¡Ven y participa de este proceso histórico!
Desde la Plataforma Iniciativa Animalista
y Asociación Animalista Libera! queremos recordar que somos una de las
naciones líderes y precursoras en el mundo con respecto a los derechos de los
animales. El Principado de Catalunya es un territorio especialmente sensible al
maltrato de los animales no humanos, como así lo demuestra el gran número de
asociaciones, organizaciones, protectoras, refugios, etc, que tejen su
entramado proteccionista y abolicionista.
La ley de protección animal catalana es una de las
más avanzadas del mundo. Se trata de una ley que reconoce a los animales como
seres física y psicológicamente sensibles que, entre otras cosas, contempla un
endurecimiento de las sanciones para quien maltrate animales y la prohibición
del sacrificio de animales domésticos de compañía. La ley de protección de los
animales de Catalunya condena cualquier tipo de maltrato, prohibiendo cualquier
espectáculo donde se maltrate o mate, pero actualmente mantiene una excepción,
entendiendo que los toros utilizados por los espectáculos de los correbous no
son sujeto de derecho y los excluye de los derechos que efectivamente tienen.
Consideramos que estos hechos deben ser regulados y que la ley no puede admitir
esta excepción y ser permisiva con este tipo de violencia.
En Catalunya las reclamas populares lograron la
abolición de la tauromaquia mayor, o sea, las corridas de toros donde se
torturaba públicamente a un toro hasta la muerte dentro de una plaza. Más del
70 % de la población catalana vive en un municipio declarado libre de circos
con animales, lo que precipitó la intervención parlamentaria y permitirá que en
los próximos meses se abolezcan en todo el país. Catalunya también ha dicho que
no quiere ver animales vivos expuestos como productos en ferias y mercados, son
ejemplo la reconversión de todas las paradas de las Ramblas de Barcelona así
como las de numerosos mercadillos de comarcas.
Esto nos confronta con una notable contradicción
como sociedad, pues aún no hemos erradicado una de las más graves y flagrantes
torturas públicas como son los correbous, una cruel tradición que se da en
diferentes poblaciones de las comarcas de Tarragona (Terres de fronta con una
notable contradicción como sociedad, pues aún no hemos erradicado una de las
más graves y flagrantes torturas públicas como son los correbous, una cruel
tradición que se da en diferentes poblaciones de las comarcas de Tarragona
(Terres de l'Ebre), Barcelona (Barcelonès y Garraf) y Girona (La Selva,
Garrotxa y el Alt y el Baix Empordà). En las disposiciones generales de los
principios y fines del Decreto Legislativo 2/2008, de 15 de abril, por el que
se aprobó el texto refundido de la ley de protección de los animales, se reza
que "Nadie debe provocar sufrimientos o maltratos a los animales o causarles
estados de ansiedad o miedo", por lo tanto se esta contraviniendo el
objeto y la finalidad de la misma ley.
Los correbous no son una tradición exclusiva de
las Terres de l'Ebre, ya que también se hacen en seis comarcas más del
Principado, en la Catalunya Norte , el País Valenciano y la Sierra de
Tramuntana de Mallorca. No son unas celebraciones identitarias, pues en el
estado español, portugués y francés también se hacen, así como en varios países
de América Latina.
Toda persona que se declare contraria a cualquier
abuso de poder cimentado en prejuicios y discriminaciones, pedirá la abolición
de los correbous, y lo hará porque sabe que a las personas que los defienden
les sobran prejuicios y les falta la ética y los valores morales que la mayoría
de la sociedad, la formada por todas las generaciones vivas, siguen o
persiguen.
Los taurófilos son una minoría retrógrada,
quienes defienden la masculinidad y la dominación del fuerte por encima del
débil, la misma minoría que celebra y disfruta de la tortura pública de un ser
vivo inocente, y es precisamente por esta rémora que hace que pensemos en los
taurinos como los destinatarios de una frase del desaparecido premio Nobel de
la Paz, Isaac Bashevis Singer que decía: "la libertad con la que el hombre
se adjudica para hacer con otras especies de animales lo que quiere,
ejemplifica las teorías racistas más extremas. El principio es: quien tiene
poder, tiene razón".
Cualquier persona que presencie la barbarie de
los correbous y lo mire con objetividad, tendrá la sensación de haber hecho un
viaje a los tiempos más oscuros de nuestro pasado reciente, donde la tradición
casposa y la virilidad más vulgar son protagonistas.
La tauromaquia menor es un ritual construido y
rodeado de intereses económicos y políticos, de una estética rancia y de
mentiras como las relacionadas con decir que "el toro no sufre, que es una
tradición, que es cultura, que en nuestras tierras hay mucha afición, la
libertad, prohibido prohibir", y otras demagogias.
Las tradiciones son el pasado y sólo hay que
mantenerlas si son positivas, respetuosas y educativas, y si no lo son, hay que
eliminarlas y cambiarlas por otras, al igual que ha cambiado la tradición del
concubinato, pegar en la escuela, las jornadas laborales de 14 horas... y otras
que queremos que cambien, como la explotación laboral y sexual de niños y niñas
o la lapidación y la ablación a las mujeres.
La cultura no es estática. Nosotros entendemos
por arte y cultura la creación, la belleza, la vida... y los correbous, al
igual que el resto de festejos con animales, son básicamente destrucción,
sufrimiento innecesario, humillación, sangre y muerte. Se repite que hay mucha
afición a los correbous en nuestro país y, además de ser falso, todo el mundo
sabe que las aficiones se pueden crear, cambiar y manipular según los intereses
del sistema y las multinacionales, que no surgen de la nada.
Las diversas administraciones públicas no
promocionan con la intensidad debida otras manifestaciones culturales como la
música, el teatro, la ópera, las marionetas, los juegos tradicionales, etc...
mientras que se derrocha mucho dinero en una afición minoritaria. Las
estadísticas hablan de que al 80% de la población no le gusta ni le interesa en
absoluto la tauromaquia o bien están radicalmente en contra, sin embargo,
quieren hacernos tragar una afición que sólo sigue una minoría y que,
afortunadamente, pronto sufrirá un relevo generacional del que no se rehará.
Desde los sectores taurófilos se llama a la
libertad para verlo y "al que no le guste, que no lo mire". Es
curioso como los que participan de torturar a un ser vivo y disfrutan de la
violencia se atreven a hablar de libertad y de derechos. Consideramos que el
derecho a la vida está por encima del derecho a la satisfacción y la diversión.
Y eso no quiere decir que no nos guste la fiesta, sino todo lo contrario,
ahora, lo que no toleramos son las fiestas del sadismo.
Martirizar a los animales provoca que se
justifique y se naturalice la violencia de tal forma que queda interiorizada en
la gente joven como patrón de conducta. Sin embargo tenemos un modelo de
sociedad muy hipócrita. Intentamos enseñar valores en las escuelas, ponemos en
marcha planes y proyectos contra la violencia de género, entre iguales, contra
el racismo, la homofobia, castigamos a los agresores... pero en la práctica
demostramos que maltratar públicamente un animal es éticamente correcto, es
legal, divertido, está patrocinado y financiado por la administración pública,
y no nos damos cuenta que ninguna cultura avanzada quiere tener relación con la
tortura, sino con las manifestaciones pacíficas, creativas y por la vida,
sacudiéndose el maltrato basado en tradiciones opresoras. Así pues, si
pretendemos una sociedad respetuosa con los demás, multicultural, sostenible e
igualitaria, habrá que eliminar toda tolerancia hacia cualquier tipo de
violencia, también la violencia contra los animales. Debemos ser conscientes de
que mientras no dejemos de ser crueles, la crueldad existirá.
Como decíamos, la general demanda popular para el
fin de los correbous no es más que el proceso natural hacia la abolición de la
esclavitud y el maltrato animal que todavía se da, de forma pública, en
numerosas comarcas de los Països Catalans. Queremos un país libre de tortura,
por eso exigimos terminar con la brutalidad de los correbous, el último
espectáculo dantesco de sadismo colectivo y público en nuestras tierras, un
espectáculo que socializa y educa en la violencia, ensucia las personas y
potencia los valores machistas y patriarcales.
Es por todo ello que la Plataforma Iniciativa
Animalista y Libera! llamamos a participar de la Asamblea Unitaria que se
celebrará en Barcelona el próximo 13 de abril. Están invitadas todas las
personas sensibles a la tortura animal de Catalunya, sean del municipio y
comarca que sean , a pesar de que estén especialmente convocadas las
poblaciones donde se practican los correbous en sus festejos.
En esta asamblea abierta, las compañeras y los
compañeros de las Terres de l'Ebre que se han ido reuniendo a lo largo de estos
meses, nos explicarán su experiencia y nos abrirán los brazos para unirnos a la
lucha por la abolición a nivel de país, donde, entre todos y todas, diremos la
nuestra y expresaremos nuestras experiencias locales desde un punto de vista
colectivo. Durante la asamblea se tratarán las líneas de actuación, las formas
de participación, las propuestas, las dudas, la viabilidad, etc. Por otro lado,
se acelerará la elección y la creación de los equipos de trabajo y la
coordinación de la campaña abolicionista.
¡Después de la abolición de las corridas de
toros, es la hora del fin de los correbous!
¡Ven y participa de este proceso histórico!
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