyos ojos se van apagando y sus patas ya no pueden sostenerle, para el que sus pulmones dejan de funcionar…
Puya, hemorragia, estribo, dolor, subvención, fractura, ensañamiento, banderilla, niño, estoque, violencia, agonía, puntilla, muerte... Y con todos esos ingredientes aún hay quienes dicen que la tauromaquia no recibe fondos públicos, quienes juran que el toro no sufre durante la corrida y quienes aseguran que es un espectáculo educativo, sano y divertido para los críos.
Entre los últimos están los que desde la página “Toros para niños” afirman que su iniciativa se encuentra enmarcada dentro del proyecto CULTURO. Y un par de líneas más arriba escriben que “abordan relatos sobre los aspectos más interesantes de la tauromaquia, haciendo incapié en la crianza del toro bravo”.  Cultoro-incapié. En dos palabras: Im Presionante.
A quién asombrará ya que el toro disfrute, que el niño aprenda valores positivos y que no nos cuesten dinero a todos los ciudadanos. ¿A quién entre tanto embuste?
Toros, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿hasta cuándo?

 Julio Ortega Fraile
 @JOrtegaFr

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