martes, 20 de mayo de 2014

Los animales en las elecciones europeas

¿Incluyen a los animales en sus programas para las elecciones europeas los partidos políticos generalistas?
Los derechos animales ganan espacio en el debate político. Desgranamos las propuestas que los principales partidos presentan para las Europeas 2014.

Fadjen, toro español "de lidia", y el francés Christophe Thomas, que lo rescató y adoptó.
Fadjen, toro español "de lidia", y el francés Christophe Thomas, que lo rescató y adoptó.
Los animales no son “mercancía” ni “productos”. Su vida no puede ser valorada solo en función de lo que reportan a los humanos en forma de beneficio económico o capricho satisfecho. Sus derechos no son unos u otros dependiendo del uso que les demos (“de compañía”, “de granja”, “de laboratorio”). Por eso, pese a reconocer y celebrar los avances que en los últimos años ha experimentado la defensa de esos derechos, esos pasos adelante son la unidad con la que medir el largo trecho que aún queda por recorrer.
Los programas con los que los partidos concurren a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo día 25 son una buena muestra de cómo los animales son vistos aún por nuestros políticos, igual que por buena parte de la sociedad: como seres a nuestro servicio, cuyos derechos, en caso de ser reconocidos, están supeditados a nuestros intereses.
No todos los programas son iguales, como no todos los partidos defienden lo mismo. En el espectro electoral conviven desde el Partido Animalista (Pacma), cuyo ideario incorpora por igual los derechos de humanos y animales, hasta quienes quieren recuperar la tortura de los toros como espectáculo en Cataluña o legalizar la caza de aves con pegamento en la Comunidad Valenciana. Y, en medio, muchas formaciones partidarias de reforzar la defensa de algunos animales, los “domésticos”, los “salvajes” o “exóticos”, mientras otros siguen siendo “ganado” o “recursos pesqueros”, a los que, en todo caso, hay que preservar por el bien de nuestro propio sustento.
EQUO
En estas elecciones, Equo apuesta por un New Deal Verde, una “transición ecológica” de la economía, a la que dedica bastante espacio en su programa. Es necesario, dice, ver “más allá de la realidad humana de aquí y de ahora”, y proteger los hábitats, la flora, la fauna, las aguas y los suelos, haciendo compatible “unos ecosistemas estables con una actividad humana sostenible y responsable”.
Defiende la adhesión de España al Convenio Europeo para la Protección de Animales de Compañía; hacer obligatorio el microchip y el registro con criterios de sanidad; e implantar un sistema de licencias para las empresas de cría y transporte, de forma que se pueda asegurar “su bienestar y trazabilidad”.
También aboga por una formación específica para que los cuerpos policiales combatan los delitos contra animales, y reclama que la “cultura” o la “tradición” no puedan esgrimirse como excepción al cumplimiento de las normas sobre bienestar animal. En consecuencia, el toro de lidia sería considerado “un animal más” y la tauromaquia y otros espectáculos similares serían abiertamente “indignos de la civilización europea del siglo XXI”.
En esa línea, Equo cree que los criterios de bienestar animal deben extenderse a los parques zoológicos y a todos los espectáculos en los que intervengan animales, con el objetivo de eliminar la presencia de los considerados salvajes o en peligro de extinción, y de forma progresiva, y en último término, del resto.
Pretende también reducir la presencia de animales “exóticos” dentro de los considerados “de compañía” y poner fin a  la importación de los que son capturados en libertad.
“Hemos de conseguir avances en las condiciones de bienestar y protección de animales de granja y piscifactoría, dejando atrás el modelo industrial. Se deben garantizar condiciones dignas en el transporte de animales vivos y en su sacrificio”, dice su programa.
Ese concepto de “bienestar” animal, pese a sonar a bálsamo comparado con las atrocidades que muchos animales padecen en el proceso industrial de convertirlos en alimento, resulta insuficiente frente al objetivo de erradicar, completamente y en todos los ámbitos, la explotación animal.
Equo defiende reducir por ley el tiempo de transporte de animales vivos y establecer “estándares de bienestar animal”, como la obligatoriedad de “periodos secos” para el ganado vacuno, la “densidad adecuada” para cada especie de peces en piscifactoría, o el aturdimiento previo al sacrificio, sin excepción posible en casos de ritual religioso.
En cuanto a la pesca, cree necesario garantizar un modelo “sostenible” que garantice la gestión de los “recursos pesqueros desde una perspectiva socialmente justa (…) Con el fin de garantizar la continuidad de las pesquerías, el mantenimiento del sector y los puestos de trabajo que conlleva, y el suministro de pescado a la población, la UE debe velar por que los recursos pesqueros sean utilizados según criterios ambientales y sociales, de forma que tanto en Europa como en el mundo se termine por implantar un modelo de pesca sostenible, acabando con la sobreexplotación de todos los caladeros”.
Equo recuerda que hay métodos alternativos a la experimentación con animales que deben ser “investigados y validados con apoyo público” para reducir y, finalmente, poner fin al uso de animales en laboratorios.
Propone también que el Parlamento Europeo encabece las presiones para impedir la caza de ballenas y aprobar un marco legislativo de protección a los mamíferos marinos y grandes simios. Cree que deben reconocerse derechos básicos, como la vida, la libertad, la protección contra la tortura... a chimpancés, gorilas, orangutanes, y a los cetáceos, “fundamentalmente delfines y orcas”, y esgrime para esa distinción “su probada inteligencia”. 
Con todo ello, el programa de Equo es, de los partidos generalistas, el más avanzado en cuanto a defensa de los derechos de los animales.
Por detrás se queda, sin embargo, Compromís, partido aliado en estas elecciones, entre cuyos dirigentes hay sensibilidades dispares respecto de los animales. Prueba de ello es la defensa dentro de Compromís de lo que algunos consideran una “costumbre tradicional, seña de identidad” de los valencianos: la caza de aves con pegamento. Lo mismo ocurre en CHA, la otra fuerza con la que integran la candidatura Primavera Europea para concurrir conjuntamente a estas elecciones. En esta formación aragonesa algunos, como Chesús Yuste, coordinador de la Asociación Parlamentaria de Defensa de los Animales (Apdda), van muy por delante de la mayoría de sus correligionarios en la defensa de los animales.
Podemos
El programa de Podemos, redactado de forma colaborativa entre sus círculos, incluye un apartado específico sobre “protección animal” porque la considera “una nueva exigencia social”. Propone directivas europeas y leyes estatales para penalizar el maltrato y el abandono y para erradicar “cualquier uso de fondos públicos para actividades nocivas contra los animales”.
Habla expresamente de “ prohibición de la tauromaquia y del tráfico de especies exóticas o en peligro de extinción” y de “ regular la caza mayor y de especies protegidas”. Aboga también por la “promoción” de las protectoras como garantes de que las administraciones cumplen su trabajo de “amparo y protección de los derechos animales”.
Podemos apuesta por “regular con criterios medioambientales” las explotaciones pesqueras, protegiendo los ecosistemas marinos y prohibiendo “malas prácticas como la pesca de arrastre”, y propone que el dinero recaudado de multas por daño al medioambiente se destine, al menos en un 80%, a su protección.
Izquierda Unida
Izquierda Unida quiere una Directiva europea de “ protección y bienestar animal”, con agravamiento de penas por tráfico ilegal y maltrato, y protección de fauna silvestre y de especies en peligro de extinción.
Propone crear la figura del “ Defensor/a de los animales” y derogar la legislación sobre animales potencialmente peligrosos, ante la “desinformación y manipulación” generada por ataques “ocasionales” de perros. Con educación y cuidados, dice la coalición, “los perros no actúan de manera agresiva con los seres humanos”. Propone, en esa línea, un plan de educación y sensibilización desde Primaria a la Universidad basado en el respeto a los animales. 
Los animales no deben ser víctimas de maltrato o violencia”, y por eso apuesta por prohibir los circos con animales e impulsar los circos alternativos, y por que zoológicos, acuarios y delfinarios se conviertan en refugios a los que solo lleguen ejemplares recuperados o que nazcan en cautividad, devolviendo a su hábitat a los que puedan ser liberados.
La formación se opone a subvencionar la cría de animales para la industria peletera, y al uso de “recursos públicos y subvenciones a actividades lúdicas, espectáculos, festejos, pruebas deportivas o recreativas y concursos incompatibles con el bienestar animal”, sin concretar a qué actividades y “fiestas” concretas se refiere.
Apuesta además por suprimir los sacrificios de animales sanos o con enfermedades curables, y por fomentar las campañas de esterilización, adopción y concienciación, así como el acceso de animales de compañía a transportes y espacios públicos, y por erradicar la tenencia de animales exóticos en condiciones distintas a su hábitat.
Propone sustituir la experimentación y la vivisección de animales por alternativas científicas éticas existentes, porque se opone a toda experimentación “que no tenga como justificación clara la mejora de la salud de la población humana, la mejora de la producción con criterios ecológicos o de bienestar animal, o la preservación del medio ambiente”.
En cuanto a las actividades “agroganaderas y de pesca”, propone directivas para paliar la sobreexplotación de recursos, fomentar usos y técnicas respetuosas, y eliminar toda subvención a actividades no sostenibles. Propone, por ejemplo, “proteger y promover la pesca artesanal, ya que genera más puestos de trabajo por tonelada de pesca capturada, consume menos energía por unidad de pesca, es más selectiva de forma general, abastece de una mayor diversidad de especies pesqueras y sus actores están más concienciados en la necesidad de preservar los recursos pesqueros, pues su actividad depende de manera directa de la salud de los caladeros”.
“Así”, prosigue su argumentación, “garantizaremos un nivel de vida razonable a las gentes del mar, asegurando empleo de calidad, rentas dignas y niveles adecuados de protección social”. La protección del medio marino “debe ser una prioridad para alcanzar un aprovechamiento sostenible de los recursos. Por ello, proponemos la protección del 20% de los ecosistemas marinos frente a la actividad pesquera, creando en cooperación con los representantes del sector, santuarios marinos y otras figuras de conservación que sirvan para la reposición continua y la regeneración de los caladeros”.
Reconoce la necesidad de reducir los descartes pesqueros por el impacto ambiental, la ineficiencia energética y el mal aprovechamiento de proteína animal que suponen.
PP
El Partido Popular es claro y contundente en su programa, al afirmar que las personas “deben ser siempre el centro de todas las políticas” y al no mencionar a los animales salvo como parte del engranaje que alimenta sectores económicos estratégicos. En virtud de ello, la agricultura, la ganadería y la pescan son los tres pilares de un sector económico, el agroalimentario, “fundamental para nuestro país, fuente de riqueza y generador de empleo”. 
Por eso se compromete con políticas “que beneficien a nuestros agricultores, ganaderos y pescadores con el fin de impulsar la competitividad de estos sectores” y con propuestas medioambientales “realistas y sostenibles, que permitan compatibilizar la protección de nuestro patrimonio natural con el desarrollo socioeconómico, impulsando la lucha contra el cambio climático y el uso eficiente de los recursos”.
El objetivo de todas esas políticas, dice el PP, es asegurar “nuestro porvenir”. Aunque no menciona términos como “tauromaquia” o “ parany, defiende “nuestro legado cultural y sus expresiones tradicionales porque son la clave que nos permite interpretar la modernidad e innovar”, y el cabeza de lista, Miguel Arias Cañete, ya ha dejado ver por dónde van sus intenciones
A los agricultores y ganaderos les promete “un compromiso a la altura de un mercado global”, y por ello una PAC que cumpla las exigencias en seguridad alimentaria, medioambientales y de bienestar animal, e innovaciones que permitan “mejoras de productividad y de rendimiento económico de las explotaciones y de las industrias”.
La pesca debe seguir siendo “una actividad rentable y sostenible”   y para ello sugiere revisar las normas relativas a la malla y torzal de las “artes de arrastre” para “asegurar su adecuación a la realidad de la pesca”.
PSOE
El otro gran partido, el PSOE, no precisa tanto pero tampoco se moja. Su programa va dirigido también exclusivamente con el objetivo general de revertir las políticas conservadoras en España y en Europa, centrado en recuperar prestaciones sociales y derechos y libertades recortados durante los últimos años. Pero los animales no están entre esas prioridades, a juzgar por el manifiesto de los socialistas europeos y la declaración política en la que los españoles han basado sus propuestas.  
UPyD
UpyD apuesta claramente por una política “conservacionista”, basada en la conservación del patrimonio natural europeo y la protección de la biodiversidad, la ordenación del territorio, las evaluaciones de impacto medioambiental y la educación ambiental.
Considera que la Política Pesquera Común debe fomentar la recuperación de ecosistemas marinos y la gestión sostenible de los recursos “como requisitos para garantizar el futuro de las poblaciones pesqueras”.
Propone paliar posibles efectos negativos al sector lácteo por la finalización del sistema de cuotas, y prevenir el desperdicio alimentario, pero ni palabra de los animales.
Partidos catalanes
Mención específica merece la situación en Catalunya, avanzadilla en la defensa de los animales, donde ya se abolieron las corridas de toros, aunque hay quien quiere recuperarlas, y se avanza hacia la prohibición de los circos con animales.
Aunque los programas electorales de los partidos catalanes están casi monopolizados por el debate soberanista y los animales apenas tienen cabida en las propuestas concretas, algunos candidatos son la muestra de que la defensa de sus derechos cobra relevancia en la discusión política. Josep María Terricabras, el cabeza de lista de ERC, catedrático de Filosofía, compareció en el Parlament para defender la abolición de las corridas de toros. La cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo, que fundó y dirige, es muestra de su compromiso con la doctrina de quien sentó las bases de la ética de la defensa de los animales en España.
También dio muestra de su activismo político el eurodiputado de ICV Raúl Romeva, cuya línea se ha comprometido a seguir el cabeza de cartel de la formación en estas elecciones, Ernest Urtasun.
Son avances, todos ellos, que nos señalan el camino por el que tenemos que seguir avanzando. Porque respetar a los animales es incompatible con muchas de nuestras costumbres y tradiciones, y porque su vida está por encima de cualquier actividad, por muy rentable que sea. Esa evolución es nuestro reto pendiente.

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