Green Hill, en Italia, suministraba perros a laboratorios de toda
Europa y ahora sus instalaciones han sido clausuradas y sus responsables
condenados por maltratar a los animales y matar a más de 6.000 de ellos
La Justicia italiana ha cerrado definitivamente las
instalaciones de Green Hill, uno de los mayores criaderos de perros
beagle de Europa, y ha condenado a sus principales responsables por maltrato y matanza ilegal de animales, más de 6.000 entre los años 2008 y 2012.
Green Hill ocupaba unas cinco hectáreas en la localidad de Montichiari,
en la región de Brescia, al norte de Italia, y era propiedad de
Marshall, una compañía estadounidense. Su razón de ser: la cría de
perros beagle para suministrar a laboratorios de toda Europa.
El 28 de abril de 2012, una protesta de las plataformas Cerremos Green Hill y Ocupemos Green Hill
acabó con la liberación de treinta perros por parte de los activistas,
doce de los cuales fueron detenidos en los días posteriores. Sin
embargo, el 18 de julio las instalaciones eran precintadas por la
policía para proceder a investigar las denuncias interpuestas.
En aquel momento, unos 3.000 perros
se encontraban en Green Hill, entre adultos utilizados para la cría y
cachorros cuyo destino era ser vendidos a laboratorios para ser objeto
de experimentación y en muchos casos de vivisección (disección de
animales vivos, incluso sin anestesia, para su estudio).
Después de años de manifestaciones, protestas, recogidas de firmas…
la Fiscalía de Brescia decidió clausurar las instalaciones y entregar
provisionalmente la custodia de los animales a las organizaciones que
habían denunciado a Green Hill: Legambiente y la Lega Antivivisezione (LAV), que procedieron a ponerlos en un programa de acogida por familias.
Hace pocos días la Justicia ha dictado su sentencia contra Green Hill
por matar “sistemáticamente” a los perros enfermos, incluso afectados
por una simple dermatitis, en vez de proporcionarles el tratamiento
adecuado, para reducir costes. Considera demostrada la muerte de 6.023 perros entre los años 2008 y 2012, hasta que las instalaciones fueron clausuradas.
Para el cuidado de los perros solo había un veterinario,
que ha sido condenado junto a los dos máximos responsables del centro, a
penas de entre un año y un año y seis meses, y a pagar una
indemnización por daños y perjuicios que las organizaciones destinarán
al impulso de métodos alternativos al uso de animales en laboratorios,
para avanzar hacia una investigación “limpia, científica y éticamente
aceptable”. La condena comporta el cierre definitivo de las
instalaciones y la entrega definitiva de los animales a las asociaciones
que los custodiaban, de forma que todos ellos podrán quedarse con sus
familias.
Los beagles son los perros más utilizados
para experimentación en todo el mundo. Son criados en lugares como Green
Hill y su vida transcurre en una jaula, sin ver siquiera la luz del
sol. En Estados Unidos otro grupo de beagles fue rescatado en 2011, y el
momento de su liberación recogido en este vídeo:
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