A
raíz de los hechos acontecidos el pasado 30 de diciembre en Mallorca,
en los que un caballo murió desnucado tras recibir golpes con una vara
de hierro por parte de su entrenador después de una carrera de ‘trot’ en
el Hipódromo de Manacor, PACMA quiere ahondar en el uso de caballos
para la práctica deportiva y sus consecuencias fatales.
Lo sucedido en Mallorca no es un hecho aislado. Que
se haya producido en público ha desatado la polémica en la sociedad y
los medios de comunicación, pero la realidad es que el maltrato durante
el entrenamiento de los caballos forma parte de la práctica deportiva en
sí.
La hípica, la doma, el rodeo, el polo o el
trot (práctica muy extendida en las Islas Baleares) suponen maltrato,
abuso y muerte para los caballos. Estos animales necesitan ser
entrenados para poder desarrollar los comportamientos antinaturales para
los que son utilizados. Este entrenamiento esconde una realidad muy
amarga, que basa su razón de ser en la consideración de los caballos
como recursos de los que se debe sacar un rendimiento, y que son
desechados cuando dejan de ser rentables.
Durante el entrenamiento se utilizan alambres de púas, fustas o látigos con descarga eléctrica, serretas
(pieza metálica con dientes aguzados que se coloca en la boca del
animal y que se vale del dolor que le produce la presión ejercida por el
jinete al tirar de las bridas), espuelas con las que golpean los lomos del animal o cuerdas que obligan al caballo a mantenerse con la cabeza agachada, lo cual le provoca graves lesiones cervicales y fuertes dolores, como se puede ver en este vídeo.
El entrenamiento de estos animales y su consideración
como recursos económicos es la cara oculta de un deporte considerado de
élite, aclamado en los Juegos Olímpicos y de gran peso en las casas de
apuestas.
Pero la realidad, es que estos animales viven explotados y cuando dejan de ser rentables son enviados al matadero.
En la situación económica actual, para más inri, el volumen de carne de
caballo ha aumentado debido al alto coste de su mantenimiento.
Hipódromos y particulares “propietarios” se deshacen de sus animales
para convertirlos en carne.
Afortunadamente, existen personas que les dan una
segunda oportunidad, los rescatan de estos lugares horribles y les
ofrecen un hogar seguro. Un valiosísimo ejemplo es la Asociación en Defensa de los Équidos,
que da cobijo y cariño a animales que jamás podrán recuperarse de sus
secuelas físicas y psíquicas tras entrenamientos y años de competición
terribles.
Desde PACMA queremos agradecer la labor de estas
personas y de todas aquellas que desde organizaciones, o anónimamente,
dedican su vida a darles una segunda oportunidad.
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