sábado, 4 de mayo de 2013

A Dios rogando y con el capote toreano


Santo dinero sangriento 
 
Más allá de los vinos quinados, más allá de los mantecados o de los jaboncitos, que todo eso es cosa harto antigua y ellas son monjitas muy modernas, esta congregación de hermanitas de los desamparados, de los débiles, (siempre que sean humanos, claro, que con pezuñas no se puede echar moneda en el cepillo), ha descubierto una nueva manera de recaudar fondos: un festival taurino.
Qué majas, qué dulces, qué buenecitas ellas y qué generosas que incluso podrán entrar gratis a la santa corrida los menores de ocho años, para que se vea que no les mueve la codicia, que no quieren dinero de los niños, les basta con inculcarles la violencia con otras criaturas como algo positivo y con recaudar el dinero de los padres manchado con la sangre de esas víctimas cuyas heridas servirán para restaurar el edificio en el oran y sueñan con orejas y rabos.
En fin. No sabemos si en su monasterio, el de San Pedro Regalado, patrón, dicen, de los toreros, las Hermanas Iesu Communio en vez de cultivar un huerto después de los maitines se dedican a las tientas y a los pases en el centro del claustro, pero seguro que en la capilla tienen a un cristo con parche en el ojo, traje de luces y al que saludan con un ¡Olé Maestro! cada mañana.
Vivir para ver, y a veces, leer para vomitar.

Julio Ortega Fraile
@JOrtegaFr

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