El desinterés por la tauromaquia se hace patente en la última
edición de la feria de abril en Sevilla, donde las plazas cada vez están
más vacías, pues no hay afición que recurra a ver este cruel
espectáculo.
Durante toda la temporada de la Feria de Abril en Sevilla, diversos
medios de comunicación -incluso los portales taurinos- se han ido
haciendo eco de la falta de interés de la ciudadanía por las corridas de
toros que se estaban celebrando en Sevilla en sus fiestas patronales.
Ésta es una clara muestra del declive que está sufriendo la tauromaquia
en España, pues incluso los empresarios taurinos no están interesados en
'mejorar el cartel trayendo a figuras del toreo de renombre' dada la
escasez de interés por el público, cada vez más menguante.
Quizás sea que, a pesar de todos los beneficios fiscales y
subvenciones gubernamentales y autonómicas que recibe la tauromaquia, no pueden atraer a una sociedad cada vez más consciente del sufrimiento de toros y caballos en las plazas,
a que asistan a estos atroces espectáculos de tortura y muerte. Quizás
es que haya llegado el momento de que la tauromaquia reciba 'el estoque y
la puntilla final' para acabar de una vez con este tipo de ferias.
Lo cierto es que las estadísticas hablan, y la prensa se hace eco: el
día de más afición, ni la mitad de la plaza está llena, y eso que
regalar abonos para este tipo de ferias está a la orden del día. Poco a poco la tauromaquia está derivando en su inminente final: la abolición.
En declaraciones al periódico El País, aficionados y críticos opinan: "La
Feria de Abril se hunde; la impresión que da es que está noqueada, como
esos boxeadores que pierden la visión y se tambalean buscando la lona
como un desesperado. Ayer, martes de Feria, día grande de farolillos, la
plaza solo se cubrió a la mitad, lo que corrobora un preocupante
desinterés. Quizá sea verdad que el cartel no reunía los mínimos
alicientes, pero los vacíos tendidos de sol ofrecían una imagen penosa y
doliente. Sin duda, algo se está haciendo muy mal y, si nadie
lo remedia, los antitaurinos alcanzarán pronto sus objetivos sin mover
un dedo. (...)".
Dificilmente la tauromaquia vuelva a ser lo que era, por suerte para
toros y caballos, pero las entidades defensoras de todos los animales
como es el caso de AnimaNaturalis, mueven más que 'un dedo' para que la
tortura acabe, mueven conciencias, aquellas que hacen posible el declive
inminente de una tradición que ya no tiene cabida en el siglo XXI.
Guillermo Amengual
Coordinador Campaña Mallorca Sense Sang
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