lunes, 14 de septiembre de 2009

L'onso cantabrico enta debán, y o pirinenco?

CONSERVACIÓN | Nacen dos ejemplares híbridos

El oso cantábrico salta la autovía para reproducirse

Una osa fotografiada con sus tres crías en la Cordillera Cantábrica. | Fundación Oso Pardo

Una osa fotografiada con sus tres crías en la Cordillera Cantábrica. | Fundación Oso Pardo

  • Las dos poblaciones aisladas de la especie amenazada logran tener crías
  • Consiguieron aparearse pese al nudo de comunicaciones que las separa
  • De esta forma se supera el riesgo de endogamia provovado por su aislamiento

Debe resultar frustrante ser uno de los últimos ejemplares de una especie, que sólo queden un puñado más en todo el mundo y que éstos se encuentren lejos del alcance, sin posibilidad de entrar en contacto.

Esta situación de pesadilla posnuclear es la que viven los últimos ejemplares del oso cantábrico ('Ursus arctos'), el plantígrado exclusivo de la Península ibérica que sólo habita en la Cordillera Cantábrica. El gran mamífero ha logrado salir del trance de la extinción en el que se encontró hacia finales de los 80. Su población viene aumentando desde entonces, hasta llegar a los 130 que se estiman ahora. Pero el problema es que, desde mediados del siglo XX, están aislados en dos grupos que no entran en cotacto.

La llamada población occidental se distribuye por el Alto Sil leonés, parte de Lugo y un buen número de concejos asturianos, con un censo en torno a los 100 ejemplares. La población oriental, por su parte, es de unos 30, distribuidos entre el nordeste leonés, el norte de Palencia y las montañas cántabras. Lo que las separa es todo el corredor de comunicaciones que conecta la meseta con el interior de Asturias: la vía férrea hacia Oviedo, la carretera N-630 y, sobre todo, la Autopista del Huerna, cuyo trazado, por motivos de seguridad vial, está vallado para evitar el paso de la fauna.

Cruce genético

Demasiados obstáculos y demasiado juntos para que un animal muy exigente respecto a la calidad de su territorio se aventure. Hasta ahora. Porque la Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias acaba de anunciar que existen dos ejemplares de oso pardo cantábrico «nacidos de la comunicación genética entre las poblaciones oriental y occidental». Es decir, hay dos híbridos que tienen como progenitores a especímenes de ambos lados.

José Félix García Gaona, director general de Biodiversidad y Paisaje de Asturias, no quiere lanzar las campanas al vuelo, pero explica que el «cruce genético entre poblaciones abre nuevos horizontes a la conservación de la especie».

Todo el mundo de la conservación ansiaba un hallazgo así, porque la principal amenaza que tiene el oso es la endogamia provocada por el aislamiento. La falta de mezcla origina una depresión genética que puede hacer más vulnerables a las nuevas generaciones y la población oriental, con sus escasos 30 ejemplares, era la que más expuesta está a ese riesgo de deterioro, explica García Gaona.

Por eso es una buena nueva que algunos hayan logrado traspasar el entramado de asfalto y raíles tejido por el hombre. La confirmación de la noticia se debe al trabajo de campo de la guardería ambiental y a las investigaciones realizadas por los genetistas de la Universidad de Oviedo. Y es que el laboratorio ha sido esencial para el descubrimiento ya que, en realidad, no hay dos oseznos que mostrar a las cámaras, sino la evidencia de que existen.

Restos de pelos y heces

«Desde hace años se está recogiendo material de diversos ejemplares para caracterizarlos genéticamente, algo que, dicho así, queda muy sonoro, pero que en la práctica consiste en tomar restos de pelos o de heces en el monte para proceder a analizarlos», explica García Gaona. Esta tarea ha permitido conocer a los diversos ejemplares en función de sus características genéticas. Es posible saber a qué población pertenecen y también su género.

Gracias a ello, en los últimos años había constancia de que al menos cuatro ejemplares habían pasado desde una población a otra, gracias a los rastros que habían dejado lejos de su lugar de origen. Uno de ellos, incluso, dejó pistas suficientes para adivinar la ruta que había seguido en su desplazamiento.

Y ahora ha llegado el paso adelante que faltaba al confirmarse que dos muestras recogidas en el Parque Natural de Redes en 2008 pertenecen a dos ejemplares que son hermanos y mezcla de un macho occidental y una hembra oriental. Fue el padre el que pasó desde su núcleo, en el lado occidental, más numeroso en osos, hasta el desabastecido flanco oriental.

La Consejería de Medio Ambiente de Asturias alberga «sólidas expectativas» de que puedan ser encontrados otros ejemplares híbridos más adelante. Siguen quedando muy pocos osos, pero ya no están tan solos.

Pasillos para la fauna

¿Cómo pasan los osos de un núcleo de población a otro, con una autopista de por medio? El misterio lo aclara el director general de Biodiversidad y Paisaje al indicar que no la cruzan literalmente, sino que la esquivan.

La Autopista del Huerna tiene siete túneles a su paso por la zona osera y el mayor de ellos llega hasta los dos kilómetros de longitud. «Funcionan como un corredor biológico para la fauna», explica Gaona. «La vía del tren y la carretera no son obstáculo para ellos; la autopista sí, pero usan la parte soterrada para pasar por encima.

De este modo, potenciar las zonas de paso es la gran línea de trabajo de la conservación del oso. La Administración y organizaciones civiles como FAPAS y la Fundación Oso Pardo estudian los corredores más aptos e intentan mejorar sus condiciones. FAPAS, por ejemplo, siembra árboles frutales, instala colmenas y sensibiliza a la población rural para adecuar las zonas clave para el paso de osos.

En el mismo sentido, la consejería asturiana se reafirma en su apuesta por mejorar los hábitats y crear corredores seguros. El fin último, explica García Gaona, no es sólo que pasen, sino que colonicen el territorio que hay entre ambas poblaciones.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/09/06/ciencia/1252254032.html

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