viernes, 17 de febrero de 2012

“Me encanta matar cerdos, terneras y corderos”

A continuación transcribimos traducida la entrevista íntegra a un matarife que La Voz de Galicia publicó el lunes 6 de febrero. En ella se detalla cómo se da muerte al cerdo y se recogen las sensaciones y opiniones del matarife, quien se muestra orgulloso de su profesión y dice disfrutar matando. Nacho Mirás Fole, La Voz de Galicia

“Me encanta matar cerdos”

La matanza ya no es lo que era; en el siglo XXI, el rito está profesionalizado

De vivir contento en la pocilga a estar destripado, colgado de una viga, solo van 45 minutos. Los que, por norma general, emplea José Bustelo Miguéis (Rois, 1977) para acabar con el cerdo. Con 34 años, lleva cientos de muertes a sus espaldas, pero no sufre. ”Bueno, sí – dice – solo cuando no me da el tiempo para matar todos los encargos que tengo, ahí sí que lloro”. Pepe habla del oficio, en directo, mientras ejecuta a un cliente en la aldea de Paisal (Dodro); mala época para ser cerdo.

- ¿Cómo le llamo: matarife, matachín…?
- Lo que quieras, aunque en rigor soy “técnico especialista en el sacrificio de animales” [ríe mientras afila el cuchillo].

- ¿Y lleva matando…?
- Quince años. Soy hijo de carnicero. Comenzamos matando terneras a domicilio y luego vinieron los cerdos. En las casas se veía la gente para sujetar al animal. Antes había tradición de llamar a los vecinos, era una fiesta, pero la matanza ya no es lo que era.

- ¿A pistola o a cuchillo?
- El cuchillo se le mete igual. Pero primero lo aturdimos con una pistola para matar ganado. Lleva una bala con pólvora que acciona un pistón, un hierro que le da en el cerebro. Y el cuchillo para sangrarlo.

- ¿Lleva la cuenta de las víctimas?
- ¡Ponle diez a la semana en este tiempo! Por las mañanas trabajo en mi carnicería en Noia. En un año, tengo calculados unos cuatro o cinco cerdos a la semana de media. Por ocho años a este nivel… Haz la cuenta. La tradición cambió. Se pasó de matar cerdos del año, de 250 kilos, a matar dos cerditos de 120 o 130 kilos. También se parten de manera diferente. Antes el lomo o el hueso del espinazo se cortaban para salar. Ahora ya casi todo va para congelar.

- ¿Se le escapó alguno?
- A medio morir no. Vivos, uno en mi vida. Aún no le había tocado, saltó de la pocilga y fue a parar a la carretera general. Tuve que matarlo allí, frente a Mercamueble.

- ¿El arma es complicada de usar?
- No. Es de un tiro solamente. Se le da al gatillo para atrás, se le arrima al cerdo, sale el pistón y vuelve para atrás. [Dicho y hecho, Pepe levanta la cabeza del animal con un gancho. El grito del cerdo suena a muerto en las tierras del Dodro. De la pistola sale el tiro preciso que le perfora el cerebro. Ya en el suelo, el matachín le da una cuchillada en el pecho. La sangre empapa los pantalones del fotógrafo. La dueña del animal se lamenta: “Pobriño, ¿se me morirá el otro con la pena?”].

- ¿Cuánto pesaría este pobre?
- Unos ciento treinta en canal. Vivo ponle un veinte por ciento más.

- ¿Y le da tiempo en una hora?
- Tres cuartos. Matarlo es lo más rápido. Después hay que quemarlo, limpiarlo, abrirlo, destriparlo, colgarlo…

¿Accidentes?
- Alguno que te tira en la pocilga, nada serio. [En este punto, comienza a quemar al difunto con un soplete de propano].

- ¿Cambiaría de oficio?
- No. Me encanta matar cerdos, terneras y corderos, es así. Porque económicamente no puedo montar un matadero, que si no… Yo trabajé en el aluminio, en una cocina, en un supermercado… Pero siempre que me cansaba del trabajo acababa volviendo a lo mío, que es matar, siempre. Me gusta menos partir al animal. Si me dijeran: “mátalo, que ya lo partimos nosotros”, yo tan tranquilo.

- ¿De veras nunca sintió pena?
- Pena tiene que sentir el dueño del animal cuando, después de criado, se le muere de repente y tiene que enterrarlo. [Después de quemarlo, Pepe limpia el cerdo con una máquina de agua a alta presión Karcher, procede a destriparlo y, con la ayuda de una carretilla, lo cuelga en una viga, a cubierto. Fin de la historia. Al día siguiente volverá para el despiece. Pueden ver un álbum digital sobre la matanza en la web de La Voz de Galicia].

La entrevista está acompañada de una escalofriante galería de imágenes.

En el Partido Animalista nos ha sorprendido la falta de empatia hacia los animales y el nulo respeto que este matarife demuestra hacia las vidas de los animales, quien sin dudarlo manifiesta su pasión por su trabajo. Invitamos a la reflexión.

http://www.pacma.es/n/12205/me_encanta_matar_cerdos

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