por Maite Valderrama
El pronóstico para el futuro del planeta es realmente muy malo, no
se puede decir de otra forma, puesto que si la selva amazónica termina
convirtiéndose en sabana, significará que hemos fracasado...
El año 2010 fue declaro por la ONU como el año internacional de
la biodiversidad, en el que políticos de la talla de Angela Merkel
apelaron a detener la galopante perdida de diversidad biológica en la
Tierra, donde existen 2 millones de animales y plantas, aunque se supone
que el número real podría oscilar entre 3 y 100 millones, de los que se
extinguen diariamente 150 especies. El sapo dorado de Centroamérica,
algunas especies de palomas viajeras, la cotorra de Carolina, el asno
salvaje sirio, el guacamayo de Spix, el tigre de Bali, el tigre de Amur,
el tigre del Caspio o la tortuga Testudo atlas son especies que se han
extinguido en los últimos años, aunque “extinto” no es el termino
adecuado para definir como terminaron algunas de estas especies, mas
acertado sería decir que fueron cazados hasta la extinción.
Algunas especies de gorilas, el león asiático, el mono bonovo, el
orangután de Borneo o el lince ibérico son animales en peligro de
extinción, y que pueden desaparecer del planeta en pocos años. También
los elefantes de Borneo, los rinocerontes, los osos pandas, la ballena
azul, la ballena gris y los caballitos de mar se encuentran en una
situación parecida. Entre 1970 y 2006, la población de vertebrados se
redujo a un tercio, siendo los trópicos donde más pérdidas se han
registrado por la desaparición de peces de agua dulce.
Uno de los resultados obtenidos por la ONU dice que la huella
ecológica ha aumentado desde 1970, es decir, que el hombre abarca cada
vez una superficie más grande y otro informa sobre que las especies más
amenazadas son los anfibios y los corales. Igualmente la ONU ha nombrado
5 motivos principales: La tala indiscriminada de selva, el drenaje de
humedales, la sobreexplotación de los mares, la contaminación ambiental y
el cambio climático.
El cambio climático acidifica los mares de manera exagerada, lo que
atenta agresivamente con la vida de los corales. La contaminación por
fosfatos y nitratos procedentes de la agricultura y ganadería hace
aumentar la población de algas con lo que el número de peces disminuye.
Anualmente se destruyen 13 millones de hectáreas de bosque (una
superficie como la de Grecia). El 80% de los arrecifes de coral del
Caribe ha desaparecido y el 35% de los manglares se exterminaron en los
últimos 20 años. La revista alemana SPIGEL ONLINE publicó un informe en
el que se habla de una perdida del 94% de la población piscícola y que
por ejemplo en 1937 era posible pescar con los simples pesqueros de
entonces 14 veces más que hoy día con los pesqueros de alta tecnología.
Por poner un ejemplo concreto se podría decir que para pescar un fletan
se necesita hoy un esfuerzo quinientas veces mayor al que se necesitaba
hace 70 años.
El pronóstico para el futuro del planeta es realmente muy malo, no se
puede decir de otra forma, puesto que si la selva amazónica termina
convirtiéndose en sabana, significará que hemos fracasado. El renombrado
profesor y ecologista Edward Oswald Wilson dice que para la mortandad
actual no hay causas naturales pues la culpa la tienen las personas.
¿Pero cómo hemos podido llegar tan lejos?
Muchas personas se preguntan si no estaría también en manos del
hombre cambiar el rumbo de los acontecimientos, pero mientras que el ser
humano siga quitándole espacio vital a los animales de forma tan
desconsiderada, no se va a poder frenar la extinción de especies,
mientras se siga fomentando especialidades culinarias como el Sushi o la
sopa de aleta de tiburón los peces no van a ser protegidos, mientras
animales como el oso Bruno que fue abatido a tiros cuando cruzó de
Italia a los bosques alemanes, no sean respetados y protegidos, no
tendran la oportunidad de seguir viviendo con nosotros.
Hoy se sabe que el consumo de carne da lugar a la ganadería intensiva
y esta a su vez a que se talen grandes extensiones de selvas, dado que
se necesitan enormes cultivos de soja y otros piensos, o sea, que cuando
se come carne en realidad no se debería decir que se es amigo de la
naturaleza, porque con esa costumbre culinaria se contribuye en gran
medida a la extinción de las especies.
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