La directora de Anima Naturalis, Aida Gascón, subraya que "los encierros son una tortura psicológica para el toro"
Navarra
País Vasco Corresponsal
33 cuerpos yacen en el suelo de la Plaza
Consistorial de Pamplona. Unos, pintados de rojo; otros, de negro.
Todos ellos están semidesnudos. Un ángulo cenital revela el mensaje de esta
peculiar puesta en escena: 'Stop Bullfights'. Como todos los años, distintas
organizaciones defensoras de los derechos de los animales convocaron un acto el
día 5, previo a San Fermín, para protestar por el trato que reciben los
toros durante las fiestas. Aida Gascón, directora de Anima Naturalis
y coordinadora del evento, censura el divertimento a través del sufrimiento
animal.
¿Qué se critica con esta movilización?
Lo que intentamos es crear una sensibilización
social con respecto a todo lo que hay detrás de los encierros y de la
tauromaquia. En el caso de los primeros, mucha gente no sabe que esos toros que
corren acaban luego en la plaza, donde serán torturados y finalmente
asesinados. El que la gente se lo pase bien o que sea una tradición no
justifica el seguir usando así a estos animales.
¿En qué aspectos sufren los toros en un
encierro?
Físicamente, muchas veces resbalan y sufren
lesiones como la rotura de patas y cuernos. En ese caso, estos toros no se
emplean en las corridas y son sustituidos por otros. Obviamente, a esos toros
heridos los matan directamente. Pero sobre todo, sufren psicológicamente. Los
toros huyen, son animales pacíficos, rumiantes, y sólo atacan si se ven
acorralados. Como los seres humanos. Si nos sentimos perseguidos sentimos
pánico, estrés y ansiedad. Los encierros son una tortura psicológica para el
toro.
¿Está calando el mensaje entre el gran
público?
Llevamos once años realizando protestas como ésta
y, aunque no hemos conseguido nada visible, el mensaje sí que va profundizando
en la sociedad. Puede que nosotros no veamos el fin de los encierros porque el
maltrato no es tan evidente como en el caso de la tauromaquia pero sí la
extinción de prácticas más extremas como las corridas de toros, los correbous y
los toros embolados.
¿Hay concienciación a nivel nacional?
Cada vez más gente nos llama cada año para unirse
a las protestas en San Fermín y también en Fallas, en la Feria de San Isidro en
Madrid y en los distintos correbous en Catalunya. Las encuestas indican que
cada vez más gente está en contra de la tauromaquia y de prácticas como la de
colocar fuego en los cuernos del animal.
Por vuestra experiencia, ¿cómo se ven estos
actos en el extranjero?
PETA, que es una organización internacional,
viene cada año a protestar por los encierros de San Fermín porque recibe muchas
quejas de gente de Estados Unidos y Europa que pide que se haga algo contra
esta barbaridad. Se ve cómo los toros caen, se golpean los unos a los otros…
Tampoco entienden cómo muriendo gente en los encierros se siguen celebrando
todos los días, como si no pasara nada. Lo ven absurdo y se escandalizan mucho.
¿Y respecto a su componente cultural?
España no necesita maltratar animales para atraer
turistas, ya tiene suficientes reclamos culturales y festivos. Además, a nivel
cultural aporta muy poco porque no es cultura, sólo forma parte de una
tradición. España tiene un nivel histórico como para atraer otro tipo de
turismo distinto al de borrachera, pandereta y maltrato animal. De hecho en
este país hay otras fiestas que dejan dinero sin necesidad de maltratar
animales.
¿Qué recibimiento tenéis en Pamplona?
Sorprendentemente muchos nos agradecen que haya
alguien que diga algo contra los encierros porque es un tema tabú aquí. Sólo en
contadas ocasiones hemos recibido algún improperio. Notamos mucho apoyo. Eso
sí, luego hay mucha gente que está en contra de la tauromaquia pero que no
quiere que se toquen los encierros.
Los sectores taurinos defienden que, en el
caso de que se acabaran las corridas, se extinguiría el toro de lidia.
Es verdad, pero el toro de lidia no es una
especie, sino una raza artificial creada por los seres humanos para su uso y
disfrute y que, si dejara de existir, no pasaría nada. El toro seguiría
existiendo y a nivel de ecosistema y medio ambiente no afectaría en nada. A
toda esta gente a la que tanto le preocupa la subsistencia del toro de lidia en
realidad no le importa nada la biodiversidad.
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