Pepe Gutiérrez-Álvarez | Para Kaos en la Red | Hoy a las 10:44 | 172 lecturas | 4 comentarios
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Como no podía ser menos, la España de siempre, la una y grande, es taurina por tradición y naturaleza. Lo ha dejado claro con un "por supuesto".
No le ha importado ni poco ni mucho que se esté dando un debate, que hayamos mucha, pero mucha gente que estamos contra ese espectáculo de atraso y muerte, y que cada vez hayamos más.
Es más, lo ha hecho con un gesto subrayado, militante, que nadie se crea que pueda ver dudas en la familia real, aunque a lo mejor algunos de sus componentes está inscrita en una entidad a favor de los animales, pero sí lo están, de momento no lo han hecho público. No hay duda: saben hacer sus inversiones, así por ejemplo este año uno de los Premios del Príncipe de Asturias se lo han otorgado a la Directora General de la OMS, la doctora Chan, cuyos méritos añadidos se habrán tenido que inventar (pero que más dá, ¿creen que algún periodista se va a fijar en ellos?, y silo hacen ¿quién lo va a publicar?). Todo suena de qué se trataba de contribuir al prestigio de la entidad justamente cuando su labor estaba siendo cuestionada con el asunto de esa pandemia de película que ha llenado las arcas de algunas multinacionales que, más que probablemente, estarán entre lasque financian el evento.
Nuestro rey obligatorio (al que algunos comediantes patéticos le llaman “rey republicano”), es un hombre de tradiciones. Este fue su gran argumento para justificar la persistencia de la corona, la tradición. Como sí no hubiesen tradiciones que matan y denigran, como es el caso de la fiesta taurina.
El hombre que va de bonachón mientras no se le lleva la contraria, dio un capotazo a los “gloriosos” toreros de la pasada Feria de Abril, todos ellos distinguidos con los Trofeos Taurinos 2009 por "la esencia del buen lance" del que, indicó, "nace un mundo cultural y artístico fecundo", palabras todas ellas que aparecieron escrita en el papel que leyó con el donaire que le caracteriza.
Está claro que entre sus tradiciones no está la de leer las tradiciones del pensamiento humanista y crítico. De haberlo hecho podría haber leído al escritor y biógrafo venezolano Carlos Brandt quien fuera amigo de Tolstoy y de Einstein, el mismo que en un artículo de prensa titulado `El Deporte Diabólico´ escribió agudamente que “la caza es un resabio que queda del hombre cavernario. Transcribimos a continuación un párrafo de dicho escrito: En tiempos de las monarquías absolutas tal clase de deporte se ponía en práctica con el objeto de que al Monarca se le fuera endureciendo la conciencia, y así tratara al pueblo sin compasión. Sin embargo, y en esa misma época, reinó uno de los monarcas más inteligentes que conoce la historia: Federico el Grande tan citado en sus juicios por Bolívar, y quién condenó el deporte de cazar”.
Es por aquí por donde hay que mirar la tortura taurina, rigurosamente argumentada, entre otros, por autores como Jesus Mosterín o Jorge Riechmann, cuyo nombre distingo en un libro que tengo en mi mesa, Razonar y actuar en defensa de los animales, editado por Libro de la Catarata con la Fundación Altarriba que recoge una serie de ensayos del mayor interés.
Claro, que sobre las declaraciones cabe hacer el siguiente pensamiento: nuestro rey obligatorio se ha tenido que implicar en la defensa de una fiesta denigrante cada vez más desprestigiada, y lo ha tenido que hacer porque se está dando desde abajo un movimiento de denuncia que ha llegado hasta el Parlament de Catalunya. Un movimiento que está cuestionando una de nuestras “tradiciones” más detestables, la tradición de martirizar a los otros animales.
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