por Xavier Bayle
Algunas reflexiones sobre Toni Cantó, y sobre sus opiniones especistas y patriarcales.
Darse con un canto en los dientes
es mucho mejor que darse con un Cantó. Este chiste tonto y facilón sin
embargo delata la inquietud de mi estómago, el cual insiste en devolver
al exterior todo el material en digestión que en él se halla, cada vez
que veo la patética comparecencia del diputado Cantó al respecto del
debate de la tauromaquia en la península misérrima ( lo que algunas
llaman España ). Las tripas se me centrifugan cuando este mal actor y
peor político proclama sin ninguna vergüenza que ¨los animales no tienen
derecho a la vida ni a la libertad´´. Toma ya. Ni Torquemada, oiga.
Dicho esto, imagino cómo el ponente se quedó, debe ser como no defecar
durante tres días y conseguir hacerlo finalmente. El señor Cantó se
quedó a gusto soltando tamaño lastre...
Me preocupa sin
embargo que en este país de aserejés no haya mecanismos que prohíban la
estupidez supina en los escaños, especialmente cuando todas sabemos que
si alguien no debería tener derecho a la vida y a la libertad, esa es
precisamente la clase política española, directamente responsable de
miles de personas muertas si hablamos del recuento anual, y de cientos
de millones si hablamos del histórico. Clase política que abre, a base
de palanca presupuestaria y antidisturbia, la nalgatoria de la gente
para que las multinacionales, los bancos y el sistema de exclusión
derivado de ellas, entre a saco y sin vaselina por el recto popular. Ay,
y sin besitos. Y nosotras a votar y pagarles las dietas y las rayas,
que es nuestra misión.
Cada vez que pienso en
actrices políticas pienso en nazis, ya ven ustedes, es un tic
inmediato. Creo que es la prueba mas evidente del avanzado estado de
putrefacción que sufre la democracia; cuando el circo se lleva al
congreso, cuando la falsía, la interpretación, el guión aprendido al
dedillo y sobretodo los ajustes dictados por la productora convierten
los hemiciclos en enormes platós donde todas las extras son figurantes.
Un escenario donde imagino a un esvástico schwarzenegger, ebrio de
anabolizantes y ardor patrio, con una AK47 y una M16 en sendos
globiformes brazos, que empieza febril a disparar a diestro contra
negratas, maricas, rojas, masonas, feministas, judías, pacifistas,
vegetas, ecologistas y a toda chusma que le chiste o le replique sus
maneras de siegheil. El mismo escenario donde hace algunos años vimos
cómo otro actor, un cowboy repeinado, dictó leyes que han asesinado y
asesinan a millones de personas, convirtiendo a Ronald Reagan en la
mayor asesina de masas de la historia, con sus políticas neoliberales,
de privatización de capital público y coronación del libre mercado como
emperador absoluto del planeta. Las actrices son buenas políticas,
porque camelan, que es la labor de esa gente, pero cada vez que abren la
boca, el aire hiede a metano. No me extraña que en las elecciones la
gente vote a telepizza o a bob esponja... Aunque llegado al imporbable
caso, yo particularmente votaría a la Pitufina, por si le sale de dentro
a su Rosa Luxemburgo y nos pone orden la aldea pitufa.
Me he prometido ser
objetiva, así que salvando mis más que fundados recelos de las actrices
actrices cuando se transforman en actrices políticas -y considerando
ello por cautela el posible fruto de mi resquemor-, no deja de ser
sospechoso que el mentado Cantó ( el que parte los dientes, recordemos
), minimice en sus recientes declaraciones la gravedad y el número de
denuncias por maltrato a mujeres, precisamente en un país afric...
perdón, europeo... donde un centenar de ellas son ASESINADAS por los
súbitos hervores de testosterona de latinlovers de Badajoz, Bilbo,
Girona o Salamanca. Ese hecho de cuestionar la violencia de género
debería ser causa suficiente para la cesión de su cargo. Por incauta,
por sabihonda y sobretodo por imbécil.
Señor Cantó, aplique
usted la neurona al asunto: si un centenar de mujeres llegan a MORIR en
manos de sus agresores ¿ no podemos por sentido común y memoria
histórica, imaginar que no sólo son ciertas las cifras sobre violencia y
maltrato contra mujeres, sino que ademas están muy por debajo de lo
oficial ?. ¿ A que jugamos ?. ¿ A quitarle fondos a la lucha contra la
erradicación de la violencia contra las mujeres para dárselos a la
tauromafia ?. ¿ Nos hacemos las tontas o lo somos ?. ¿ Cuántas disputas
con reparto generoso de hematomas se cobran cada día la mujer en España
en silencio, sin denuncia ?. Sería difícil contabilizarlas por la
naturalidad con que están sucediendo, pero no pequemos de ingenuas ni de
miopes de complicidad. La muerte no es silenciosa, los cuerpos muertos
hablan, pero si hablamos de violencia física, señor Cantó, de violencia
verbal, de destrucción de voluntades, de dominación, de sometimiento, de
aterrorización de mujeres, en definitiva de violencia, España tiene una
gran deuda pendiente que saldar.
Cantó y muchas otras
políticas, machos y machas, integradas a un sistema masculino que culpa a
la mujer por querer ser, desamparadas por una constitución de fantasía y
piruletas que no vela en la praxis ni dicho derecho, ni el derecho a
vivienda, ni el derecho a la vida y a la libertad -independientemente de
si la sujeta susceptible de recibir tales derechos camina a dos o a
cuatro patas-, ni a una salud pública de calidad, para permitir que
cuatro degeneradas revienten a un animal mientras se onanizan los
cerebros entre olé y olé.
Es penoso por no decir
criminal que el inmenso problema de no haber solucionado "la cuestión
femenina" en pleno siglo veinte por culpa -también pero no sólo- de
tener en el plató a cenutrias de tal magnitud siga siendo para ciertas
personas una cuestión menor. Irresoluta. Un mundo ferozmente testicular
como el que sufrimos, desigual e invasivo, se merece que personajes como
el mencionado salten al "candelabro", para tener por supuesto
después la desfachatez de pedir perdón, como niñas malcriadas y bocazas.
Porque la sociedad perdona, que es lo mismo que decir que la sociedad
consiente.
Cantó, no representa usted más que a los restos de
serie de un territorio enfermo, especímen de un grupo condenado a
extinción. Dimita y anuncie dentífricos, pero háganos un favor, sonría
sin abrir mucho la boca. Muestre su dentadura bien empastada, pero
apriete bien los dientes, no vaya a ser que entre los resquicios asome
lo marrón, sus opiniones.
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