La iniciativa contra el maltrato animal que el líder socialista
anunció con motivo del Toro de la Vega en Tordesillas no ha conseguido
convencer a ningún otro grupo parlamentario.
El pasado 17 de septiembre Jorge Javier Vázquez recibía una llamada de teléfono mientras presentaba Sálvame. Era el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez,
que quería hablar con él urgentemente, pero sin que la conversación
fuera escuchada por los espectadores que en ese momento veían el
programa en directo. Pocos minutos antes, Jorge Javier había asegurado
que retiraría su apoyo al PSOE si no había un compromiso claro de
erradicar el festejo del Toro de la Vega,
que ese mismo día se había perpetrado, como cada mes de septiembre, en
Tordesillas, así como todos aquellos festejos que comportan maltrato a
los animales.
Esa mañana decenas de activistas habían
acudido a Tordesillas para intentar salvar a Elegido, que finalmente
fue torturado y asesinado a lanzadas por los mozos locales. Una
barbaridad a la que ni el PSOE, que gobierna el Ayuntamiento, ni el PP,
que lo hace en la comunidad autónoma, parecen querer poner fin. El
enfado de Jorge Javier ante sus millones de espectadores espoleó a Pedro
Sánchez a expresarle su compromiso con la protección de los animales,
y como prueba de ello comprometió una inminente iniciativa
parlamentaria en ese sentido. El presentador lo agradeció públicamente y
quedó a la espera, como todos los que compartimos la lucha por los
animales.
El alcalde de Tordesillas, el socialista
José Antonio González, no dudó en denunciar el “populismo” con el que el
líder de su partido había reaccionado ante el festejo de su pueblo. La
división interna en las filas socialistas estaba servida y esas
declaraciones eran solo una muestra. Solo tres días después, Sánchez
precisaba que en lo que él entiende por maltrato animal no entra la
tauromaquia, parte de la “cultura” española, según dijo. “No negaré a nadie el gusto de disfrutar viendo torear a José Tomás”, fueron sus palabras.
Unas semanas después, los eurodiputados del PSOE, junto a los del PP, votaban en el Parlamento Europeo a favor de mantener las subvenciones
que, directa e indirectamente, a través de la Política Agraria Común,
sirven para mantener las dehesas en las que se crían los toros que luego
son lidiados en las plazas, y que son un sustento básico para una
industria moribunda que necesita de los impuestos de todos para seguir
agonizando. Precisamente, Jorge Javier Vázquez se había hecho eco de la iniciativa Pan y Toros para derogar esas subvenciones y para proteger a los menores de la violencia de la tauromaquia, como la ONU ha recomendado.
Y el pasado 17 de noviembre, los empresarios ganaderos de lidia salían
“satisfechos” de una reunión con Pedro Sánchez en la que éste les
garantizó que no atacaría a la tauromaquia. Los toros, debe de pensar el líder socialista, no son animales y no merecen entrar en esa iniciativa que preparaba para protegerlos.
La tan esperada iniciativa se sometió a debate y votación del Congreso
de los Diputados el pasado martes. Una proposición no de ley tan ambigüa
que su redacción y sus intenciones no convencieron a nadie.
El texto pedía al Gobierno establecer “los mecanismos y desarrollos
legales necesarios que impidan situaciones de maltrato animal en los
espectáculos públicos y festejos populares realizados en todo el
territorio nacional”, teniendo en cuenta las recomendaciones sobre
bienestar animal que un grupo de expertos hicieron al Parlamento en la
anterior legislatura. El PSOE emplazaba al Ejecutivo a presentar en el
plazo máximo de tres meses un proyecto de ley que recogiera las bases a
respetar en toda España “en garantía del bienestar animal” y sin
perjuicio de las competencias de las comunidades autónomas.
La secretaria de Cambio Climático y Sostenibilidad del PSOE, Pilar Lucio,
fue la encargada de defender la iniciativa en la tribuna del Congreso, y
definió el maltrato como el daño “innecesario” infligido a un animal,
sin definir, en cambio, qué daño se considera “necesario” para ser
justificado. Lucio subrayó la necesidad de garantizar “el bienestar” de
los animales de compañía, usados para experimentación, que viven en zoos
o circos, o que son objeto de "explotación", y destacó que el PSOE
sigue a la espera del proyecto de ley anunciado por el Gobierno para
regular la compra y venta de animales de compañía con el fin de frenar
las tasas de abandono, que en España “superan con creces las de otros
países del entorno”.
Lucio argumentó que las
comunidades autónomas han legislado “con mayor o menor fortuna” y es
necesaria una respuesta “homogénea” en todo el territorio, atendiendo de
forma específica “a la problemática de los festejos populares”. Ante el
“siempre difícil equilibrio” entre el respeto a las tradiciones locales
y el respeto a los animales, Lucio dejó claro que el PSOE no pretende
prohibir ningún festejo, pero sí “garantizar que se erradica en ellos
cualquier vestigio de maltrato”.
Los socialistas,
aseguró, son conscientes de la “iconografía” en torno a algunos de esos
festejos, “que incluso nos identifica como país”, pero cuestionó que la
costumbre pueda ser motivo para preservar una conducta “incomprensible
para estándares éticos”. Avanzar requiere no anclarse en “tradiciones
indefendibles”, añadió, y sí “transformar la ética pública más avanzada
en norma jurídica”.
ERC presentó una enmienda
que defendió su portavoz, Joan Tardà, pese a estar convencido de que
los socialistas la rechazarían. Su grupo incluía las corridas de toros
como “expresión máxima del maltrato animal” en espectáculos públicos y
pedía no subvencionar, ni directa ni indirectamente, ni el maltrato ni
la cría de animales para ser víctimas de esos festejos. Solo aceptando
esa enmienda, advirtió Tardà, el PSOE demostraría que su iniciativa “no
es un brindis al sol”. “Toros es igual a tortura”, dijo el portavoz de
ERC, para quien el estadio de civilización alcanzado “requiere
actuaciones rotundas, categóricas, y no paños calientes” contra el
maltrato animal.
Tardà esgrimió además otro argumento
contra el PSOE, que sería repetido por otros portavoces: la invasión de
competencias autonómicas. Aprovechó también para recordar que el
Parlament de Catalunya ha abolido las corridas de toros y eso mismo
pueden hacer otros. Precisamente, se mostró convencido de que la
intención del PSOE era simplemente forzar a determinades comunidades
(Castilla y León) con una regulación “de mayor rango”. “Como
federalistas, humo, humo y humo”, y en cuanto a los animales, “absoluta
hipocresía”, concluyó. En esto, dijo, dirigiéndose a PSOE y PP, son
iguales, “absolutamente reaccionarios”.
En nombre del PNV,
Joseba Agirretxea preguntó abiertamente a la portavoz socialista “a qué
se refieren” en su iniciativa. Dio por hecho que era al Toro de la
Vega, y por ello afeó al PSOE “saltarse el ámbito competencial” y
pretender que el Congreso legisle sobre aquello que no hace la Junta de
Castilla y León. El mismo mecanismo, subrayó, utilizó el PP al declarar
la tauromaquia Bien de Interés Cultural después de que Cataluña aboliera
las corridas de toros. Más que por nueva legislación, el PNV aboga por
respetar la legislación existente y “ganar las conciencias de la gente
para que los maltratadores de animales no puedan seguir ejerciendo ese
maltrato”.
También el portavoz de UPyD,
Toni Cantó, asumió que el PSOE se refería al Toro de la Vega, una
“salvajada con la que estamos completamente en desacuerdo”, pero si es
así, dijo, el método no puede ser que desde el Parlamento “convenzamos
al alcalde de Tordesillas porque no obedece a su líder ni a su partido”.
Reclamó “un poquito más de concreción” y también de “amplitud de miras”
y se preguntó, por ejemplo, qué pasa con el maltrato a los animales no
en festejos públicos sino en el ámbito privado, “cuando nadie nos mira”.
Además, emplazó a los parlamentarios a reflexionar sobre “cómo
transportamos” a los animales “de los que nos servimos”, cómo son
sacrificados o cómo son tratados los domésticos.
Álvaro Sanz, de Izquierda Unida,
denunció que en España “nos hemos acostumbrado a convivir con el
maltrato” a los animales, y pidió a los parlamentarios que respondan a
la pregunta de si los españoles “sabemos divertirnos sin provocar dolor o
derramar sangre”. Amparados en la tradición, aseguró, se tortura y se
mata a toros, caballos, becerros... “barbaridades” que desaparecieron de
Europa al paso de la Ilustración y que en España se perpetúan. Es el
caso del Toro de la Vega, de las becerradas de Algemesí y del toro Jubilo, algunos de los festejos de una “lista negra que debería escandalizarnos”.
Sanz alertó al PP de que la Marca España está aún unida al maltrato
animal, por ejemplo a la tragedia de los galgos, y pidió a ese partido y
al PSOE avanzar “con valentía y con arrojo”, no con una iniciativa
“insuficiente y un poco decepcionante”. En su intervención, cuestionó la
“confusa” trayectoria del PSOE en esta materia, ya que respaldó en el
Parlamento Europeo las subvenciones a la tauromaquia y Pedro Sánchez se
reunió con los empresarios taurinos “para tranquilizarlos”. Pidió por
ello a los socialistas que precisen “hasta dónde quieren llegar” y si
consideran que las corridas de toros son maltrato o no, porque “no se
puede soplar y sorber a la vez”.
Quizá el PSOE haya
recuperado la confianza y el voto de Jorge Javier Vázquez, aseguró, pero
ha “decepcionado las expectativas de quienes trabajan desde hace años
para mejorar la sensibilidad” de la sociedad en su trato a los animales.
“No se puede jugar con los sentimientos de cientos de miles de
activistas”, afirmó. Sanz pidió una legislación “audaz” que permita la
llegada a España de la Ilustración, aunque con siglos de retraso, y se
mostró dispuesto a respaldar la iniciativa aunque solo fuera para
avanzar en el debate, siempre que los parlamentarios respondan a la
pregunta de si pueden divertirse “sin dolor y sin derramar sangre”.
Marc Solsona, de CiU,
subrayó que el Parlamento de Cataluña ha sido pionero en definir el
maltrato animal y combatirlo, y rechazó la propuesta del PSOE, entre
otras cosas por “intromisión” de competencias autonómicas.
En nombre del PP,
Olga Iglesias acusó a los socialistas de “engañar a los españoles” en
múltiples ámbitos, también en el maltrato animal porque no cumplió el
compromiso adquirido en su programa electoral de 2004 de aprobar una ley
marco de bienestar animal, pese a crear un comité de expertos que
arrojó sus conclusiones. Lo que querían, denunció, era “lavarse la
cara”. Acusó a Pedro Sánchez de pretender solo resolver su “desencuentro
con un conocido presentador de televisión al que no dudó en llamar en
directo a su programa, preocupado más por sus comentarios de no adhesión
al proyecto socialista que por el bienestar de los animales”.
Preguntó al líder socialista, ausente del debate, si ha llamado al
alcalde de Tordesillas, si ha leido las ordenanzas que regulan el Toro
de la Vega, si le ha preguntado si las ha adecuado a la creciente
preocupación por el bienestar de los animales, y si ha consultado con
otros ayuntamientos donde las tradiciones son compatibles con el
bienestar animal. “Que llame a su alcalde en vez de hacerlo a
televisión”, exclamó. Olga Iglesias aseguró que el maltrato animal “en
ningún caso está justificado” y que, como veterinaria, “me repugna”, lo
mismo que al Gobierno. Por ello, concluyó, esa preocupación se ha
recogido, por ejemplo, en la reforma del Código Penal.
Al final del debate, el PSOE se había quedado solo con una iniciativa
que no contentaba a ningún otro grupo del Congreso de los Diputados. Lo
que no sabemos es si Pedro Sánchez se lo contará personalmente a Jorge
Javier Vázquez.
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