domingo, 27 de julio de 2008

Chenerazions perditas, chenerazions benideras

Caldrá asperar a que as nuebas chenerazions que ban plegando faigan os posibles ta poder biyer, bibir y espleitar unas fiestas libres de crueldá. As nuestras chenerazions, ye de dar que son perditas, a lo menos en parte d'iste país y, más que más, en ista ziudá. Una importán parte d'os nuestros bezinos podrán eslechir istos días laurentinos por ir-se-ne a minchar t'a plaza de toros. Ixe gran restaurán en o que has de pagar asabelo por dentrar-ie y, en pagas d'ixo, has de lebar a comida y a bebida de casa tuya. Autentico como terrorifico. A realidá, ta que engañar-nos, ye que os nuestros bezinos tornarán a emplir un atro año más a plaza. Y entre plato y plato, surbet y surbet, baile y baile pasarán a tarde de cara a o sol, contentos. Cosa se les ne dará si bi ha dibersión. A mayoría pasarán a beilata supuestamén allenos a o que ocurre realmén en o rezinto. Rai que en o ruedo un animal, un tranquilo erbiboro, lo torturen dica que muera. A dengún se le'n dará cuan le emprenzipien a clabar as "banderillas", arpons de 8 zm., e ixe bonico negro intenso emprenzipie a tintar-se de royo. Ixo rai. A mosica d'as charangas y l'alcol lograrán transformar o más cruel d'os espectaclos consetitos por as nuestras leis en o más ipocrita y sobrebueno festín. O "picador" estricallará a o toro sin que un sólo caráuter cambee, a sangre esbotará sin que a dengún se le escañe a comida. Sin produzir una triste arcada en o publico asistén. No bi abrá conzenzia que se trestuque. O toro será apuñalato furamén, cayerá reblato en l'arena, escotolará deseyando morir mientres os nuestros bezinos riden y bailoteyan. Ni sisquiera una glarima compasiba recorrerá os suyos carrillos. Serán capables d'estremolezer-sen cuan o telediario ofrex unas imáchens grabatas a amagatons en as que un ombre atocha a un can. S'alticamarán a escape. Y se preguntarán ¿cómo ixe... no ye entre rellas? Pero serán capables de minchar un buen plato de macarrons y pillar-sen una buena zorrera ignorando, u querendo ignorar, as barbaridaz que se son cometendo a cuatre pasos d'o suyo posiento. Isto en o millor d'os casos, prou que sí, o d'aquels que a suya sensibilidá s'abiene a las zircunstanzias (sic). Soziedá de pobres balors. Dimpués estarán, prou que sí, ixa atra parte, en a ziudá minoritaria, pero mica insignificán, que espleitan biyendo como un animal ye torturato salbachemén. A l'ombre d'o telediario le dirán que ye cruel, barrenau, dolén... ¿Y alabez que son, pos, os taurinos? Me pregunto yo. O que ye bien bisto y o que ye mal bisto. Mal bisto atochar a un can, bien bisto torturar a un toro. De barrenaus. A Uesca d'o sieglo XXI.

Fa bel tiempo que un amigo, sin sangre en a pocha, dimpués de biyer un bideo antitaurino grabato en a ziudá, comentaba que no quereba que o suyo fillo medrase en una soziedá capable de fer ixas barbaridaz a un animal. Güe parix que ixos deseyos caminan lexos de fer-sen y con os suyos zinco añez, o nino malamén tienga a fortuna d'educar-se en una soziedá que siga respetuosa con a resta d'os sers bibos y, que a lo menos, bede ixa tortura. Güe he tenito o goyo de conoxer una nueba "sobrina", que con os suyos cuatre días emprenzipia a fer garras por iste mundo que entre toz construimos día par d'atro. Por os dos chicorrons, por Irati y Fer, por Ana y por tantos d'atros, merex, sin garra duda, a pena un atro año más fer un poder, una pausa en as fiestas y por ya dezeno año, debán d'a plaza de toros manifestar-se en cuentra d'a crueldá. Poquet a poquet, soi seguro, ye posible que un día, mesmo Uesca, será capable de meter punto y final a ixas fiestas cruels que con toros, vaquillas, burros u ponis como protagonistas, se zelebran paralelas a las que muitos de nusatros bibimos.

Pos ixo, nos biyemos un atro año más a tarde d'o 10 d'agosto debán d'a plaza de (torturas) toros.

______________________________________________________


Habrá que esperar a que las nuevas generaciones que van llegando tomen las riendas para poder ver, vivir y disfrutar unas fiestas libres de crueldad. Nuestras generaciones, está claro que ya están perdidas, al menos en parte de este país y especialmente en esta ciudad. Una importante parte de nuestros vecinos optarán estos días laurentinos por ir a comer a la plaza de toros. Ese gran restaurante en el que te clavan un sablazo por entrar y encima te tienes que llevar la comida y la bebida de casita. Autentico como terrorífico. La realidad, para que engañarnos, es que nuestros paisanos volverán a llenar un año más la plaza. Y entre plato y plato, trago y trago, baile y baile pasarán la tarde cara al sol, felices. Nada importará en pro de la diversión. La mayoría pasarán la velada supuestamente ajenos a lo que sucede realmente en el recinto. Dará igual que en el ruedo un animal, un tranquilo herbívoro, esté siendo torturado hasta alcanzar la muerte. Nadie se conmoverá cuando le empiecen a clavar las banderillas, arpones de 8 cm., y ese precioso negro intenso comience a teñirse de rojo. Nada importará. La música de las charangas y el alcohol lograrán transformar el más cruel de los espectáculos permitidos por nuestras leyes en el más espléndido e hipócrita festín. El picador destrozará al toro sin que un sólo rostro palidezca, la sangre brotará sin que a nadie se le atragante la comida. Sin producir una triste arcada en el público asistente. No habrá conciencia que se corroa. El toro será apuñalado brutalmente, caerá rendido a la arena, se retorcerá deseando alcanzar la muerte mientras nuestros vecinos ríen y bailotean. Ni tan siquiera una lágrima compasiva recorrerá sus mejillas. Serán capaces de conmoverse cuando el telediario ofrece unas imágenes grabadas de estrangis en las que un hombre golpea con una vara a un perro. Se les pondrán los pelos de punta. Y se preguntarán ¿cómo ese... no está entre rejas? Pero serán capaces de comerse un buen plato de macarrones y pillarse las mayor de las cogorzas ignorando, o queriendo ignorar, las barbaridades que se están cometiendo a cuatro pasos de su asiento. Ésto en el mejor de los casos, claro, el de aquellos cuya sensibilidad se amolda a las circunstancias (sic). Sociedad de pobres valores. Luego estarán, por supuesto, esa otra parte, en la ciudad minoritaria, pero para nada insignificante, que disfrutan viendo como un animal es torturado salvajemente. El hombre del telediario será tachado de cruel, de loco, de enfermo... ¿Y entonces que son pues los taurinos? Me pregunto yo. Lo bien visto y lo mal visto. Mal visto golpear a un perro, bien visto torturar a un toro. De locos. La Uesca del siglo XXI.

Hará un tiempo un amigo conmovido tras ver un vídeo antitaurino grabado en la ciudad, comentaba que no quería que su hijo se criara en una sociedad capaz de hacer semejantes barbaridades a un animal. Hoy por hoy, parece que esos deseos caminan lejos de cumplirse y con sus ya cinco años el pequeño difícilmente tenga la fortuna de educarse en una sociedad que sea respetuosa con el resto de seres vivos y, que menos, que prohiba esa tortura. Hoy he tenido el placer de conocer a una nueva "sobrina", que con sus cuatro días comienza su andadura por este mundo que entre todos construimos día a día. Por los dos pequeños, por Fer e Irati, por Ana y por tantos otros, merece sin duda la pena un año más hacer un esfuerzo, una pausa entre las fiestas y por ya décimo año, frente a la plaza de toros manifestarse en contra de la crueldad. Granito a granito, estoy seguro, es posible que un día, incluso Uesca, será capaz de poner punto y final a esas fiestas crueles que con toros, vaquillas, burros o ponies como protagonistas, se celebran paralelas a las que muchos vivimos.

Lo dicho, nos vemos un año más la tarde del 10 de Agosto frente a la plaza de toros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario