Aunque
la experimentación con animales para la elaboración de cosméticos se
permite legalmente en aproximadamente el 80% del mundo (incluyendo los
Estados Unidos), China es el único gran mercado en el que la
experimentación con animales es un requerimiento para tales productos.
Este requisito ha creado un dilema para las empresas que querían entrar
en el mercado chino pero estaban en contra de la experimentación con
animales o, al menos, querían que sus consumidores lo creyeran así.
China planea poner fin al requisito de que los productos de cosmética
tengan que enviarse al gobierno para que los pruebe en animales.
Mientras que los grupos defensores de los derechos de los animales
celebran con cautela los cambios propuestos, el fin de la
experimentación en animales está lejos, ya que algunas leyes se
interponen en el camino para crear productos cruelty-free, aunque las
leyes de la Unión Europea hayan creado alternativas más efectivas
baratas que introducir químicos en los ojos de los conejos.
A diferencia del resto del mundo, la Administración de Alimentos y
Medicamentos de China requiere que se envíe una muestra de todos los
productos nuevos al gobierno para que éste garantice su seguridad
mediante pruebas en animales. Si finalmente se aprueban los
cambios de ley, los fabricantes chinos de “productos de uso no especial”
(como por ejemplo, champús o cremas para la piel pero sin incluir
tintes de pelo, protección solar u otros productos con actividad
biológica) podrán presentar sus propias evaluaciones al gobierno para
que éste los apruebe.
Pero la experimentación animal sigue siendo un requisito en otros
terrenos. Las compañías extranjeras que desean vender en China tienen
que enviar una muestra del producto final al gobierno para que lo
compruebe. Con el fin de justificar la seguridad de los ingredientes (a
diferencia del producto cosmético final), tanto las compañías chinas y
las extranjeras tienen que llevar a cabo sus propias pruebas en
animales.
Las empresas certificadas bajo la norma de Leaping Bunny (“Conejito
Saltarin”) no han comprometido su identidad. Los productos de las marcas
como Paul Mitchell, The Body Shop, Urban Decay, Bull Dog, Kiss My Face,
Mrs. Meyer's Clean Day y Method se han mantenido firmes y junto a
cientos de otras marcas que están certificadas bajo el programa de
Leaping Bunny. Actualmente, las empresas que venden productos cosméticos
en China no pueden ser certificadas por Leaping Bunny debido a los
requisitos que exigen la experimentación con animales. Sé que muchas de
estas empresas están esperando con impaciencia el cambio de política que
les permita acceder al lucrativo mercado chino manteniendo intactos sus
valores, libres de crueldad.
Esta situación contrasta con la de la Unión Europea. En marzo de este
año, la UE prohibió la venta de cualquier producto cosmético que
hubiera sido testado en animales, sin importar su lugar de fabricación.
Esto ha tenido dos efectos; ha obligado a las compañías a encontrar
alternativas a las pruebas en animales y ha hecho que los fabricantes
presenten sus productos al sector pudiente europeo y también al mercado
chino, que es la segunda economía más grande del mundo.
“Las grandes compañías de cosméticos tienen dos líneas distintas
de productos. Una es para Europa y es cruelty free y la otra es
China-friendly,” dijo Troy Seidle, director de investigación y toxicología de Humane Society International.
Según Seidle, en vez de provocar el cierre de algunas compañías de
cosméticos, la prohibición europea de la experimentación en animales ha
creado soluciones innovadoras y libres de animales. “Por el miedo a
ser expedientadas, las empresas han decidido invertir mucho dinero en
métodos alternativos. Estamos hablando de miles de millones de dólares."
En vez de probar los productos para la irritación de la piel en
conejitos, las compañías pueden usar modelos de piel en 3D hechos de
tejido humano post-operación. “Ya no es necesario comparar a un conejo con un humano, ahora podemos comparar a un humano con otro humano,” dijo Seidle, “y
así hacer una predicción más precisa sobre qué pasará al utilizar el
producto en la vida real; además es más rápido y más barato.”
La propuesta de cambio de ley en China es una muestra de que cada vez
hay más gente concienciada sobre cómo se hacen y se prueban los
cosméticos, y también del malestar creciente con el status quo.
“En general, la gente quiere esto,” dijo Seidle, citando la
encuesta de opinión pública llevadas a cabo en una docena de países en
los que Humane Society International está luchando contra la
experimentación en animales. “No quieren que Europa sea el único
lugar donde los cosméticos son cruelty-free. La gente quiere coger todos
los productos cosméticos que tiene en el baño y asegurarse de que
ningún animal ha sufrido en su fabricación.”
Aunque los cambios no son tan espectaculares como los de India e
Israel (que siguieron los pasos de la Unión Europea), Seidle afirma que
los cambios propuestos en China son un signo positivo. Mientras
las empresas encuentran opciones viables y baratas para probar sus
productos, cada vez habrá menos incentivos para seguir utilizando los
300.000 animales que se estima que están destinados a la experimentación
animal en China.
Aunque la experimentación con animales para la elaboración de
cosméticos se permite legalmente en aproximadamente el 80% del mundo
(incluyendo los Estados Unidos), China es el único gran mercado en el
que la experimentación con animales es un requerimiento para tales
productos. Este requisito ha creado un dilema para las empresas que
querían entrar en el mercado chino pero estaban en contra de la
experimentación con animales o, al menos, querían que sus consumidores
lo creyeran así.
Fuente: VICE y Huffington post
¿Quieres saber más sobre la experimentación en animales?
http://www.animanaturalis.org/n/43512/china_quiere_poner_fin_gradualmente_a_la_experimentacion_en_animales
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