sábado, 6 de diciembre de 2014

Las niñas no van a pilas. Los animales, tampoco

La campaña 'No regales abandono', impulsada por el grupo de niños animalistas Alba Kids for Animals, trata de evitar la compra compulsiva de animales en Navidad, como si fueran juguetes. Muchos de ellos formarán parte de los cerca de 200.000 perros y gatos que se abandona cada año en España.
Un polémico spot pone a prueba la hipocresia social frente a esta escandalosa realidad y la dureza de su representación.
El sábado 6 diciembre, a las 11 de la mañana, la campaña 'No regales abandono' convoca a una acción/performance en la plaza de Vázquez de Mella, en Madrid.

Campaña 'No regales abandono'. Foto: ©Javier Ayuso
Campaña navideña 'No regales abandono'. Foto: ©Javier Ayuso

Si tienes 30, 40 o 50 años, te encuentras en plenas facultades y tu familia te abandona en plena autopista, dispondrás de recursos para ponerte a salvo. Esquivarás a los coches; tratarás de circular por un arcén que te proteja de los atropellos; buscarás la salida a una vía menor; te dirigirás hacia una gasolinera, una fábrica o un pueblo que eres capaz de vislumbrar a lo lejos. Allí, podrás pedir ayuda, llamar a alguien, buscar protección.
Si eres una niña de 8 años y te abandonan en plena autopista, carecerás de recursos para ponerte a salvo, tu vulnerabilidad será extrema. El pánico te impulsará a correr desesperada tras el coche del que, incomprensiblemente, te han expulsado; el desconcierto te hará huir sin sentido de esa intemperie, de esa soledad; el desconocimiento te expondrá a un más que posible atropello. No sabrás dónde estás ni a dónde dirigirte.
Exactamente igual que si eres un anciano con tus facultades mermadas.
Exactamente igual que si fueras un perro.
Esa terrible vulnerabilidad es la que muestra un spot que forma parte de la campaña ‘ No regales abandono’, impulsada por el grupo de niños animalistas Alba Kids for Animals y la FAPAM (Federación de Asociaciones Protectoras y de Defensa Animal de la Comunidad de Madrid) con el objetivo de reclamar que no se compre animales como regalos navideños y alertar de las consecuencias de esa irresponsabilidad.
La campaña ha sido apoyada, entre otros actores, músicos, escritores y periodistas, por Tristán Ulloa, Julia Otero, Toni Garrido, Juanjo Puigcorbé, Colita, Julia Navarro, Julián Hernández, Carmen Rigalt, Rosa Montero, Vicente Romero, Leiva, Rubén Pozo, Fernando Madina (Reincidentes), Lluvia Rojo, Ciuco Gutiérrez, Boikot, Malena Costa, Valerio Pino, Soledad Puértolas o M Clan.
El spot, sin embargo, realizado por Miguel Romero y protagonizado por Enrique Villén y Carlos Sobera, ha resultado polémico. La razón: identificar con una niña la realidad de miles de perros abandonados en las carreteras. A muchos les ha escandalizado.
En España se abandona al año alrededor de 200.000 perros, una cifra escandalosa. Muchos de ellos, miles, son expulsados del coche en plena carretera y, en su desesperada carrera, en su desconcertado terror, sufren un atropello. El día a día de los responsables de las protectoras es rescatar a esas pobres criaturas, que llegan a los albergues desangrándose, reventadas por las ruedas, con los huesos rotos, temblando de pánico, aullando de dolor. Los más desgraciados irán a parar a una perrera municipal que, como muchas, es gestionada como cruel negocio por una empresa desratizadora, donde alguien que no se escandaliza dejará caer en un rincón encharcado su cuerpo mártir y acabará con él cuando prescriba el plazo establecido.
Esta es la escandalosa realidad de los abandonos en España. Una realidad con la que muchas personas, muchos medios, muchas instituciones no se escandalizan. Pero sí, en un también escandaloso ejercicio de hipocresía, por la representación de esa realidad. El spot de la campaña ‘No regales abandono’ es muy duro. Lo es incluso para quienes estamos tristemente acostumbrados a ver en los telediarios niños destripados por escandalosas bombas. Lo es incluso para personas que estamos tristemente acostumbradas a la escandalosa realidad de los animales en España.
Pero la representación de la realidad nunca podrá ser más dura que la realidad misma. Es la realidad, y no su representación, la que debe escandalizarnos. El hecho de que el spot muestre el atropello de una niña viene a representar la vulnerabilidad, idéntica, de un perro; la indefensión, idéntica, de un perro; la desesperación, idéntica, de un perro al ser abandonado por su familia. La violencia del hombre que expulsa a la niña del coche es idéntica a la que se descarga contra un perro que es obligado a salir del coche.
Lo importante del spot es que viene a decirnos, sin espumillón en la lengua, sin edulcoramientos de falsas noches buenas, que los perros y los gatos son como niños. Que forman parte de nuestra familia; una parte dependiente, desvalida. Que son, como los niños, un eslabón débil de nuestra cadena de convivencia. Y, como los niños, deben ser especialmente protegidos. Que los animales no son juguetes, sino seres que sienten y que tienen necesidades, de las que deben responsabilizarse aquellas personas que deciden compartir su vida con ellos. Desde el momento en que se toma esa decisión, los animales dependerán de su familia humana. A cambio, le darán, como los niños, un amor delicioso y, además, la oportunidad de vivir la enriquecedora experiencia de una relación más allá de la especie. Una relación que debe ser para siempre.


Lamentablemente, la Navidad es una época fatídica para muchos animales, al producirse un enorme aumento en la venta de cachorros. Las tiendas de animales aprovechan el delirio consumista de estas fechas, los paseos en familia y la guardia baja de unos padres y unas madres que se dejan convencer por el capricho de sus hijos (comprensible: los niños tienen un vínculo natural con los animales) para exponen a perritos y gatitos en sus escaparates. Un reclamo perverso. Allí los mantienen durante horas en espacios muy reducidos, donde no les es posible moverse como necesitan, ni jugar, ni explorar el entorno, ni recibir el calor y el cariño que todo bebé, humano y no humano, necesita. Allí desarrollan un estrés que les provoca conductas enfermizas ( zoocosis). Allí podemos verlos tantas veces tristes e inactivos, sucios y hambrientos. Cuando cae la noche y cierran las tiendas, muchos dormirán también enjaulados y solos, hasta volver a ser expuestos a la mañana siguiente.
Lamentable también, y escandalosa, es la procedencia de esos cachorros, que en su mayoría no cumple la ' Normativa zoosanitaria para introducir en España animales de compañía' del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para la importación (insuficiente e incompleta, por otra parte). El tráfico clandestino de cachorros es imparable y el Seprona no para de interceptar alijos que vienen, en su mayoría, de mafias del Este de Europa. Allí han sido separados prematuramente de sus madres, que pasan toda su vida fértil confinadas y condenadas a la explotación como gestantes, y después son eliminadas o abandonadas como desechos. Los cachorros llegan hacinados en camiones, sin la documentación reglamentaria ni microchip, tras pasar muchas horas en condiciones terribles, asustados y enfermos. Muchos de ellos no sobreviven al viaje.
Algunos de esos cachorros serán regalo de Navidad. Los niños creerán que Papá Noel o los Reyes Magos han colmado su mayor deseo. Pero lo cierto es que habrá sido el impulso de unos padres que regalaron un cachorro como quien regala un juguete. Un cachorro que, como bebé que es, ha de ser educado. Un cachorro que, como bebé que es, solo podrá aprender poco a poco a hacer sus necesidades fuera de casa. Un cachorro al que hay que alimentar, pasear y llevar al veterinario. Un cachorro que, meses después, habrá crecido y acaso tenga un tamaño en el que no se había pensado. Un cachorro con el que hay que contar para viajar, para salir de vacaciones, para compartir todos los planes familiares. Un cachorro que, si es un perro, ladrará como tal. Un perro, un gato, al que hay que querer y cuidar como lo que es: uno más de la familia.
Muchos de los 200.000 perros que se abandonan en España proceden de ese regalo navideño. Un estudio realizado por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid determinó que marzo y abril son los meses en los que más abandonos se producen, lo que los expertos relacionan con que en esas fechas los consumidores de caprichos navideños ya se han cansado de los animales que compraron. Por eso, evitar la compra compulsiva y caprichosa de animales, como si de juguetes se tratase, disminuiría la vergonzante cifra de animales abandonados en nuestro país.
La campaña ‘No regales abandono’ pretende que nuestra sociedad se conciencie de las dolorosas consecuencias de todas estas irresponsabilidades. Insta, frente a la compra, a la adopción de tantos animales que esperan un hogar en los albergues y perreras. Nos hace saber que existen alternativas para aquellas familias que no pueden hacerse cargo de un animal pero desean que sus hijos se relacionen con ellos: el apadrinamiento de animales en protectoras. Nos recuerda que los niños son el futuro y que está en nuestras manos hacérselo más justo. Y se pregunta cómo es posible que los niños de Alba Kids for Animals, que tienen solo entre seis y doce años, sean capaces de darnos una lección de sensibilidad y sensatez con sus mensajes:
“Los amigos no hay que comprarlos ni regalarlos”
“No podemos abandonarlos como si fueran juguetes rotos, ni regalarlos como si fueran juguetes nuevos”
“Los animales no van a pilas, ninguno de ellos es un juguete”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario