Isabela Ponce
De
niño, Jeffrey Dahmer salía a pescar con su padre. Además de
acompañarlo, a él -de siete años-, le gustaba capturar pequeños peces,
abrirles el pecho y observarlos mientras morían. Cerca de su casa, en
Bath –Ohio-, había un bosque en el que él cazaba todo tipo de animales
que estaban a su alcance. Luego de matarlos conservaba sus huesos y los
guardaba junto a frascos donde mantenía insectos ahogados en formol.
A sus 31 años, Dahmer, quien inspiró la película
que lleva su apellido, fue capturado y acusado de matar a 17 personas.
Además de asesino, se lo encontró culpable de practicar necrofilia y
canibalismo.
El
carnicero de Milwaukee, como era conocido, formó parte de un estudio
que realizó el FBI en el que analizó el perfil de 36 asesinos en serie.
El 46% declaró mediante varias pruebas haber torturado animales durante
su niñez y adolescencia.
El
escalofriante resultado no parece haber tenido demasiado impacto en el
mundo. En 40 años aún hay países en los que no se sanciona a quienes
maltratan a los animales.
En
otros, como España, se han realizado estudios para comprobar,
empíricamente, esta teoría. Leonardo Anselmi, defensor de los derechos
de los animales, cree que desde siempre los científicos, sicólogos y
sociólogos han sospechado que existe esta relación directa entre
maltrato animal y un posterior maltrato personal y familiar. Pero que
ahora, tienen cada vez más pruebas para asegurarse de ello.
Leonardo
es argentino y vive en Barcelona. Antes de que empiece a viajar por
varios países del mundo para promover acciones a favor de los derechos
de los animales, trabajaba en su empresa de marketing estratégico. Una
tarde mientras caminaba hacia el trabajo un activista de Libera! le
entregó el DVD ‘Terrícolas’. Las cruentas escenas de un camal y un
laboratorio de experimentación lo convencieron que no solo debía de
dejar de comer animales sino ‘hacer algo más’. Desde el 2006 que hace
muchas cosas más, como director de la Fundación Franz Weber para el sur
de Europa y América Latina, viaja para dar consultorías en temas varios.
A
Ecuador ha venido por diferentes razones: violación de la consulta para
abolir las corridas de toros, apoyo para promover una Ley en la
Asamblea y proyectos educativos. Siempre se empeña por reunirse con
varios sectores que él considera estratégicos para su causa.
La
mañana que conversamos, hace dos meses, me contó que se reuniría con
asesores del Ministerio de Educación para venderles la idea de un
proyecto enfocado a reducir la violencia en la clase y casa, mediante la
enseñanza de conceptos que incluyen el respeto a los animales. Cuando
él conoció los estudios, como el del FBI, que revelaba ese vínculo entre
el maltrato animal y la violencia posterior, se decidió a intervenir.
En
España, participó en dos proyectos de este tipo; el más grande fue en
Valencia. Básicamente consistía en introducir conocimientos sobre qué
significa el sufrimiento, el dolor, qué relación tienen los humanos con
los animales en cuanto a funciones biológicas. No era una clase
específica sino una información transversal. El contenido educativo,
explica Leonardo, puede ser adaptado a las realidades educativas de
diferentes países. “Es bastante versátil, en ningún momento se le dice
al niño qué tiene que hacer o pensar. Solamente se le da información
verídica, no la que le hemos dado históricamente”, detalla, acelerado,
con una exaltación que lo acompaña durante toda la conversación.
Él
está convencido que el maltrato a los animales en niños y adolescentes
es definitivamente un indicador de trastorno. Allen Brantley,
criminólogo y agentes especial del FBI también dijo: “La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano...es una señal de alarma"
Como
repite Leonardo, los estudios no son uno, dos o tres. Hay decenas solo
que, por extrañas razones, no tienen la difusión que merecen. ¿Cuándo un
animal mutilado ha sido portada de un diario? En el país ocurre solo si
es que se trata de un animal en peligro y no ocupa portada sino una
página interior.
En el Journal of the American Academy of Psychiatry and the Law está disponible uno de estos documentos: Animal cruelty and psychiatric disorders.
En el artículo se hace mención a varios estudios, como uno en Suiza, en
los que no solo se relaciona al maltrato animal, por parte de niños,
como causa de conductas agresivas sino también con traumas psicológicos a
temprana edad. En este artículo se detalla la metodología utilizada en
un estudio realizado a 48 hombres violentos en Estados Unidos en el que
los resultados coinciden con las conclusiones anteriores.
En
España, con algunos de estos estudios mencionados en mano, Leonardo
decidió que junto a sus compañeros de lucha tenía que hacer algo. Y así
surgió el proyecto educativo.
Lo
más increíble, dice él, fueron los resultados. Con métodos comparativos
se demostró que la violencia interpersonal tanto en el recreo como en
el aula se eliminó casi en su totalidad. Las expectativas de los
encargados del estudio, fueron superadas.
En
el proyecto, que inició hace cinco años, se demostró que hablando de
respeto a los animales, sufrimiento, dolor, convivencia ellos lo
extrapolaban hacia la relación con otros seres humanos. Para esto, un
reconocido psicólogo estadounidense, Frank Ascione, brinda una
explicación que parece bastante lógica: “El abuso a los animales y la
violencia interpersonal comparten características: ambos tipos de
víctimas son criaturas vivas, tienen capacidad para experimentar dolor y
podrían morir a consecuencia de las lesiones afligidas¨.
Ecuador
ha sido uno de los países para intervenir, entre otras razones, por su
alto y creciente índice de bullying. Leonardo resume la propuesta para
el país: entregar la hoja de ruta, auspiciar y traer a un grupo de
profesionales para que se reúna con gente del ministerio y asambleístas
de la comisión de educación y otros actores interesados como la Policía
Nacional.
(Aunque
no sea tan fácil pensar que la Policía esté interesada en estos temas,
Leonardo cita el caso de Bogotá: hace un año y medio que esta ciudad
tiene una guardia de protección animal con 400 efectivos.)
La
hoja de ruta –en la que se analizará qué actores pueden intervenir-
servirá como punto de partida, pero la idea es que luego de las
capacitaciones, se logre implementar el plan piloto en una o dos
escuelas y así demostrar, una vez más, cómo se puede reducir la
violencia personal si se cuentan con los conceptos importantes sobre
violencia y respeto a otros seres.
Leonardo
está convencido que para lograr estos cambios se necesita introducirlos
desde la educación formal. No está solo. Él menciona a Libera! Coppa y
Proda, organizaciones que desde diferentes frentes apoyan esta causa.
Coppa
–Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos-
curiosamente no es un colectivo dedicado a los animales sino que se
enfoca en la defensa y protección de comunidades, grupos y seres
especialmente vulnerables. El equipo de Coppa está compuesto por
profesionales en psicología, psiquiatría, sociología y pedagogía
enfocado en la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica. Este
colectivo, también al conocer estudios verificados sobre la relación
entre el maltrato animal y humano, incluyó a los animales dentro de la
lista de las especies vulnerables
Si
entendemos esta relación directa de modificar conductas a través de la
relación con los animales, psicólogos también plantean como parte de
aprendizaje y terapia puede resultar tener una mascota ya que así los
niños desarrollan empatía, afecto incondicional y muchos aumentan su
autoestima como consecuencia de su relación con su animal de compañía.
Al
final lo que la mayoría (no puedo atribuírselo a todos) queremos una
sociedad menos violenta hoy y en los próximos años. Tal vez no estemos
tan alejados de los ideales del pacifismo o de la utopía de exterminar
la violencia. Pero hay teorías, como la de Steven Pinker en Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones en la que asegura que la sola existencia de los derechos de los animales demuestra que la violencia pierde fuerza en el mundo.
“Es
como si los animales, una vez más, nos ayudarán. Y esta vez lo que
hacen es permitirnos buscar alternativas para una sociedad menos
violenta”, sonríe Leonardo.
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