Ejecuciones que denominan eutanasia pero, ejecuciones al fin
El Director General de Agricultura y Ganadería de la Junta de
Comunidades, le recuerda a los municipios de la provincia de Toledo que
la existencia de animales vagabundos está prohibida. Por tal motivo
obliga los ayuntamientos a que recojan a los perros y gatos sin dueño y,
si transcurrido el plazo legal, no son reclamados -¿quién va a reclamar
a animales sin microchip, que fueron arrojados a la calle o que jamás
tuvieron un hogar?- se autoriza su ejecución. A decir verdad en sus
protocolos la denominan eutanasia, pero como no se trata de enfermos
incurables sin otra alternativa para acabar con sus terribles
sufrimientos físicos y psíquicos no me sirve el miserable eufemismo. Y
digo miserable por su degeneración en boca de estos desdentados éticos,
que el Derecho a Morir Dignamente me parece eso: un derecho inalienable.
Entonces, la conclusión es que no se autorizan los animales
errantes pero se sigue permitiendo, con visado legal, la de criadores y
de vendedores de mascotas, con visado moral la de niños que se
encaprichan de un cachorrito y de padres que se lo compran, y con visado
de dejadez penal la falta de microchip o el abandono. Pues a la vista
de semejante jurisprudencia y por razones de coherencia abogo también
por siguiente:
Prohibir los drogadictos pero no los narcotraficantes.
Prohibir el olor a monte y animales quemados pero no los pirómanos.
Prohibir las gaviotas varadas en chapapote pero no los vertidos en el mar.
Prohibir las mujeres con hematomas pero no los maltratadores.
Prohibir los sesos de los suicidas desparramados en las aceras pero no los desahucios...
Y si después, a pesar de la legislación y del refuerzo del control,
nos encontramos con toxicómanos, caballos salvajes con quemaduras,
pájaros cubiertos de petróleo o chicas con el tabique nasal roto, podrán
ser asesin... ¡Perdón!, les podrá ser aplicada la eutanasia si nadie
los reclama y esconde superado el tiempo legal. Los que se habían tirado
por una ventana quedan excluidos de este apartado.
Claro, que también se me ocurre que podíamos prohibir que juren el
cargo políticos (y asesores-técnicos) inútiles en su imbecilidad y
crueles en su ignorancia, pero decía Goethe que contra la estupidez
hasta los dioses luchan en vano. Qué no será nosotros que no somos
dioses y las víctimas de la misma, que no son ni humanas.
Julio Ortega Fraile
@JOrtegaFr
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