martes, 17 de abril de 2012

“Eres una bestia”. No, perdón, “eres un humano”

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¿Cómo nos calificarían los animales a nosotros los humanos si ellos hablasen? No es una broma. Ha sido un artículo de uno de los mayores novelistas vivos de Brasil, João Ubaldo Ribeiro, el que me ha inspirado este post.

João Ubaldo (2)Ubaldo debe ser uno de los pocos agnósticos de Brasil, donde es raro quien no cree en algo, pero el Domingo de Ramos pasado, deleitó en su siempre jugosa columna semanal en el diario O Globo, con una verdadera apología del borrico. Después de dar la noticia de que Brasil va a exportar a China cada año, trescientos mil borricos para fabricación de cosméticos, dice que se sintió triste porque se acordó del jumento de su infancia del Domingo de Ramos.

Con la ironía y el humor que caracteriza la deliciosa prosa de Ubaldo, el escritor carioca escribe que todo el progreso conspira contra el pobre borrico, ya que sólo un loco puede comparar un borrico a una moto y pide que, por favor, nadie quiera “modernizar la Biblia para lectores jóvenes y haga entrar a Jesús en Jerusalén montado en una moto”.

Tras demostrar por activa y por pasiva que el burro no sólo no es tonto, sino que es superinteligente, entre bromas y veras, el novelista aborda un tema que siempre me ha indignado: el modo como usamos a los animales para calificar a personas para denigrarlas o exaltarlas.
Borrico
Pocos animales tienen tanto sinónimos como el sencillo burro
, que puede ser también borrico, asno, pollino, jumento, rucio etc.

Quizás le gane el cerdo que puede ser puerco, marrano, cochino, verraco, cebón y que es todo menos poco inteligente: son sociales y curiosos y limpios. ¿Limpios los cerdos? Lo son, según los zoólogos. Ellos no harían nunca sus necesidades donde habitan y cuando se revuelcan en el lodo es para limpiarse de los parásitos y tener limpia su piel.

Recuerdo una anécdota al respecto que me contó el fallecido José Saramago en mi libro de conversaciones con él. Me contó que sus abuelos eran tan pobres que tenían una cerda para vender sus crías y que en el invierno, por miedo a que pudieran morirse de frio, se las llevaban a dormir con ellos en la cama.

Lo curioso es que hoy los humanos que tienen a los cerdos como prototipo de la suciedad, usan como terapia embadurnarse de lodo, como los cerdos para, como ellos, poder tener una piel más fina.

Tontos, idiotas, necios, torpes, zopencos, pollino, zafio son todos sinónimos de borrico con los que calificamos de poco inteligentes a los humanos. Y lo mismo hacemos con los denominativos del cerdo para descalificar a los humanos poco limpios.

Del film que aman los niños

Curiosamente, destaca sutilmente el novelista brasileño, solemos despreciar como poco inteligentes y usamos sus nombres para calificar a los humanos de tontos a los animales menos agresivos
y al contrario, usamos a los más violentos para ensalzarles, como león, tigre, lobo, águila, pantera, serpiente etc.

Es la demostración que en nuestro subconsciente es más valiosa la violencia que la mansedumbre, la astucia que la lealtad
. Es más valiosa y digna de encomio el ave rapaz que el pobre borrico. Nadie se siente ofendido si le califica de águila o de fiera, y sí de jumento o de cerdo o de gallina. ¿Y quien ha probado que es más inteligente un leopardo que una gallina? No lo es, pero representa mejor la violencia en nuestro mundo humano.

No es pues de extrañar que, después, en la vida cotidiana lleguemos consciente o inconscientemente a apreciar más a los humanos “fieras”, a los violentos, a los sin escrúpulos, a los que son capaces de triunfar pisando las cabezas de sus semejantes, que a los que ponen la otra cara, a los mansos, a los que prefieren perder que engañar, a los que son capaces de perdonar. En definitiva, preferimos y admiramos más a los violentos que a los mansos de corazón.

Y ahí viene mi pregunta inicial: ¿cómo nos calificarían a los humanos los animales si ellos pudieran hablar? Es algo que nunca sabremos, pero quizás podríamos imaginárnoslo. Por ello, por favor, dejemos de usar términos como “es una bestia”, es un “animal”, o es un burro o un cerdo. Digamos simplemente “!vaya humano"! y dejemos en paz a nuestros animales que en materia de violencia y de desvergüenza nosotros somos capaces de darles mil vueltas a todos los animales del Planeta.

NOTA

Gracias, Ubaldo, por ese elogio del borrico. Si ellos hablasen, seguro que te dirían, como un gran regalo: “Eres un pollino maravilloso”. Quién sabe lo que a los animales les evoca nuestro orgulloso apelativo de “humanos”.

Si alguien me llama de animal o bestia, juro que me siento halagado. Ojalá fuese capaz de ser tan sin rencor como mi gata o tan fiel como mi perro. No, no me ofende ningún nombre de animal y sí me ofenderían, por ejemplo, algunos nombres de humanos, empezando por, Hitler o Stalin que fueron capaces de sacrificar a millones de personas, con la mayor tranquilidad del mundo. Calificarles de “animales” sería hacerles un regalo. Eran "humanos", como nosotros, de nuestra misma especie e inteligencia.


Hitler-y-Stalin
http://blogs.elpais.com/vientos-de-brasil/2012/04/eres-una-bestia-no-perdon-eres-un-humano-.html

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