Carta a Pilar Fanlo
Leo en el ejemplar del 15 de agosto del Diario del AltoAragón una carta dirigida por la Señora Pilar Fanlo a un Ayuntamiento del Alto Gállego que incluía entre los actos festivos a desarrollar un espectáculo para los niños llamado "A la caza del cochinillo" que consiste en usar con grasa al lechón y soltarlo para que lo persigan los niños hasta que lo capturen. Según mis noticias, tras las gestiones de Pilar Fanlo el acto no llegó a realizarse. Felicidades.
Iniciativas como ésta sirven para concienciar que todos los seres vivos merecen respeto y compasión. Guardamos ancestros que no por ser seculares deben ser seguidos a ciegas sino analizados a la luz de la racionalidad.
Cada vez hay más sensibilidad por los animales pero siguen los abandonos de gatos y perros a final del verano y se asoman cada mañana al súper buscando un alma compasiva...Es lamentable que en 2009 haya espectáculos como lanzar una cabra desde un campanario o soltar un novillo para que sea acuchillado por los jóvenes hasta la muerte...En el cerebro humano existe una amígdala que rige la vida emocional y debajo de la frente el córtex cerebral que debe servir para "corticalizar" la vida e intentar mejorar las decisiones humanas.
Ya decía el gran Montaigne que fue alcalde de Burdeos, "gran desgracia es haber llegado a la situación en la que la mejor prueba de la verdad sea la multitud de creyentes con un gentío en el que los locos superan tanto a los cuerdos". San Agustín también escribió "¡Qué apoyo para la sabiduría, una multitud de locos! (sanitatis patrocinium est, insanientum turba)".
Volviendo a la carta de Pilar Fanlo creo que merece el apoyo de los que consideramos que los animales merecen más respeto. Debemos fijarnos en iniciativas como las de los Ayuntamientos de Florencia y Atenas que destinan dependencias, alimentos y personal sanitario para controlar y cuidar los animales vagabundos.También creo necesario que las emociones que sentimos se transformen en objetivos y estructuras donde los animales sean atendidos con respeto y compasión en cada pueblo y en cada comarca.
Decía Tagore que "cada vez que un niño nace es que Dios todavía no se ha desengañado del hombre". A los niños hay muchas cosas buenas que enseñarles. El respeto a los animales es una de ellas. Esos cochinillos, sin grasa, son buenos amigos para la terapia.
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