Esta petición de imponer su particular “fiesta de la sangre” en Canarias,
define a la perfección el respeto por la vida que tiene el PP, el
acatamiento de la idiosincrasia de nuestro pueblo, que ha rechazado
históricamente esta masacre contra animales inocentes.
La mala costumbre de la violencia suele estar asociada a
comportamientos, gustos y aficiones sanguinarias. Hay muchas formas de
violentar la vida, no solo es un puro y duro acto terrorista como pegar
un tiro en la nuca, poner un coche bomba o reventar los depósitos de
agua de toda una ciudad.
Ese terror institucionalizado parte la mayoría de las veces del
estado y se estructura desde gobiernos que desarrollan políticas contra
la ciudadanía, para beneficio exclusivo de bandas corruptas de
banqueros, empresarios millonarios y políticos sin escrúpulos,
dispuestos a todo, a lo que sea, para llenarse los bolsillos, recortando
derechos, modificando constituciones para poder cortarle el cuello a
las personas humildes, privatizando servicios públicos, robando
impunemente, promoviendo desahucios de millones de familias de sus
viviendas, batiendo tristes récords de desempleo, hambre infantil,
familias sin ingresos, cientos de miles de enfermos dependientes muertos
por retirarles las ayudas y un largo etcétera de abusos de poder,
injusticias, masacres humanitarias, suicidios masivos por razones
económicas, con el único objetivo de llenar bolsillos y corromper la
democracia.
Esta depredadora violencia no solo la ejercen contra la gente que
sufre sus constantes pelotazos y tramas corruptas, sino también contra
los animales no humanos, financiando con dinero público espectáculos tan
vergonzosos y dantescos como las corridas de toros, una tradición
terrorífica que en el régimen español goza de la “graciosa” aceptación
del partido gobernante, que la disfruta puro en boca, después de
almorzar en un restaurante de cinco tenedores a cargo del erario
público, como no podía ser menos.
En Canarias tenemos la suerte de
contar con una Ley de Protección de los Animales que aunque no es
perfecta y debería perfeccionarse mucho, prohíbe expresamente esta
bochornosa, españolista y vomitiva “Fiesta Nacional”, que consiste en
torturar hasta la muerte a nobles animales, clavándoles banderillas,
estocándolos desde un caballo, haciéndolos desangrar, sufrir
inmensamente, para que al final el cobarde, machista y ceñido torero le
hunda una espada en el corazón, entre gritos de una cada vez menos
abundante afición enfervorizada y ansiosa de sangre.
El PP canario a través de su secretario general, Asier Antona, ha
pedido estos días en varios medios de comunicación isleños, la
“recuperación” de esta brutal actividad, sin un mínimo de rubor, tal
como suele hacer este partido cuando se trata de joderle la vida a la
ciudadanía, con la típica prepotencia de su jefe plenipotenciario el
ministro petrolero Soria, más conocido como el “macho Soria” en
distintos medios y sectores de la llamada “sociedad canaria”.
Esta petición de imponer su particular “fiesta de la sangre” en Canarias,
define a la perfección el respeto por la vida que tiene el PP, el
acatamiento de la idiosincrasia de nuestro pueblo, que ha rechazado
históricamente esta masacre contra animales inocentes, donde tuvieron
que cerrar las plazas porque el público no acudía, llenando sus
sangrientas gradas con guardias civiles, policías, militares y otras
representaciones del desagradable y bufado aroma patrio de la colonia.
Recuerdo su último intento en Las Palmas de Gran Canaria, en una
explanada de la Avenida de Escaleritas allá por los 90, donde montaron
una plaza móvil que fue rodeada por cientos de canarios/as con pancartas
y gritos contra los toreros, a los que les fastidiamos su tarde de
gloria, teniendo que desmontarla y embarcarla apresuradamente para
tierras peninsulares a los pocos días.
Señores y señoras del PP canario, en estas islas masacradas no queremos sus fiestas sanguinarias.
Antona, dedícate a solucionar los graves y constantes escándalos de
tu partido, no nos traigas más miseria humana, más dolor, más tristeza.
Te coges un avión y te marchas a Las Ventas si quieres ver sufrir
animales inocentes, te sobra el dinero, a nuestra gente no. Sobrevivimos
con unos índices de desempleo históricos, con uno de cada tres niños y
niñas en situación de hambre y malnutrición.
Menos mierda por favor, menos montajes para satisfacer mentes enfermas.
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