viernes, 12 de julio de 2013

‘El niño que maltrata animales no está haciendo una travesura’


De niño, Jeffrey Dahmer salía a pescar con su padre. Además de acompañarlo, a él -de siete años-, le gustaba capturar pequeños peces, abrirles el pecho y observarlos mientras morían. Cerca de su casa, en Bath –Ohio-, había un bosque en el que él cazaba todo tipo de animales que estaban a su alcance. Luego de matarlos conservaba sus huesos y los guardaba junto a frascos donde mantenía insectos ahogados en formol.
A sus 31 años, Dahmer, quien inspiró la película que lleva su apellido, fue capturado y acusado de matar a 17 personas. Además de asesino, se lo encontró culpable de practicar necrofilia y canibalismo.
El carnicero de Milwaukee, como era conocido, formó parte de un estudio que realizó el FBI en el que analizó el perfil de 36 asesinos en serie. El 46% declaró mediante varias pruebas haber torturado animales durante su niñez y adolescencia.
El escalofriante resultado no parece haber tenido demasiado impacto en el mundo. En 40 años aún hay países en los que no se sanciona a quienes maltratan a los animales.
En otros, como España, se han realizado estudios para comprobar, empíricamente, esta teoría. Leonardo Anselmi, defensor de los derechos de los animales, cree que desde siempre los científicos, sicólogos y sociólogos han sospechado que existe esta relación directa entre maltrato animal y un posterior maltrato personal y familiar. Pero que ahora, tienen cada vez más pruebas para asegurarse de ello.


Leonardo es argentino y vive en Barcelona. Antes de que empiece a viajar por varios países del mundo para promover acciones a favor de los derechos de los animales, trabajaba en su empresa de marketing estratégico. Una tarde mientras caminaba hacia el trabajo un activista de Libera! le entregó el DVD ‘Terrícolas’. Las cruentas escenas de un camal y un laboratorio de experimentación lo convencieron que no solo debía de dejar de comer animales sino ‘hacer algo más’. Desde el 2006 que hace muchas cosas más, como director de la Fundación Franz Weber para el sur de Europa y América Latina, viaja para dar consultorías en temas varios.
A Ecuador ha venido por diferentes razones: violación de la consulta para abolir las corridas de toros, apoyo para promover una Ley en la Asamblea y proyectos educativos. Siempre se empeña por reunirse con varios sectores que él considera estratégicos para su causa.
La mañana que conversamos, hace dos meses, me contó que se reuniría con asesores del Ministerio de Educación para venderles la idea de un proyecto enfocado a reducir la violencia en la clase y casa, mediante la enseñanza de conceptos que incluyen el respeto a los animales. Cuando él conoció los estudios, como el del FBI, que revelaba ese vínculo entre el maltrato animal y la violencia posterior, se decidió a intervenir.
En España, participó en dos proyectos de este tipo; el más grande fue en Valencia. Básicamente consistía en introducir conocimientos sobre qué significa el sufrimiento, el dolor, qué relación tienen los humanos con los animales en cuanto a funciones biológicas. No era una clase específica sino una información transversal. El contenido educativo, explica Leonardo, puede ser adaptado a las realidades educativas de diferentes países. “Es bastante versátil, en ningún momento se le dice al niño qué tiene que hacer o pensar. Solamente se le da información verídica, no la que le hemos dado históricamente”, detalla, acelerado, con una exaltación que lo acompaña durante toda la conversación.
Él está convencido que el maltrato a los animales en niños y adolescentes es definitivamente un indicador de trastorno. Allen Brantley, criminólogo y agentes especial del FBI también dijo: “La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano...es una señal de alarma"
Como repite Leonardo, los estudios no son uno, dos o tres. Hay decenas solo que, por extrañas razones, no tienen la difusión que merecen. ¿Cuándo un animal mutilado ha sido portada de un diario? En el país ocurre solo si es que se trata de un animal en peligro y no ocupa portada sino una página interior.
En el Journal of the American Academy of Psychiatry and the Law está disponible uno de estos documentos: Animal cruelty and psychiatric disorders. En el artículo se hace mención a varios estudios, como uno en Suiza, en los que no solo se relaciona al maltrato animal, por parte de niños, como causa de conductas agresivas sino también con traumas psicológicos a temprana edad. En este artículo se detalla la metodología utilizada en un estudio realizado a 48 hombres violentos en Estados Unidos en el que los resultados coinciden con las conclusiones anteriores.
En España, con algunos de estos estudios mencionados en mano, Leonardo decidió que junto a sus compañeros de lucha tenía que hacer algo. Y así surgió el proyecto educativo.
Lo más increíble, dice él, fueron los resultados. Con métodos comparativos se demostró que la violencia interpersonal tanto en el recreo como en el aula se eliminó casi en su totalidad. Las expectativas de los encargados del estudio, fueron superadas.
En el proyecto, que inició hace cinco años, se demostró que hablando de respeto a los animales, sufrimiento, dolor, convivencia ellos lo extrapolaban hacia la relación con otros seres humanos. Para esto, un reconocido psicólogo estadounidense, Frank Ascione, brinda una explicación que parece bastante lógica: “El abuso a los animales y la violencia interpersonal comparten características: ambos tipos de víctimas son criaturas vivas, tienen capacidad para experimentar dolor y podrían morir a consecuencia de las lesiones afligidas¨.
Ecuador ha sido uno de los países para intervenir, entre otras razones, por su alto y creciente índice de bullying. Leonardo resume la propuesta para el país: entregar la hoja de ruta, auspiciar y traer a un grupo de profesionales para que se reúna con gente del ministerio y asambleístas de la comisión de educación y otros actores interesados como la Policía Nacional.
(Aunque no sea tan fácil pensar que la Policía esté interesada en estos temas, Leonardo cita el caso de Bogotá: hace un año y medio que esta ciudad tiene una guardia de protección animal con 400 efectivos.)
La hoja de ruta –en la que se analizará qué actores pueden intervenir- servirá como punto de partida, pero la idea es que luego de las capacitaciones, se logre implementar el plan piloto en una o dos escuelas y así demostrar, una vez más, cómo se puede reducir la violencia personal si se cuentan con los conceptos importantes sobre violencia y respeto a otros seres.
Leonardo está convencido que para lograr estos cambios se necesita introducirlos desde la educación formal. No está solo. Él menciona a Libera! Coppa y Proda, organizaciones que desde diferentes frentes apoyan esta causa.
Coppa –Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos- curiosamente no es un colectivo dedicado a los animales sino que se enfoca en la defensa y protección de comunidades, grupos y seres especialmente vulnerables. El equipo de Coppa está compuesto por profesionales en psicología, psiquiatría, sociología y pedagogía enfocado en la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica. Este colectivo, también al conocer estudios verificados sobre la relación entre el maltrato animal y humano, incluyó a los animales dentro de la lista de las especies vulnerables
Si entendemos esta relación directa de modificar conductas a través de la relación con los animales, psicólogos también plantean como parte de aprendizaje y terapia puede resultar tener una mascota ya que así los niños desarrollan empatía, afecto incondicional y muchos aumentan su autoestima como consecuencia de su relación con su animal de compañía.
Al final lo que la mayoría (no puedo atribuírselo a todos) queremos una sociedad menos violenta hoy y en los próximos años. Tal vez no estemos tan alejados de los ideales del pacifismo o de la utopía de exterminar la violencia. Pero hay teorías, como la de Steven Pinker en Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones en la que asegura que la sola existencia de los derechos de los animales demuestra que la violencia pierde fuerza en el mundo.
“Es como si los animales, una vez más, nos ayudarán. Y esta vez lo que hacen es permitirnos buscar alternativas para una sociedad menos violenta”, sonríe Leonardo. 

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